Notre Dame du Liban

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Hace muchos años cuando estaba cerrado el aeropuerto de Beirut a causa de la guerra civil de 1975-1990 el único modo de llegar al país era por barco. Una de las veces que crucé el Mediterráneo desde Chipre al Líbano me encontraba al amanecer en la cubierta, allí estaba también un papá con su hijo de unos siete años. Se divisaban las costas del Líbano y se entreveía la gran imagen de Nuestra Señora que desde lo alto mira las costas que bañan este hermoso país y extiende sus brazos hacia Beirut con su gesto maternal de proteger estas tierras. Admiré con que ilusión o diría mejor, con que fervor aquel señor comentaba a su hijo todos los puntos y señalaba con gran devoción la imagen de la Virgen que desde el mar se veía pequeña. Tanto para cristianos como para musulmanes la Virgen es la Madre de Dios, y los libaneses le tienen un gran amor.

Es casi indispensable al llegar a este país de Medio Oriente que tus anfitriones te lleven a hacer una visita a este magnífico lugar. Allí es donde descubrí y aprecié la devoción de todos los libaneses por María, la madre de Dios. Cristianos o no, subían la escalera circular con gran recogimiento.

Desde la explanada de Harissa la visión es magnífica: La ciudad de Jounieh, el mar Mediterráneo, Beirut a lo lejos y toda la región montañosa. La belleza natural de este paraje simboliza el esplendor y santidad de María.

¡Oh María, Reina de las montañas y de los mares, Patrona del Líbano, casta como sus nieves perpetuas, alta como sus cedros, protege y bendice este pueblo que tanto te ama!Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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