Me preguntan qué significa pecar contra el Espíritu Santo. Quien me pregunta cita el texto evangélico que dice que las blasfemias contra el Hijo del hombre tienen perdón, pero no así las blasfemias contra el Espíritu Santo (Mt 12,31-32). Mi respuesta: la “blasfemia” no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, por el contrario, en no aceptar la salvación que Dios ofrece a cada ser humano por medio del Espíritu Santo. Pecar contra el Espíritu Santo es rechazar voluntariamente la salvación. Con todo, en este pecado, “no se cierra del todo el camino del perdón y la salud a la omnipotencia y misericordia de Dios” (Tomás de Aquino). La acción salvífica del Espíritu siempre permanece abierta y siempre está en acción. Dios nunca adopta una actitud negativa y definitiva con respecto al ser humano, pero la persona sí puede cerrarse a la acción de Dios.
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