Ojalá escuchéis hoy su voz

Pero ante el Dios y Señor del universo hay que “postrarse por tierra,” símbolo de adoración. Unos versículos más adelante recuerda al pueblo de Israel que no endurezca su corazón como en el desierto de Meribá en el que murmuraron contra Yahvé y contra Moisés que los había sacado de Egipto con mano fuerte, ellos habían visto los prodigios que Dios había realizado a favor de ellos pero pronto olvidaron las hazañas que él realizó para librarlos del poder del Faraón.
Pero un tema central del salmo es: “Ojalá escuchéis hoy su voz”. Escuchar la Palabra de Dios es el gran deber de todo cristiano, es un trabajo espiritual que no podemos dejar arrinconado si queremos progresar en el camino de la santidad. Ya para el pueblo de Israel el escuchar era su gran obligación: “Escucha Israel”. Pero no es tan fácil el escuchar a Dios porque en nuestro interior se levantan muchas otras voces. Ahí estriba nuestra labor saber discernir una voz de otra. Es una gracia que hay que pedir al Señor con insistencia. Texto: Hna. María Nuria Gaza.