Zaqueo

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El fragmento del evangelio de San Lucas que nos narra la conversión de Zaqueo suscita muchos comentarios en homilías y estudios pastorales, muchas veces se va comentando este texto, y muchas veces también podemos subrayar apreciaciones que nos llaman la atención.

Este personaje repleto de significado en cuanto lo que significa el deseo de conocer mejor a Jesús y cuanto implica la verdadera conversión, puede servirnos como un punto de arranque para analizar nuestras respuestas ante el querer de Dios que se nos manifiesta de formas diversas, siempre adecuadas a nuestras posibilidades.

La situación de Zaqueo en su ciudad no es fácil, cobrador de impuestos, por tanto poco apreciado y además pequeño de estatura, quizás era el hazmerreir de más de uno de sus conciudadanos. Pero Zaqueo conoce y reconoce su realidad incluso física, se sabe de escasa estatura y esta limitación le lleva a buscar medios para asegurarse poder ver a Jesús. Seguramente había mucha otra gente que buscaba cómo hallar una buena forma para ver pasar a Jesús, quizás otros corrieron o como él treparon a un árbol, pero los evangelistas solo nos narran cuanto hizo Zaqueo y lo que significó para su vida este hecho.

Como Zaqueo, si somos capaces de conocernos y aceptar nuestras posibilidades, y nuestras limitaciones, físicas y espirituales, será más fácil poder reconocer aquello que necesito para modificar mi vida, como Zaqueo hace en el convite delante de Jesús. Es importante que se comprometiera a devolver cuanto había robado, pero es más importante aún reconocer una situación de pecado y comprometerse a modificar la vida.

Correr en medio de la multitud, subirse a un árbol porque su estatura era pequeña, tener como invitado a Jesús que se invita él mismo a la casa y devolver lo robado a sus compatriotas, son actitudes que en Zaqueo se encadenan a partir del reconocimiento de Jesús como Aquél que trae la salvación al mundo.Texto: Hna. Carmen Solé.
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