"Un cristiano debe ser acogedor hasta con riesgo de ser engañado" En defensa del deán de Toledo por el vídeo de C. Tangana en la catedral

Juam Miguel Ferrer
Juam Miguel Ferrer

Es curiosa la dificultad que tenemos los humanos para captar los dos aspectos dialécticos de nuestra realidad

Morada de Dios es la comunidad, no el edificio

Si hubiera que hacer una reparación o pedir perdón, no sería por haber dejado la catedral a esa pareja, sino por las veces que en una catedral han tenido sitio privilegiado los ricos y casi no han tenido sitio los pobres

Debes preguntarte, amigo Tangana, si es esa la dirección en que te lleva el “milagro” que dices haber encontrado. En caso contrario quizá deberías cantar: “yo era ateo pero ahora soy idólatra

La gran dificultad para nuestras conductas está en aquello que decía Jesús de Nazaret: ser “largos como las serpientes e ingenuos como las palomas” (Mt 10, 16).

Dije en mi último envío sobre “luchar injustamente contra la injusticia”, que no me parecía justa la dimisión del deán de la catedral de Toledo por el asunto de C. Tangana. Eso no implica que aplauda yo la actuación de la pareja: es posible que se pasaran (no he visto el baile ni pienso verlo). Pero, en principio, el deán hizo bien cediendo la catedral.

Es curiosa la dificultad que tenemos los humanos para captar los dos aspectos dialécticos de nuestra realidad: ya sugerí en el post anterior que, criticando algo de la lucha contra la pederastia clerical, me exponía a que me llamen defensor de los pederastas. Y ahora que estamos de aniversario, recuerdo cómo a muchos críticos del GAL se  los acusaba tranquilamente de proetarras. Pero la cosa no debe tener remedio: porque ya san Pablo se quejaba de que, por decir que el hombre “no se justifica por sus obras” y que estamos “liberados de la Ley”, se le tachara de enemigo de la moral, cuando él solo quería decir que el amor de Dios nos da otra motivación para obrar bien, distinta de la obligación.

Procesión en la catedral de Toledo
Procesión en la catedral de Toledo

Pero volvamos a lo nuestro.

1.- Defiendo la actuación del deán porque esa idea del templo como espacio sagrado por ser “morada de Dios”, es una idea veterotestamentaria, superada por Jesús. Y sin embargo, seguimos aferrándonos a ella (en Barcelona hubo también protestas por otros usos “profanos” indebidos, de la parroquia de Sta. Anna). Pero, en el cristianismo, “el templo de Dios sois vosotros”, como escribió san Pablo (1 Cor, 3,16), es decir: morada de Dios es la comunidad no el edificio.

La idea veterotestamentaria de “espacio sagrado”, prohibía la entrada a muchos considerados “impuros” y que a veces no eran más que enfermos (cojos o mancos) o simplemente no judíos. Con Jesús entraron en el Templo todos esos excluidos. Y el libro de los Hechos cuenta cómo esa práctica estuvo a punto de costarle la vida a Pablo por haber “profanado este santo lugar” (21,28). Por eso creo que, si hubiera que hacer una reparación o pedir perdón, no sería por haber dejado la catedral a esa pareja, sino por las veces que en una catedral han tenido sitio privilegiado los ricos y casi no han tenido sitio los pobres, o han entrado los que pagaban salarios injustos y no los injustamente mal pagados. Detalles estos que ya criticaba Santiago en la carta que se le atribuye y que forma parte del Nuevo Testamento.

El arzobispo de Toledo convoca un acto de "reparación y purificación" tras el polémico vídeo de C. Tangana
El arzobispo de Toledo convoca un acto de "reparación y purificación" tras el polémico vídeo de C. Tangana

2.- Ya dije que no he visto el baile de Tangana y su pareja. Es posible que se pasaran, y pusieran en práctica ese principio tácito de que, si enseñas media teta o un cacho braga, el espectáculo es mucho más “artístico” (o: tiene más asegurada la audiencia). Por ahí parecen ir estas frases de su canción: “quiero hacerle religión a tu melena, a tu boca y a tu cara; y que me perdone la virgen de la Almudena las cosas que hago en tu cama”. La divinización de lo sexual no es cosa de nosotros que somos tan “modernos”, sino tan antigua como el ser humano.

Pero dejando la polémica, prefiero dirigirme al "ateo converso" para explicar algo importante: muchas cosas que nos parecen milagros no son pruebas de la existencia de Dios y tienen el gran peligro de convertirnos en supersticiosos más que en creyentes. Incluso de las curaciones de Jesús, explicaban los Padres de la Iglesia que no las hizo para demostrar que Él era Dios, sino para que sepamos que también nosotros podemos (y debemos) curar: porque las enfermedades no son un castigo o una voluntad de Dios.

Los milagros (como el que canta Tangana) no son exactamente una prueba sino una llamada: en un primer momento, te llaman a percibir el Misterio de gratuidad que nos envuelve (a pesar de la maldad de nuestro mundo), y a buscar en la dirección de ese Misterio. Si esa búsqueda cuaja, entonces, en un segundo momento, te llaman a fiarte siempre de Eso que has encontrado o entrevisto: tanto que cambias toda la dirección de tu vida. Te lleva, como dijo el deán: “a trabajar por hacer bien unos a otros”.

Por eso debes preguntarte, amigo Tangana, si es esa la dirección en que te lleva el “milagro” que dices haber encontrado. En caso contrario quizá deberías cantar: “yo era ateo pero ahora soy idólatra”. Eso yo no lo sé y no puedo juzgarlo.

Tangana y Peluso, en la sacristía de la catedral de Toledo
Tangana y Peluso, en la sacristía de la catedral de Toledo

3.- Pero lo que sí creo poder decir es que un cristiano debe ser acogedor hasta con riesgo de ser engañado. Del jesuita fundador del Cottolengo de Barcelona, nos contaban que solía decir: “prefiero que timen a dejar sin ayuda a alguien”. Los que no llegamos a tanto podemos al menos comprenderlo y respetarlo. Por eso me parece que el deán, (aunque pudo haber sido ingenuo) no debería dimitir. Simplemente aprender para, otra vez, tratar de hacer las cosas mejor.

Porque, desde el carácter dialéctico de nuestra realidad, la gran dificultad para nuestras conductas está en aquello que decía Jesús de Nazaret: ser “largos como las serpientes e ingenuos como las palomas” (Mt 10, 16).

Primero, Religión Digital
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