Los amantes del dinero

Riquezas
Hay que ver que pueden hacer los que aman las riquezas. Con tal de llegar a sus pérfidos fines son capaces de todo: de engañar, de atropellar a los débiles y como decía mi abuela, capaces de vender su alma al diablo. ¡Qué bien lo expresa el Eclesiástico!: “El amante del dinero, siempre quiere más; el amante de las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión, porque cuanto más se tiene, más se gasta. ¿Y qué se gana con tener, aparte de contemplar lo que se tiene? El que trabaja, coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico, en cambio, sus riquezas no le dejan dormir” (5,10).

Jesús ponía en guardia a sus oyentes del peligro del amor a las riquezas: “Si quieres ser perfecto ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego ven y sígueme.Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios Al oírlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse?” (Mt 19,16-24).

El Papa Francisco no se cansa de advertir del peligro del amor a la riqueza y de la necesidad de poner atención a los que viven en la periferia. Seamos cuidadosos con los bienes que Dios pone en nuestras manos porque no somos dueños de ellos sino sólo administradores. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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