Liturgia del 24º Domingo Ordinario (C) 2025 - ECCE HOMO

Ecce Homo
Ecce Homo

24º Domingo Ordinario (C) 2025 - ECCE HOMO

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Cuando Pilatos pronunció las palabras Ecce homo (He aquí el hombre), para presentar a Jesús después de haberlo torturado, ignoraba que sus palabras traspasarían la historia, pues estaba hablando del hombre que más influyó en la historia de la Humanidad.


A ese hombre, Jesús, hoy lo contemplamos  resucitado y en medio de nosotros, animándonos e impulsándonos a continuar su misión: proclamar la Buena Nueva del amor de Dios y hacerlo presente por medio de nuestras palabras y obras.

Reafirmemos hoy una vez más nuestra adhesión a Jesús y nuestra fraternidad.

ACTO DE RECONOCIMIENTO


Para poder realizar su obra Dios Padre nos ha dotado de unas herramientas que nos ayudan a llevarla a cabo. Son nuestras cualidades y dones, “talentos” los llamó Jesús. Por eso comenzamos reconociéndolas, dándole gracias por ellas y comprometiéndonos a usarlas en nuestro crecimiento y maduración personal y en el servicio a los demás.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los OTROS.

Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:

Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.

GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros…

ORACIÓN COLECTA


Cuando la luz del día está en su cumbre,

eres, Jesús Ecce homo, luz y alegría

de quienes en la fe y en la esperanza

celebran la fiesta de la Vida.


Eres resurrección, palabra y prenda

de ser y de vivir eternamente;

siembras de esperanzas nuestras vidas,

 que serán en ti cosecha para siempre.


Vienes Jesús, Ecce Homo, Salvador nuestro,

de tu radiante luz llenas, este día,

camino de alegría y de esperanza,

cabal acontecer de nueva vida.


Nos concedes, oh Padre omnipotente,

por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,

vivir ahora el fuego de tu Espíritu,

haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén.

LECTURA DEL LIBRO DE LOS NÚMEROS 21,4b-9


En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés:

--¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.


El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:

--Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.


Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:

--Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla.


Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios

SALMO 77


R.- No olvidéis las acciones del señor.


Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, 

inclinad el oído a las palabras de mi boca: 

que voy a abrir mi boca a las sentencias, 

para que broten los enigmas del pasado. R. 


 Cuando los hacía morir, lo buscaban,

y madrugaban para volverse hacia Dios;

se acordaban de que Dios era su roca,

el Dios Altísimo su redentor. R.


Lo adulaban con sus bocas, 

pero sus lenguas mentían:

su corazón no era sincero con él, 

ni eran fieles a su alianza. R.


Él, en cambio, sentía lástima, 

perdonaba la culpa y no los destruía: 

una y otra vez reprimió su cólera, 

y no despertaba todo su furor. R

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES 2,6-11


Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.


Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 13-17

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:


--Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. 


Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús

HOMILÍA

Oficialmente la fiesta de hoy recibe el nombre de “exaltación de la santa cruz”, pero es mejor llamarla como la hacemos aquí, en nuestras Parroquias, Ecce Homo.

¿Por qué?

Porque aunque la cruz sea nuestra señal de cristianos, y la hayamos convertido en joya de oro,  plata o piedras preciosas (objeto decorativo, adorno colgado de cuellos u orejas, en pectoral y anillos en manos de obispos) es uno de los más crueles instrumentos de tortura y muerte inventado por los seres humanos.

Y no debemos olvidar que en ella murió Jesús torturado y asfixiado, víctima de la injusticia y de la cerrazón humana de aquellos dirigentes religiosos de su tiempo, que no aceptaban su mensaje.

Jesús no murió, como muchas veces se dice, para pagar una deuda contraída con un supuesto “dios sádico” que exigía su sacrificio para perdonarnos (eso es teología judía). Jesús murió por coherencia con el mensaje que anunciaba y por fidelidad a su Padre, cuya respuesta al crimen que supuso su muerte fue la resurrección. Y desde la cruz nos ilumina y nos impulsa a la fidelidad, coherencia y valentía con el camino emprendido como seguidores suyos.

Por eso, tomando las palabras de Poncio Pilato en el juicio previo, es mejor nombre para esta fiesta  Ecce Homo (He aquí el hombre), porque tenemos que fijarnos en el hombre que colgó de la cruz: Jesús de Nazaret, el crucificado y exaltado, nuestro camino, nuestra verdad y nuestra Vida.

El Ecce homo, nos revela cómo es Dios.
Cada palabra, mirada, sentimiento, acción de Jesús sabe a Dios. Jesús hace de Dios sentimiento interior, actitud vital, opción práctica.

Mirando a Jesús vemos que Dios es pura amistad y cercanía, ternura y solidaridad. Vemos  que, en medio de todas las sombras de nuestro mundo, el ser humano puede encontrar en Él un horizonte para mirar y un motivo para esperar.

Puede encontrar cómo aliviar y curar todos los estragos de nuestra historia.

Seguir sus pasos salvadores es vivir en comunión la confianza y el consuelo de Dios y extenderlos con la vida.

El Ecce homo, Jesús, nos ha entregado una misión:   la misión de no pasar de largo y mirar hacia otro lado ante los “Gólgotas” de nuestro tiempo. Ante las actuales cruces y demás instrumentos de tortura y muerte. Y tratar de acabar con ellos. Esos instrumentos se llaman hoy: hambre, guerras, prepotencia, dominación, esclavitud, “indiferencia de los buenos”, y falta de voluntad real y eficaz de bajar de la cruz a tantas personas crucificadas

Que su palabra, su vida, su muerte y su resurrección nos den la fuerza necesaria para dar vida, para aliviar y eliminar las cruces de nuestros hermanos, y para saber ser coherentes como él y no echarnos atrás cuando nos toque defender nuestras convicciones y nuestra fe cristiana.

Y que cuando miremos la cruz, o la imagen del Ecce homo, veamos en él a todos los crucificados de hoy y nos preguntemos   ¿Cómo se puede rezar a Jesús, que muere desnudo en la cruz, mientras andamos vestidos y revestidos de poder, dinero, egoísmo, soberbia, honores y glorias de este mundo? ¿Delante de qué Dios me estoy arrodillando, aunque lo haga con suma unción?

Termino con una poesía de un amigo mío, que desea permanecer en el anonimato, y que resume muy bien todo lo que he dicho:

En gallego:

Velaquí a Cruz,

madeiro áspero, signo de suplicio,

instrumento de ignominia nos días do Imperio,

e porén, elevada pola fe como estandarte de vitoria.

Nela se cifra a paradoxa do cristianismo:

a morte convertida en vida,

o oprobio transfigurado en gloria.

Velaquí o Home, o Ecce Homo,

rosto lacerado, corpo esgazado,

vítima non dun Deus vingador,

que o entrega para redimir unha suposta débeda,

senón do corazón endurecido dos homes.

Non foi a vontade dun Pai airado o que o entregou,

senón a cegueira dun pobo que non quixo escoitar a Palabra,

nin abrazar a liberdade dun Reino sen poder nin violencia.

O Crucificado, coa sua morte,  non paga ningún débito,

senón que testemuña ata o extremo

que o Amor non se retracta,

que a Verdade non negocia,

que a Misericordia non se cala.

A súa respiración entrecortada na Cruz

non é moeda nun mercado divino,

senón a derradeira fidelidade ó soño de Deus para a humanidade:

un banquete de pobres, unha mesa de irmáns,

unha xustiza nacida do perdón.

Exaltamos hoxe a Cruz,

non polo seu madeiro de suplicio,

senón porque sobre ela brilou a luz do Testemuño.

Exaltamos ó Home,

non na súa derrota aparente,

senón na forza do seu amor invencíbel.

Misterio santo:

a árbore da tortura vólvese árbore de vida;

o signo da ignominia faise sacramento de esperanza.

Así proclama a Igrexa,

e así os crentes bican a Cruz,

non polo ferro nin pola ferida,

senón polo Verbo encarnado que nela

non maldixo, senón bendiciu;

non condenou, senón perdoou;

non fuxiu, senón permaneceu.

Ecce Homo, Ecce Crucem.

Na humillación do Servo revélasenos a altura do Amor.

No madeiro do tormento florece a eternidade da Graza.


En español:


Ved aquí la cruz

madero áspero signo de suplicio

Instrumento de ignominia 

en los días del imperio

Y elevada por la fe como estandarte de victoria 

En ella se cifra la paradoja 

del cristianismo

la muerte convertida en Vida,

el oprobio transfigurado en gloria.


He aquí el hombre, Ecce Homo 

Rostro lacerado cuerpo destrozado.

Victima no de un dios vengador

que lo entrega para redimir

una supuesta deuda.,

sino del corazón endurecido de los hombres.

No fue la voluntad airada de un Padre el que lo entregó,

sino la ceguera de un pueblo que no quiso escuchar la Palabra

ni abrazar la libertad de un Reino sin poder ni violencia.

El crucificado con su muerte

no paga ningún débito 

sino que testimonia hasta el extremo 

que el Amor no se retracta,

que la Verdad no

negocia,

que la Misericordia no se calla.


Su respiración entrecortada en la Cruz

no es moneda en un mercado divino

sino la ultima fidelidad al sueño de Dios

para la humanidad:

un banquete de pobres

una mesa de hermanos 

una justicia nacida del perdón.


Exaltamos hoy la Cruz

no por su madero de suplicio,

sino porque sobre ella brilló la luz del Testimonio

Exaltamos al Hombre,

no en su aparente derrota,

sino en la fuerza de su amor

invencible.


Misterio Santo,

el árbol de la tortura se volvió árbol de Vida,

el signo de la ignominia 

se hace sacramento de esperanza


Así proclama la Iglesia

así los creyentes besan la cruz.

no por el hierro

ni la herida,

sino por el Verbo encarnado

que en ella

no maldijo sino bendijo,

no condeno sino perdonó

no huyo sino permaneció 


Ecce Homo, Ecce Crucem.

En la humillación del Siervo,

se nos revela la altura del Amor.

En el madero de tormento

florece la eternidad de la Gracia.

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.

ORACIÓN UNIVERSAL


En este día en que contemplamos a Jesús-Ecce Homo, presentémosle nuestros deseos y aspiraciones y comprometámonos a seguir sus huellas. Respondemos:

Jesús Ecce Homo queremos seguir tus huellas


Deseamos que la Iglesia no tenga miedo a las dificultades. Que sea hospital de campaña donde se sientan acogidos y atendidos todos. Oremos 

Jesús Ecce Homo queremos seguir tus huellas


Los que llevamos el nombre de cristianos queremos tomarnos más en serio nuestra fe y nuestra familia la Iglesia. Oremos

Jesús Ecce Homo queremos seguir tus huellas


Apoyamos con nuestra oración a todos los que ofrecen su vida por los demás deseamos que vean recompensados sus esfuerzos e inquietudes. Oremos

Jesús Ecce Homo queremos seguir tus huellas


Tenemos presentes a todos los enfermos; los que padecen cualquier tipo de enfermedad, tristeza, depresión o angustia. Deseamos que se sientan acompañados por el Señor Resucitado a través también de nuestra presencia. Oremos


Padre Bueno deseamos seguir el ejemplo de coherencia, fidelidad y valentía de tu Hijo Jesús-Ecce Homo que resucitado vive por los siglos de los siglos. Amén.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino, fruto de la tierra y del trabajo de los hombres y mujeres que la labran, ofrecemos nuestras vidas, nuestras alegrías y sufrimientos. Nuestra compasión con aquellos que sufren y nos necesitan. Te lo ofrecemos por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te damos gracias, Señor,

por habernos enviado al mundo a tu Hijo Jesús,

Ecce Homo

Él ilumina, con su Palabra y su Ejemplo,

nuestras vidas.

Nos enseña a valorar más la verdad que el halago.

Nos enseña a servir y no dominar.

A poner el amor por delante del dinero y del poder.

Él cambia los valores del mundo,

y con su entrega

es signo de contradicción.

Su Cruz es juicio contra los poderosos y sabios

y esperanza para los sencillos y necesitados.

Por eso, ahora, nosotros,

llenos de alegría y gratitud

unimos nuestras voces a las de los santos

y a las personas de buena voluntad

para cantar el himno de tu gloria

diciendo:

SANTO SANTO SANTO

CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


Bendito sea Jesús, tu enviado

el amigo de los niños y de los sencillos.

Él vino para enseñarnos

cómo debemos amarte a Ti

y amarnos los unos a los otros.

Él vino para arrancar de nuestros corazones

el mal que nos impide ser amigos

y el odio que no nos deja  ser felices.

Él ha prometido que su Espíritu Santo

estará siempre con nosotros

para que vivamos

como verdaderos hijos tuyos.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús,

poco antes de morir,

nos dio la prueba de tu Amor.

Cuando estaba sentado a la mesa con sus discípulos, tomó el pan,

dijo una oración para bendecirte y darte gracias,

lo partió y lo dio a sus discípulos, diciéndoles:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino,

te dio gracias con la plegaria de bendición

y lo pasó a sus amigos, diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre bueno, recordamos ahora 

la resurrección de Jesús, el Salvador del 

mundo, y renovamos nuestra fraternidad

Él se ha puesto en nuestras manos 

para que te lo ofrezcamos como ofrenda nuestra 

y junto con él nos ofrezcamos a ti. 


Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro; 

y nos das tu Espíritu de amor 

a los que participamos en esta comida, 

para que vivamos cada día 

más unidos en la Iglesia, 

con el santo Padre, el Papa León, 

con nuestro Obispo N..., 

los demás obispos, 

y todos los que trabajan por tu pueblo. 


No nos olvidamos de las personas que amamos 

ni de aquellas a las que debiéramos querer más. 


Te damos gracias porque nuestros 

hermanos difuntos… familiares

amigos y miembros de nuestra Comunidad

están ya contigo en Tu casa del Cielo.


Y un día, nos  reuniremos contigo

con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos

y todas las personas de bien

para celebrar la gran fiesta del cielo. 

Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin. 

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Dios, nuestro Padre y Señor, sabemos que nos has hecho para la alegría y la felicidad, pero por nuestra finitud pasamos también por sufrimientos. como Jesús confiamos en que tú nos acompañas en esos momentos y siempre. Y también nosotros nos comprometemos a estar al lado de quienes sufren, así como compartimos la alegría y la felicidad en los momentos de fiesta. PJNS


BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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