Un obispo emérito de quien los demás debían tomar ejemplo.

Hace muy poco comentaba con un obispo la extraña desaparición del mundo de sus hermanos eméritos. Porque en la inmensa mayoría de los casos ocurre que aceptada la renuncia el obispo como si hubiera muerto. No se vuelve a saber nada más de él. Cierto también que en algunos casos tampoco se sabía nada de ellos cuando estaban en activo. Cualquier día hago la relación de los obispos inexistentes.

Pues Don Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y obispo emérito de Tudela es la excepción que confirma la regla. Exonerado ya de sus preocupaciones diocesanas está si cabe mucho más presente, aunque siempre lo estuvo, en la vida de la Iglesia española.

Y siendo, como lo es, una mente privilegiada, su presencia, activísima, es un don para la Iglesia. No para. No se ha jubilado como obispo. Sólo ha dejado de ocuparse ministerialmente de la Iglesia navarra. Ahora se ocupa magisterialmente de la Iglesia de España. Verdaderamente es un regalo de Dios.

Acabamos de oirle en Valladolid el sermón de las Siete Palabras. Espléndido. Seguramente de los mejores pronunciados en aquella abierta plaza de Castilla. Ha asumido la pesada carga de llevar un Blog que va a ser de referencia para el catolicismo español. Y hoy Análisis Digital nos da cuenta de una conferencia que acaba de pronunciar en San Pablo-CEU que también me parece extraordinaria.

Hablo por la referencia de esa página digital. No oí la conferencia ni he leído su texto. Pero por el resumen no cabe decir más ni decirlo mejor. Claro, brillante, valiente.

Si todos los obispos retirados, no se sabe donde ni en que, siguieran el ejemplo de su hermano el arzobispo emérito de Pamplona, otro gallo nos cantara. Claro que no todos tienen la personalidad y los saberes de Don Fernando Sebastián. Pero algo podrían dar, mientras Dios les de fuerzas, en vez de esconderse en el aburrimiento y quiero suponer que en la oración.

Los obispos deben morir con las botas puestas. No son unos funcionarios de Correos o unos ingenieros de una Confederación hidrográfica que llegada la edad se retiran a sus casas y nadie se vuelve a acordar de ellos. Hasta que la muerte les llegue llevan en su alma el sacramento. Y eso debe hacerse notar. Como en Don Fernando Sebastián. Ya descansarán en Dios cuando les toque. Hasta ese momento, a trabajar. Como el arzobispo emérito de Pamplona.

Todo lo que dijo en su conferencia sobre Navarra, a la que tan bien conoce, es pura verdad de Dios. Lo comparto todo. Sólo voy a referirme a algo que coincide exactamente con unas palabras mías, de hace poco, y que levantaron alguna controversia. Dice Análisis Digital: "A preguntas de los asistentes sobre si se puede ser cristiano y socialista monseñor Sebastián dijo que "en teoría es evidente que sí aunque hoy difícilmente un cristiano puede votar este socialismo".

Piensa igual que yo. O, mejor dicho, yo pienso igual que él.

Gracias, Don Fernando, por su claridad, por su brillantez, por su valentía. Que el Señor nos lo conserve muchos años. Necesitamos su magisterio. Y ojalá otros hermanos suyos eméritos se animen con su ejemplo.
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