Las transmutación de Jesús en Cristo por "Sampablo" (y 3)


La figura de Pablo de Tarso tiene una importancia no sólo relevante sino fundante en el cristianismo.

El dilema surge entre el “Jesús histórico” que esgrime la Iglesia frente al “Cristo mitológico” que se desprende de cualquier estudio serio del asunto.

Nada se puede deducir de documentos contemporáneos inexistentes. Tampoco casi nada real de los Evangelios respecto a la “entidad físico-psicológica” de Jesús.

En la pluma de Pablodetarso y adláteres derivó hacia un ente que, ya desde sus primeros inicios, fue pasando de personaje eximio y profeta, a Mesías y ungido de Dios; luego a “sóter” o salvador y, finalmente, a “logos”, verbo hecho carne.

Profeta, asimismo, cuyo verbo mesiánico mudó de un inconcreto mesianismo de tintes terrenales al anuncio de un reino celestial accesible por la “metanoia” personal y la fe en Cristo resucitado...

Un Mesías anhelado y por tantos motivos anunciado en el Antiguo Testamento que muere, era algo tan contradictorio que no se podía aceptar: de ahí que, por paradójico que parezca, tuviera que vencer, victoria no ya sobre los que le habían crucificado sino transmutada hacia la dirección querida por el "tarsiano".

Ésta fue la intuición o visión genial de Pablodetarso, la que le cegó y al mismo tiempo le iluminó: en Jesús/Cristo encontró la revelación de las revelaciones, la unión de Oriente y Occidente, la clave de bóveda que sostenía helenismo, judaismo y religiones del entorno, mesopotámica y egipcia.

El mensaje entendido de forma grosera por sus discípulos --una salvación político-sociológica--, mutó en un mensaje de conversión y “metanoia” personal; ahora el Reino preconizado era “un” Reino bien distinto, necesariamente distinto; el Mesías tuvo que vencer a la misma muerte; y, por encima de todo, ese Jesús/Mesías/Salvador, que en vida era un "hijo de Dios" como cualquier judío lo era, fue elevado a la categoría de “Hijo de Dios”, con todas las mayúsculas posibles.

Del personaje real que conocieran sus discípulos no quedó nada tras pasar por el tamiz paulino.

Y de los vaticinios del A.T. no hay nada que se parezca en el N.T.: Mesías hecho Dios, Logos creador, Salvador engendrado por el mismo Dios en el vientre de una virgen, consustancial al Padre, muerto resucitado glorioso...

¡Cómo no iba a tener interés Pablodetarso en desvincularse él mismo de su origen judío y cargar toda la culpa de su muerte sobre el “pueblo elegido” y no tanto en los romanos! (1) ¡Cómo no iba a chocar hasta con el mismísimo Pedro! Y ya se sabe que los escritos interesados --Hechos de los Apóstoles-- sólo dejan traslucir una mínima parte de la realidad.

Los Apóstoles, a la vista del verbo encendido del advenedizo, debieron poner tal cara de espanto que aún deben estar haciéndose cruces de lo poco que sabían de su Maestro.

Cristo venció a Jesús por elevación, que no por asunción.

El trauma de la cruz supuso la mutación hacia una realidad no humana sino divina y así se inició una tradición que se fue imponiendo sobre un sustrato mitológico, el que imperaba en ese tiempo, sentimiento común preexistente de “dioses mistéricos salvadores”.

Es seguro que nada de esto aparece en el libro recientemente publicado por el portavoz de la Conferencia E.E. Martínez Camino, "Jesús de Nazareth.La verdad de su historia".

Pero por lo mismo que tal risueño portavoz no va a leer estos tres artículos dedicados al eximio Pablodetarso, tampoco el que esto escribe se dignará posar la vista en algo de lo que, a la postre, tendría que decir: "Más de lo mismo", "esto ya me suena", "nihil extra novum".

(1)El mensaje del Evangelio de Lucas, evangelista en la línea trazada por Pablo de Tarso.
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