Tú eres Pedro

San Pablo
Cuando Jesús pregunta a sus discípulos que dicen ellos de quien es él; Pedro tan espontaneo, responde sin titubear: “Tú eres el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dice: “Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo” (Mt 16, 13-19). Vemos como Jesús pone como cimiento de su Iglesia en la tierra a Pedro todo y que Jesús conocía muy bien a Pedro, y que luego en el momento de de la pasión lo negaría, no duda en elegirlo como piedra fundamental.

De este modo tenemos con el primer Papa un hombre de carne y huesos, capaz de hacer una profesión de fe en Jesús, Hijo de Dios vivo y de negarlo. La Iglesia de Jesús está cimentada sobre Pedro, piedra. No una piedra preciosa pero una piedra capaz de sostener todo el edificio. Una piedra sencilla y humilde, construida sobre un hombre pescador y pecador, con experiencia de su debilidad que le hará comprender la debilidad de sus hermanos en la fe que a ejemplo del Maestro saldrá a buscar la oveja perdida. Y a imitación de Jesús dará su vida: “En verdad, en verdad te digo (Pedro): Cuando eras joven tu mismo te ceñías e ibas donde tú querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras”, le dijo Jesús, “indicando la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios” (Jn 21,18-19). Texto: Hna. Nuria Gaza.
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