Liturgia del 28º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

Gracias
Gracias

28º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


El hilo conductor de esta semana es la gratitud. Como el leproso agradecido, la verdadera sanación nos llega cuando damos gracias por la vida, por la liberación, por la luz que recibimos de Jesús.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Lo primero que debemos agradecer son las cualidades que Dios Padre nos ha dado, a través de ellas nos manifiesta su amor y su presencia. Y con ellas nosotros debemos cuidar nuestra maduración personal y contribuir al bien común de toda la Humanidad. Hoy damos gracias por ellas.


Porque has querido sembrar el amor en nuestro corazón e impulsarnos a amar. Gracias Señor


Porque nos diste un mundo maravilloso para que lo disfrutemos, lo cuidemos y lo compartamos entre todos. Gracias Señor


Porque quieres que usemos todas las cualidades individuales para hacer el bien y construir tu Reino de amor. Gracias Señor


Dios Padre amoroso está en nuestras cualidades, no tiene en cuenta nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén

GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  Tú atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  Tú tienes piedad de nosotros


ORACIÓN COLECTA


Señor Jesús: nos hiciste por amor, nos regalas cada día por amor. Toda la creación es tu regalo de amor. Gracias, por darte por amor. Quiero que esta sea mi oración preferida: decirte gracias cada día por tu amor. Amén.


Lectura del segundo libro de los Reyes. (5, 14-17).


En aquellos días, Naamán el sirio bajó y se bañó siete veces en el Jordán, como se lo había mandado Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva al hombre de Dios y se le presentó diciendo:

- Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Y tú acepta un presente de tu servidor.

Contestó Eliseo:

- Juro por Dios, a quien sirvo, que no aceptaré nada.

Y aunque le insistía, lo rehusó.

Naamán dijo:

- Entonces, que entreguen a tu servidor una carga de tierra, que pueda llevar un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios de comunión a otro dios que no sea el Señor.

Palabra de Dios


Salmo 97


R/. El Señor revela a las naciones su salvación.


V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas.

Su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.


V/. El Señor da a conocer su salvación,

revela a las naciones su justicia.

Se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.


V/. Los confines de la tierra han contemplado

la salvación de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,8-13):


Querido hermano:

Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.

Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.


Es palabra digna de crédito:

Pues si morimos con él, también viviremos con él; si perseveramos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

Palabra de Dios


Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (17,11-19)

R/Gloria a ti, Señor.


Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

- Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.


Al verlos, les dijo:

- Id a presentaros a los sacerdotes.


Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Este era un samaritano.


Jesús tomó la palabra y dijo:

- ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?.

Y le dijo:

-Levántate, vete: tu fe te ha salvado.

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

Decía el papa Francisco, y lo repetía con frecuencia, que todos los días debíamos utilizar tres palabras: “por favor, perdón y  gracias”.

Ese es el mensaje del episodio evangélico de hoy, en el cual solo uno de los 10 leprosos vuelve para dar gracias, y además es un samaritano, es decir, alguien considerado pagano o hereje por los judíos.

Quizá nuestro problema no sea solo de agradecimiento, sino de consciencia; de pasar por la vida de forma tan mecánica y rutinaria que no nos hacemos conscientes del don extraordinario que ésta representa.

A veces vivimos a la defensiva, agobiados por mil contingencias negativas que asaltan nuestra vida. Otras, afanosos, deseosos de alcanzar las metas y anhelos que nos proponemos o que nos tientan, pero, en cualquier caso, incapaces de pararnos a pensar en todo lo bueno que hemos recibido empezando por la vida. Por supuesto, todavía somos menos capaces de pararnos a dar gracias a Dios por ello.

Por eso a mí me gusta especialmente  la plegaria de la misa de niños (que vamos a utilizar hoy y que os recomiendo escuchar atentamente). Y (esto me cuesta más decirlo, porque no pretendo ponerme de ejemplo) comparto también con vosotros algo personal: Nunca pido por mis difuntos, sino que todas las noches doy gracias por ellos en mi oración, y además también doy gracias por todos y cada uno de vosotros mis feligreses.

Es estupendo sentirse vivo; ser conscientes de haber recibido el regalo irrepetible de la vida. Porque con la vida hemos recibido también la capacidad de amar y ser amados; de conectar con las personas que nos rodean y gozar íntimamente del lazo afectivo que establecemos con ellas, de sentir esa plenitud que nos llena el alma en algunos momentos y nos transporta a otra dimensión a la que llamamos felicidad.

De vibrar con la belleza de este mundo; una belleza superflua si la miramos desde Darwin, u otros científicos, pero imprescindible si la miramos desde la perspectiva de un padre que prepara la morada de sus hijos. De emocionarnos contemplando la inmensidad del firmamento estrellado, el intenso azul del mar, las montañas nevadas en el horizonte, el colorido de los bosques en otoño, el sonido rumoroso de una regata que se desliza entre hojas caídas o el sosiego que trasmite un atardecer de verano.

Por supuesto me dirán que la vida no solo es eso, sino que en ella también hay enfermedad, muerte y sufrimiento. Y, lo que es peor, que todo ello sofoca la esperanza de un futuro feliz donde el mal haya sido superado. 

Pero es aquí donde recibimos el mejor regalo de todos; la buena noticia que proclama el evangelio y recoge la plegaria: «De veras, Señor, tú nos amas, eres bueno y haces maravillas por nosotros»

Y es que, a pesar del mal, hay razones para creer que esto tiene sentido, que tenemos futuro… o como decía Ruiz de Galarreta, «que está pensado por una Madre».

Termino con una pequeña anécdota que refleja la ausencia de agradecimiento de lo esencial para quejarnos de lo que nos falta:

Erase una vez un niño que jugando en el muelle del puerto se cayó a las aguas profundas del océano. Un viejo marinero, sin pensar en el peligro, se lanzó al agua, buceó para encontrar al niño y finalmente, agotado, lo sacó del agua.

Dos días más tarde la madre vino con el niño al muelle para encontrarse con el marinero. Cuando lo encontró le preguntó:

- "¿Es usted el que se lanzó al agua para rescatar a mi hijo?

-"Sí, yo soy", respondió.

- La madre le dijo: "¿Y dónde está el gorro de mi hijo?”


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Hoy en nuestra oración vamos simplemente a presentar en silencio todo aquello por lo que cada uno quiera dar gracias a Dios.

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan  y el vino, te presentamos hoy nuestro agradecimiento, y nuestros deseos de corresponder a los favores de Dios y de nuestros amigos. Recibe, Señor, nuestra acción de gracias y nuestro corazón sencillo, sincero y agradecido. A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Dios y Padre nuestro,

tú has querido que nos reuniéramos en tu presencia

para celebrar una fiesta contigo,

para alabarte y para decirte lo mucho que te admiramos y queremos.


Te alabamos por todas las cosas bellas

que has hecho en el mundo

y por la alegría que has dado a nuestros corazones.

Te alabamos por la luz del sol

y por tu Palabra que ilumina nuestras vidas.

Te damos gracias por esta tierra

que nos has dado,

por las personas que la habitan

y por habernos hecho el regalo de la vida.


En verdad, Señor, tú nos amas,

eres bueno y haces maravillas por nosotros.

Por eso todos juntos te cantamos:

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA

Bendito sea Jesús, tu enviado,

el amigo de los niños y de los sencillos.

Él vino para enseñarnos

cómo debemos amarte a Ti

y amarnos los unos a los otros.


Él vino para arrancar de nuestros corazones

el mal que nos impide ser amigos

y el odio que no nos deja  ser felices.

Él ha prometido que su Espíritu Santo

estará siempre con nosotros

para que vivamos

como verdaderos hijos tuyos.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús,

poco antes de morir,

nos dio la prueba de tu Amor.

Cuando estaba sentado a la mesa con sus discípulos, tomó el pan,

dijo una oración para bendecirte y darte gracias,

lo partió y lo dio a sus discípulos, diciéndoles:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino,

te dio gracias con la plegaria de bendición

y lo pasó a sus amigos, diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre bueno, recordamos ahora 

la resurrección de Jesús, el Salvador del 

mundo, y renovamos nuestra fraternidad

Él se ha puesto en nuestras manos 

para que te lo ofrezcamos como ofrenda nuestra 

y junto con él nos ofrezcamos a ti. 


Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro; 

y nos das tu Espíritu de amor 

a los que participamos en esta comida, 

para que vivamos cada día 

más unidos en la Iglesia, 

con el santo Padre, el Papa León, 

con nuestro Obispo N…, 

los demás obispos, 

y todos los que trabajan por tu pueblo. 


No nos olvidamos de las personas que amamos 

ni de aquellas a las que debiéramos querer más. 


Te damos gracias porque nuestros 

hermanos difuntos… familiares

amigos y miembros de nuestra Comunidad

están ya contigo en Tu casa del Cielo.


Y un día, nos  reuniremos contigo

con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos

y todas las personas de bien

para celebrar la gran fiesta del cielo. 

Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin. 

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO

PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Te ofrezco, Padre, mi corazón agradecido en esta mañana de domingo.

Gracias por lo mucho que me das: por los detalles de cariño, aunque parezcan insignificantes, por los dones que, de tantas personas, recibo sin saberlo, por las sonrisas que por la calle me regalan, por los rostros que no me son indiferentes.

No quiero olvidarme Señor, de cultivar la gratitud cuando descubro que todo es don, de decir “gracias” por las pequeñas y las grandes cosas. Quiero darte GRACIAS especialmente por el regalo de haberte encontrado dentro de mí, precioso don y preciosa experiencia, que me ayuda a disfrutar de tu Presencia y en ella apoyar mi confianza.


Te ofrezco, Padre, mi corazón agradecido en esta mañana de domingo.

Gracias, Señor, de corazón, por los que me abrieron a la vida en una larga y sacrificada sementera; por los que me hablaron de ti, y me enseñaron con su vida cómo era tu corazón de Padre; por los que me mostraron vitalmente el difícil arte del perdón; por el trabajo de cada día y por los compañeros con quienes comparto una ilusión de futuro.


Te ofrezco, Padre, mi corazón agradecido en esta mañana de domingo.

Gracias por ti, mi Dios, a quien adivino cada día en mí mismo y en el rostro de las personas y de las cosas.

Haré de mi existencia un canto de acción de gracias: por mi vida, tal como es, y por las vidas de mis hermanos, tal como tú quieres que sean.

Acepta, Padre, un día más, mi corazón agradecido. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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