A la resurrección de Cristo le traición de los detalles.


Hay cuatro relatos de la Resurrección. Algunos se han tomado la molestia de poner en cuatro columnas dichos relatos y cotejarlos simultáneamente.

Las conclusiones pueden ser bien distintas a lo que el pueblo fiel, que no se fija en detalles, sabe: a la postre lo que en éste queda no son los detalles, queda lo esencial, que Jesucristo resucitó al tercer día de haber muerto, "valde mane, una sabatorum", muy de mañana al día siguiente al sábado, el "dies dominica". Esta "verdad" es el asunto central y medular de la fe, la esencia de lo que se cree, aquello sin lo cual no hay fe cristiana.

Una "verdad" insuflada en la niñez, repetida machaconamente, oida durante toda la vida (sin sentido crítico alguno), explicada hasta la saciedad, creída a pie juntillas (sólo con la garantía de la palabra)... llega a hacerse realidad mental. No tiene discusión. No se puede arrancar así como así. Se admite.

Esto sucede con la "resurrección". Normal que se crea. Normal aunque inadmisible. Normal pero imposible, porque lo que dicen biología, evolución, experiencia y razón es que si alguien resucita o bien no estaba muerto o bien no hay tal resurrección. Ese Jesús con toda probabilidad real, fue crucificado y murió. El que resucitó ya fue un personaje "de cuento", de fábula, de invención.

Y en el juicio de la razón, el veredicto es claro: "¿Cómo interpretar lo que nos dicen o a quién conceder credibilidad, a la propia razón, a lo que dicen ciencia y experiencia, a la vida... o a unos relatos fantasiosos difundidos a fuerza de fuerza?". "El que quiera creerse los cuentos, que se los crea si le son de provecho, pero que no engañe a los demás desde cátedras tan solemnes como el baldaquino vaticano".

Es normal, decimos, que eso de la resurrección se siga creyendo: verdad machaconamente expuesta, etc.Pero dicha verdad proviene de ciertos relatos que no concuerdan. De ahí que sea normal hasta cierto punto, porque los detalles se olvidan y están ahí, en los mismísimos evangelios que --éstos sí, no lo olvidemos-- dicen que son hechos revelados. Si todo lo revelado ha de ser cierto, cuánto más ha de serlo la esencia de lo esencial.

Los Evangelios hablan de la resurrección del mesías y el teólogo primero, el paulino, insiste repetidamente en tal hecho: "Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe", como se leía en la misa de Resurrección. [Para nuestros adentros, la fe no es vana, lo que es vana --digamos ficticia-- es la resurrección. Vergüenza produce el tener que contender y decir que todo es fruto de una alucinación... ¡A estas alturas!]

Nadie puede ni juzgar a los demás ni saber los entresijos del pensamiento de los otros, porque una cosa es "no pensar" y admitir que sí, que esto es así; otra saber realmente si hay alguien que crea que un humano puede resucitar o si en realidad resucita porque no estaba muerto; y otra tercera, que alguien positivamente lo crea.

Dejemos aparte lo dicho anteriormente y, puestos a conceder, concedamos como válido, por realmente cierto y por verídico lo que se cuenta: Cristo resucitó y "vale ya". Insistimos en que este hecho es "fundante", primordial. Igual de primordial ha de ser tener que caer del guindo de por qué existe tanta discordancia entre los narradores.

Traicionan los detalles, no cuadran.

En un juicio se dilucida la verdad, y a veces se llega a ella: son los detalles y las nimiedades las que tiran del hilo de la verdad. Sucede lo mismo con las mentiras más descaradas: lo que traicionan siempre son los detalles. Algo similar a lo que está sucediendo con la "verdad oficial" de la matanza de Atocha de 2004: todavía revolotean por ahí unos gramos de polvo que "no cuadran" con la versión oficial. Quizá sea ése el cabo...

Después de exordio tan largo y por más que se conozcan, recordemos esos detalles que acompañan al magno acontecimiento-cimiento de "nuestra" fe:

1. Mateo:

--Habla de José de Arimatea --discípulo de Jesús, dice-- que se encarga de todo, de lo legal y de lo ritual. Pide el cuerpo a Pilato.

--Ante el sepulcro, propiedad de José, están Magdalena y "otra" María.

--Lo de la resurrección era algo conocido por todo el pueblo, de ahí el poner soldados para su custodia.

--Los soldados fueron sobornados para que dijeran que el cuerpo había sido robado [invento gratuito de Mateo: ¿no estaban allí para no fuese robado? ¿No se iría a saber algo tan portentoso? ¿Y los soldados no temerían el castigo por tal robo?]

--Terremoto, un ángel que remueve la piedra, su aspecto de relámpago, guardias como muertos, hablan a las mujeres que estaban allí...

--Cuando los discípulos reciben la noticia ¡no se la creen! a pesar de que todo el pueblo "sabía" que iba a resucitar, de que Jesús se lo había predicho a los discípulos, lo mismo que su pasión...


2. Marcos y Lucas:

--José es ahora un consejero del Sanedrín, no discípulo, y el cuerpo de Jesús, todavía en la cruz, estaba custodiado por el centurión.

--Las mujeres ayudan a amortajar el cuerpo.

--En la resurrección hay tres mujeres; van el domingo a ungirle (¿no lo habían hecho ya?), se preguntan por la piedra, la ven removida, ven a un joven dentro vestido con túnica blanca, les dice que vayan a Galilea.

--Lucas habla de que no hallaron el cuerpo; cita dos jóvenes con vestidos resplandecientes; aquí ya son tres mujeres, Magdalena, Juana (¿?) y María de Santiago; corrieron a decírselo a los 11 "y a todos los demás" (¿?), Pedro se levantó, acudió al sepulcro y regresó a casa admirado.

--En Mc 16, 8 se dice que "a nadie dijeron nada" [las mujeres] aunque a renglón seguido Magdalena se lo cuenta a los once, que lógicamente no la creen [quizá por ser mujer; quizá porque en Lc 8,2 habían salido de ella siete demonios; quizá porque estaba "más allá que p'acá"]


3.Juan:

--José de Arimatea es discípulo y es el que toma el cuerpo.

--aparece Nicodemo (¿?), que unge el cuerpo y ayuda a amortajarlo.

--Lo ponen en un sepulcro que está en un huerto (¿?) por las prisas.

--Al sepulcro sólo acude Magdalena (¿a qué?); ve corrida la piedra; regresa y avisa a Pedro y Juan; Juan corre más pero no entra, le deja pasar a Pedro(¿?); regresan; se queda Magdalena llorando y ¡ahora ve a dos ángeles! (por cierto, sin tener noción alguna de seres que nunca había visto, ¿cómo sabía que eran ángeles? que diría Sartre); la consuelan, se da la vuelta y ve a Jesús, pero ¡¡¡no conoció a Jesús!!!, pensaba que era el encargado del huerto. Sólo al decirle "María", lo reconoció.


No es posible editar los textos a tres columnas para ver las contradicciones, pero son tan flagrantes que, primero, lo de revelación chirría por todas partes y, segundo, lo de "hecho" real...

Arguyen que lo fundamental es la resurrección, que es lo único que celebra la Iglesia y lo que se deduce de los cuatro relatos. Pues entonces ¿para qué los detalles anecdóticos, los detalles humanos? ¿Quieren insuflar realismo y verosimilitud a lo increíble? ¿Y no podrían haberse puesto de acuerdo? Insistimos, los detalles nos dicen que, en un hecho tan trascendental, hay gato encerrado. Demasiadas discrepancias

¿Se debe a una acumulación de relatos? ¿A un hablar de oídas? ¿A un "me dijeron", un "según cuentan"? ¿O quizá es un "me invento lo que sea" que, en el fondo da igual?

¿Por qué tantas contradicciones?

No se olvide que los relatos --según ellos mismos dicen, aunque no parece ser así-- proceden de testigos directos; que los tres primeros Evangelios, dicen, se escribieron con pocos años de diferencia; que Marcos sirvió a los otros dos de referente y, sobre todo, ¡que son textos inspirados por Dios!



El dato de la presencia de Pedro en el sepulcro, que se cita en Lucas y Juan, realmente sorprende. ¿Cómo Marcos, el más cercano a Pedro y tan interesado en su supremacía, no lo supo? ¿Y cómo Mateo tampoco? ¡Era éste un hecho fundamental!

Hay otro asunto que choca: los apóstoles estaban hartos de ver milagros de Jesús, incluso resucitando muertos; habían oído la predicción de su resurrección (Mc 8,31; 9,30; 10,33); lo sabían de sobra; y sin embargo ¡no creen que haya resucitado!

Las conclusiones que sacamos de todo ello son las que son:

1ª) No puede hablarse de un hecho histórico, con lo que ello supone para la Iglesia el defender un Jesús histórico diferenciado de otras religiones míticas. La resurrección resulta un mito como tantos otros.

2ª) El relato es una producción, una elaboración, un relato mitológico, para realzar el carácter "sobrenatural" del personaje que se quiere divinizar.

3ª) Otra deducción clara es que con tanto hecho pretendidamente real, sobre todo en Marcos y Mateo, buscan contraponer la figura de Jesús a otros dioses o héroes de la época, especialmente Mitra, que también resucitan. A Juan esto ya no le importa, escribe para otro ámbito cultural y bajo otros supuestos(entre ellos, el momento álgido del gnosticismo). De ahí que las fantasías sean aún mayores.


Cuando leemos y estudiamos la historia de personajes reales, cuando escarbamos y revolvemos una y otra vez hechos históricos, adquirimos una cierta empatía con los personajes, empatía humana, cercanía, vivencia de sus vivencias. No sucede así con los Evangelios: después de tanto leer, meditar sobre ellos, volver y revolver, conocerlos de memoria, uno no siente esa cercanía vital, esa empatía humana, esa unión con sus personajes. Son otras consideraciones las que unen a los creyentes con tales seres fantasmales. Siempre queda de por medio la distancia de lo irreal.

Lo mismo podría decirse del tipo de sociedad donde los hechos neotestamentarios sucedieron, poniendo como ejemplo el momento álgido de la Pasión, la muerte del protagonista. También son los detalles los que traicionan, detalles por los que navegan como pasando sobre ascuas, porque lo que realmente provocarían sería escozor mental, caso de que pensaran en ello.

Sucinta relación que se puede leer en Mateo 27,50 ss:
--la tierra queda sumida en oscuridad durante tres horas;
--el velo del Templo se rasga;
--se produce un temblor de tierra;
--se parten las rocas;
--se abren los sepulcros;
--resucitan algunos muertos [santos difuntos];
--se pasean por la ciudad a la vista de todos(!);
--el centurión certifica que era Hijo de Dios...


¿Alguien cree hoy que todo esto sucediera? Pues si tal relato no es real ¿qué interpretación dan a este texto "revelado por Dios"? Se podría pensar en una interpretación simbólica (las notas de alguna de las 6 biblias que tengo en casa van por ese camino) Y si es así, ¿no lo será también el resto? ¿Por qué esto no y lo otro sí?

Si hubiera sido verdad, ¿cuál hubiera sido la reacción del mundo ítalo-greco-judío? (No olvidemos la avidez que sentían por los prodigios y por cualquier novedad misteriosa...)

Divaguemos y hagamos prospección histórica a la inversa:

--sería noticia que se divulgaría por todo el Imperio;
--que recogerían todas las historias de ese tiempo;
--el Emperador Tiberio con toda seguridad viajaría a Jerusalén;
--Poncio Pilato habría sido enviado a prisión;
--se habrían producido conversiones en masa;
--se hubiera dado una peregrinación universal al Calvario;
--todos se postrarían con veneración ante sus discípulos, serían sacados en hombros, se daría una exaltación popular mayor que con la entrada de Jesús en Jerusalén;
--inmediato reconocimiento del mensaje salvador de Jesús;
--reconocimiento del Mesías por parte de los judíos;
--fin de la Torá y del A.T.;
--reconocimiento universal de Jesús como Dios, como hizo el centurión;


Y sin embargo nadie pareció enterarse; todo siguió como antes; la Pascua se celebró con la tranquilidad de antaño; allí quedó un ajusticiado más [que como siempre dice el vulgo, "algo habría hecho"]; la Iglesia tampoco puso mucho empeño en comprobar la historicidad de tales acontecimientos... (Harto tiene con hacer frente al trasiego de obispos de unas a otras diócesis).

INSISTO : ¿unos hechos son históricos, es decir, reales y otros no? Ya que en castellano parece no entenderse, preguntamos en la lengua de los Imperios: cur? why?.
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