La cananea

El perro este animal dócil pero despreciado en tiempos de Jesús, y sin embargo fiel compañero del hombre. Yo quisiera ser la compañera de los que con frecuencia son peor tratados que los perritos, quisiera ser de los impuros, de los fracasados porque sé que es donde tú habitas, donde tú vas en busca de la oveja perdida. Tú, Señor, has ido más lejos de las fronteras judías, y ahí te has encontrado con alguien con más fe que en los de tu propio pueblo; has ido al pueblo de los cachorros. Yo quiero ser un perrillo que reclama una miga de tu amor. Tú que no desprecias ninguna petición, ninguna queja, que no te haces sordo a las súplicas de los menesterosos. Los sencillos y humildes jamás son inoportunos ante ti, tú esperas que acudan a ti que puedes sanar sus enfermedades. Y ojalá cuando te presento una súplica pueda oír de tus labios: “¡Mujer que grande es tu fe! Hágase como tú quieres”. Texto: Hna. María Nuria Gaza.