El nuevo cardenal se encuentra con periodista en la Iglesia Española en Roma José Cobo: “La ideología nos hace mirarnos el ombligo y la fe nos abre a todos”

José Cobo
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El futuro depara una Iglesia desafiada a “estar presente en un mundo que no conoce a Dios”

“La Iglesia del futuro será más minoritaria, más comunitaria, presencia fraternal y silenciosa en todo el Planeta”

“Denunciar no es suficiente, tenemos que sanar a las víctimas y acompañarlas en sus dramas”

"Una Iglesia coral, donde ninguna nota es disonante, donde hacen falta todas las notas, también las que menos suenan"

Un intercambio de ideas, sin cortapisas, sin decir que hay preguntas que no se responden, para desde el diálogo ir construyendo caminos de Reino, caminos para un mundo mejor. El nuevo arzobispo de Madrid, y desde este sábado 30 de septiembre nuevo cardenal de la Iglesia, se encontraba con algunos de los corresponsales españoles en Roma y otros periodistas para escuchar, dialogar y responder.

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José Cobo periodistas

Europa no entiende al Papa y a Aparecida

Un dialogo en la Iglesia de Santiago y Monserrat de Roma en el que ante la pregunta por la desconfianza hacia el Papa Francisco en España respondía que hay sectores que dan mucha gente, aunque no sean muy numerosos. De hecho, en la sociedad y en la Iglesia española, ante el Papa Francisco, "hay quien no le entiende, hay a quienes les da miedo la Iglesia del futuro que propone, y hay quienes están contra diga lo que diga", afirmó. Les considera "grupos a quienes les da miedo lo que está pasando y no saben afrontar los cambios". Ante ello, reconociendo que es legítimo tomar otras decisiones, recuerda la fidelidad al Papa y a Pedro como identidad de la Iglesia católica.

Uno de los problemas de base, en opinión de Cobo es que la Teología europea no ha conocido Aparecida, un documento que el Papa trajo debajo del brazo. Francisco es un Papa que deja hablar a todo el mundo, representando “un papado de globalización que ha entrado en Europa la voz de las periferias, de otras culturas, de la Amazonía”, insiste el arzobispo de Madrid que destaca las formas de ser distintas y la pluralidad como una de las grandes aportaciones de Francisco a la vida de la Iglesia.

Una sociedad con miedo a la diversidad

En una sociedad con miedo la diversidad, que Cobo ve como el signo de nuestro tiempo, cuestionó cómo vivir la fe en la diversidad, cómo superar clichés ideológicos, algo que se consigue entendiendo que el Evangelio nos lleva a situarnos en otro nivel, pues “la ideología nos hace mirarnos el ombligo y la fe nos abre a todos”, subrayó, afirmando “la belleza de la fe que nos leva a ver las cosas de una forma distinta”.

Ante su entrada en el colegio cardenalicio, lo define como un mosaico de muchos colores, donde cada uno aporta su cultura e itinerarios personales, no queriendo verlo como un club selecto. A él comenzará a pertenecer tras el consistorio de este 30 de septiembre, “momento de dejarse hacer y saborear lo que te hacen”.

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El discernimiento camino para definir la misión

El discernimiento en el pensamiento del primer Papa jesuita, lo define como el modo de “ver cual es la misión que Dios pide a la Iglesia en este momento”, insistiendo en que “la identidad de la Iglesia en la misión”. De hecho, el Sínodo es la madurez del trabajo de estos años de pontificado, una oportunidad para “preparar los corazones para hacer un ejercicio de escuchar lo que el Espíritu tiene que decirnos a todos para responder a este momento”. Un Sínodo que, a pesar de sus riesgos, el Papa los ha afrontado, porque “está convencido que es de Dios”, de ahí la importancia de la oración.

Es un viejo valor que Francisco ha puesto en medio de la mesa, afirma, mostrando su deseo de que “las diócesis y parroquias recuperen y pongan en juego el discernimiento desde la base”. Se trata de “espabilarse y abrir horizontes que a veces no queremos ver”, lo que hace que el Sínodo funcione “cuando siendo distintos dialogamos y podemos reconocer en el otro a un hermano”. Se trata de “cambiar para dar pasos juntos, de rezar juntos para evitar que se nos cuele el virus del enfrentamiento”, pues el Espíritu siempre aglutina.

Actuar por convencimiento y no por decreto

La llegada de un Papa latinoamericano a una Iglesia muy europea donde “nos creíamos que éramos el centro del mundo”, ha venido muy bien a la Iglesia, trae la reflexión de Aparecida y todos los procesos participativos que se han dado en América Latina, subrayó Cobo. De ahí la importancia de procesos más que imposiciones, de “generar por convencimiento y no por decreto”, algo que incorpora los procesos participativos de América Latina. El desafío que ve es que “todos estén convencidos para no ir por decreto”, de dar pasos que sirvan de apoyo para los pasos futuros.

Un Papa que da voz a quienes tradicionalmente no la tuvieron, algo que demostró una vez más en su viaje a Mongolia, que hizo “su voz escuchada en el corazón de la Iglesia”. Por eso, ir a los últimos para que la voz de la Iglesia tenga grandeza, sea "una Iglesia coral, donde ninguna nota es disonante, donde hacen falta todas las notas, también las que menos suenan".

José Cobo con periodistas

Formación y abusos como preocupaciones

Al nuevo cardenal le preocupa la formación, especialmente de los laicos, pero también el tema de los abusos, que sólo se solucionará “cuando escuchemos a todas las víctimas, se les acompañe y se les ayude a sanar su calvario”. Por eso ve fundamental movilizarse para crear herramientas de escucha. Cuando suceden los casos que se sepa, denunciar, pero sabiendo que “eso no es suficiente, tenemos que sanar a las víctimas y acompañarlas en sus dramas”, mostrando ser una Iglesia experta en misericordia, que no se conforma con hacer las cosas de cara a la galería, que hace proyectos de acompañamiento, que deja que las víctimas tengan su tiempo para hablar y denunciar.

Una formación también para los seminaristas, a quienes recientemente dijo que tienen por delante el desafío de “pilotar un cambio en la Iglesia”, desde el Evangelio y sus comunidades. Ellos tienen que aprender a ayudar a superar los abusos, algo que ha llevado al Seminario de Madrid a realizar encuentros con las víctimas. No podemos ignora, ha insistido el arzobispo de Madrid que “la Iglesia del futuro será más minoritaria, será más comunitaria y podremos aprovechar la presencia fraternal y silenciosa que tenemos en todo el Planeta”.

Una Iglesia de “pequeñas comunidades que mantienen la presencia de Dios, una Iglesia que todo el que tenga una necesidad pueda acudir a ella para tener una presencia de esperanza y de Dios”. Para ello ve fundamental, “dar más esperanza, estar pendientes de nuestros barrios, donde perderemos poder, pero seremos más evangélicos”. De ahí los grandes retos de la Iglesia: globalización, tecnologías y nuevos lenguajes. Todo ello sin olvidar que será “una Iglesia que va a convivir en una sociedad que tiene una antropología no cristiana, no deísta”, desafiada a “estar presente en un mundo que no conoce a Dios, que no sabe dónde colocar a Dios”.

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Una Iglesia que se parte la cara por los jóvenes

En esa Iglesia, recordando lo vivido en la Jornada Mundial de la Juventud, los jóvenes necesitan la fraternidad y el encuentro, espacios comunes que les ubican. De ahí la importancia de “enseñar a los jóvenes a encontrar espacios de encuentro en medio de tanta diversidad”, y de ser “una Iglesia que se parte la cara por los jóvenes, que ayuda a dar sentido a la vida, ayuda a desarrollar proyectos”, generando un espacio en el que les “escuchamos y defendemos”.

Una Iglesia en la que el reconocimiento del papel de la mujer va más allá de asumir el ministerio presbiteral. Para ello ve decisivo que el laicado tenga mayor relevancia en las decisiones, y entre el laico la mayoría es femenina. Algo que “el Papa ha empujado y tenemos que seguir empujándolo”, reflexionando sobre el clericalismo, un debate que lleve a nuevas relaciones en la Iglesia no desde el poder. Eso en una Iglesia que subraya la Iglesia bautismal, donde el laicado está “no para colaborar con el párroco y sí para responder al llamado de Dios por su Bautismo”, para lo que Cobo insiste en que quienes niegan ese papel lean los documentos del Concilio Vaticano y la Biblia. Un laicado servicial, pero no servilista, para lo que es necesario “formación y entregar responsabilidades, no sólo delegar funciones, que el laico pueda tomas decisiones”. Por eso la importancia de mejorar los consejos pastorales, que nos sean órganos de decoración, sino que puedan configurar una opinión y decidan”.

Reconociendo el papel fundamental de los periodistas en la arquitectura mundial, su capacidad para “transmitir cosas buenas y dar grandes mensajes, que a veces no se conocerían de otras maneras”, el arzobispo de Madrid llamó a “introducir narraciones profundas y hacer que la verdad sea más profunda de lo que algunos quieren transmitir”, mostrando su preocupación con los intereses que hay detrás de los periodistas. Por eso pidió poner el corazón al servicio de la verdad y comunicar las buenas historias, pues nuestro mundo lo necesita.

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