La inmoralidad del adoctrinamiento infantil - 4
Difícil suele ser la "otra" conversión --paso de ser crédulo a persona normal-- cuando ha habido adoctrinamiento intenso y persistente en la infancia y adolescencia, pongamos de los 7 a los 15 años.
| Pablo HERAS ALONSO
Las ideas religiosas, hasta ayer, han venido siendo inculcadas en la infancia. Son ideas-fuerzaque, en el niño, aparte de crear un mundo imaginativo, generan sentimientos, ilusiones, conciencia y criterios morales. Son, por ello, diferentes a los cuentos, a las fábulas o leyendas que, al llegar a determinada edad, quedan en el lugar que les corresponde, la imaginación.
Las creencias inculcadas en la niñez podrían correr un camino paralelo si no estuvieran asociadas a otros aspectos y a otros valores.
Son ideas, por otra parte, “reforzadas”. En los pasados decenios, la familia procuraba la instrucción y vivencia elemental de la religión. El niño no sólo oía explicaciones que, inconcebibles en sí, él sentía como normales por venir recibidas de sus padres; pero, además, veía cómo dichas enseñanzas eran practicadas por cuantos constituían su entorno social. Este refuerzo tenía una enorme eficacia en su mente.
Añádase que luego, en la escuela, el niño desarrollaba y ampliaba esos conocimientos elementales adquiridos en la familia, memorizando infinidad de tópicos (tómese esta palabra en el sentido positivo) o ideas-fuerza que le servían como guías del pensamiento.
A todo ese entramado familiar y escolar, imaginativo y conceptual, se añadía la práctica semanal, en algunos colegios diaria; las festividades que jalonan el año, los acontecimientos especiales como fiestas del lugar, procesiones, rogativas, primeras comuniones, viáticos, etc. etc.
Frente a todo eso, la mente normal no era, no es capaz de generar por sí misma no ya estructuras, hábitos o criterios mentales, pero ni siquiera pensamientos. Porque, además, dichos pensamientos tenían la connotación negativa de “ser pecado”, adquirían un valor moral impropio de cualquier verdad.
¿Cómo no decir que sólo cuando se ha salido de ese mundo crédulo es cuando uno se da cuenta de la irracionalidad de tales ideas y de lo absurdo de tales prácticas? Una idea-verdad no necesita de rodrigones para su mantenimiento.