Toda Opus

“Toda” – casi toda- no es otra que la Iglesia, y el “Opus” es y está suficientemente definido en multitud de lugares, tiempos y ocasiones.

La noticia fue y sigue siendo así de simple, y en principio, incolora: “el periodista estadounidense Geor Burke, de la “Fox Newpy”, y miembro del Opus Dei, ha sido nombrado el máximo responsable para mejorar las relaciones de la Iglesia con los medios de comunión social”. Después de invocar el correspondiente rosario de su eximia capacitación para ocupar tal cargo, se acentúa el dato de que “continuará como portavoz de la Santa Sede el padre Lombardi, de la Compañía de Jesús”

. Con el conocimiento y experiencia mínimamente profesionales, a cualquiera le es dado llegar a la conclusión de que tal nombramiento, en el marco de las circunstancias en las que vive la Iglesia- institución en la actualidad, y hasta en sus máximas instancias, con la lógica proyección en el mundo, es de transcendental importancia.

. Con respeto y toda clase de pretextos y exculpaciones exigidas por el compañerismo, dando por supuesta la meritoria labor que llevan a cabo los profesionales de los gabinetes de prensa, huelga destacar que a ellos los acreditan fundamentalmente sugerir, y la mayoría de las veces, también redactar, los discursos, y cualquier otra intervención, escrita u oral, cuyo destinatario es el pueblo en sus distintos grados o niveles. Recopilar las noticias que de alguna manera se relacionan con las personas o la institución a los que los gabinetes de prensa atienden y sirven, y de los que perciben los emolumentos pactados, también es su tarea.

. En la Iglesia –curia oficial, la actividad de los periodistas es ciertamente delicada y embarazosa. El entorno de la Santa Sede está definido, de por sí, por el misterio divino y, si se quiere, igualmente humano. El lenguaje del que es preciso servirse para la comunicación, tiene que ser, y es, inextricable y confuso. La verdad, llaneza y espontaneidad no siempre son su ” fuerte”, sino todo lo contrario. A esta circunstancia hay que añadir que la comunicación de quienes componen la curia, y el mismo Papa, está cargada de oficiosidad, de apariencias, de protocolo y de miedos “reverenciales” y de los otros. Para su demostración basta y sobra con asomarse a la sección del “L´Osservatore Romano” correspondiente a las “ audiencias” de las personalidades que recibe, y con las que conversa y se comunica. Descubrir y conocer al Pueblo de Dios, y al mundo en general, por medios tan “recreados” de títulos y de reverencias, equivale a preferir “vivir en el mejor de los mundos”.

. Otra actividad de los gabinetes de prensa, la de recopilar las noticias, les resulta extremadamente ardua a los profesionales del ramo “eclesiástico”. A los mismos, por profesionales, les es exigible insertar en el listado de informaciones también las desfavorables a la gestión de la Iglesia y al comportamiento de sus principales representantes, por muy críticas y hostiles que ellas sean y así las presenten.. Muchos profesionales, fieles a su vocación, tan sagrada como la religiosa o la clerical, no están dispuestos a escribir al dictado, ni a seleccionar las informaciones, en conformidad con los intereses personales, de grupo o institucionales.

. El nombramiento de un miembro del Opus Dei, al margen de sus convicciones como profesional del periodismo, “para mejorar las relaciones de la Iglesia con los medios de comunicación”, corre el riesgo de que, una vez más, y en mayor proporción, los principios del Opus, su concepción de Iglesia, mística y ascética y los procedimientos para imponer su estilo de religiosidad, se reforzarán aún más y hasta sus últimas, o penúltimas, consecuencias.

. Una buena parte del Pueblo de Dios piensa y actúa eclesialmente de modo distinto al Opus, sin que sus procedimientos y normas sean de su agrado “religioso”, rechazando que de alguna manera les sean impuestos como esquema de Iglesia y de vida, con el que legítimamente no están de acuerdo. La prensa y la administración que de sus noticias se hará, aun con el seráfico fin de “mejorar relaciones”, limitará en mayor proporción aún la oportunidad y algunos rasgos de veracidad de las informaciones sobre todo curiales. Tener que vivir la imagen de la Iglesia trajeada a medida, y según cánones hasta distantes de los del evangelio, son muchos los cristianos que no están dispuestos a consentirlo, por lo que eso del “mejoramiento de las relaciones” les da la impresión de enceldar otras intenciones no distintas a las de ahora, y siempre, vigentes.

. El bautismo de la nueva e intensa “opuistización” de la Iglesia, y de su santoral, camina de prisa. Que el ya venerable obispo don Álvaro del Portillo interceda por unos y otros -“ora pro nobis”, Amén.
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