A través de los documentos de la época Mensajero hace memoria de la expulsión y restauración de la Compañía
(Mensajero).- El sello editorial Mensajero continúa sus aportaciones para celebrar el II centenario de la restauración de la Compañía de Jesús. Este mes de mayo ha publicado un nuevo libro que profundiza en este periodo de la historia comprendido entre 1759-1814: Supresión y restauración de la Compañía de Jesús, escrito por Urbano Valero sj.
De esta manera suma un nuevo libro con los que a lo largo de este año elGrupo de Comunicación Loyola participa en las celebraciones del bicentenario recuperando a la memoria loe relacionado con acontecimiento histórico y sus protagonistas. Expulsión y extinción de los jesuitas (1759-1773) y El obispo Palafox y los jesuitas.
Análisis de una doble manipulación, ambos de José Antonio Ferrer Benimeli sj; El restablecimiento de la Compañía de Jesús. Celebración del bicentenario, de Manuel Revuelta sj. Todos ellos se aproximan a la historia cuyas luces y sombras se conmemoran este año por el bicentenario de la restauración, 7 de agosto de 1814-2014, "con el fin de percibir con mayor claridad y entregarnos con más generosidad a lo que el Señor pide de nosotros en el momento presente", según palabras del Padre General.
Urbano Valero se adentra en el silgo XVIII a través de documentos papales, documentos reales -el del rey Carlos III que expulsó a la Compañía de España y de sus dominios- el de los jesuitas expulsados impugnando esta decisión ante las Cortes de Cádiz en 1812 y documentos de los prepósitos generales. En total son 26 documentos y 20 de ellos están traducidos del latín. Para su comprensión, previamente el autor desarrolla una introducción particular.
Desde esta perspectiva desciende a los nombres del Papa Clemente XIV y Pío VII por ellos quienes firmaron la supresión y la restauración. Nombres que se suman a los descritos por Ferrer Benimeli en el El obispo Palafox y los jesuitas. Análisis de una doble manipulación. Un relato que comprende dos periodos distantes: el que corresponde a la centuria en la que el prelado, en su calidad de cabeza de la Iglesia angelopolitana, se enfrentó a los jesuitas porque estos se negaban a presentar sus licencias para confesar en tiempo de Cuaresma. Y el segundo apartado, el que se refiere al siglo XVIII, cien años después del fallecimiento del prelado.