Poeta en la cárcel (7). ASCENSIÓN DE LA ESCOBA

En el post de hoy vamos a comentar dos interesantes poemas que arrancan, como tantas veces, de la vida de Miguel, de Miguel en la cárcel de Torrijos, en el primer ejemplo. Por los primeros días de setiembre de 1939, a pocas fechas de las Nanas de la cebolla, compone este esperanzado, ascensional soneto alejandrino. Castigado, con algún amigo, a corte de pelo al cero, barrer el patio y limpiar letrinas durante dos semanas, porque a lo largo de la misa, así lo explican ellos, "se les iba el santo al cielo con las golondrinas", en las fatiguillas de tan humilde oficio se le dispara una metáfora: la escoba es una palmera cabeza abajo, de las abundantes en Orihuela ("Alto soy de mirar a las palmeras"). Es como si Dios bajara a la tierra a ser crucificado de nuevo para elevarnos a su cielo, limpios del mal. La juventud es esa brava escoba que ha de barrer, con alegría y pureza, la basura del mundo.("Si yo tuviera una escoba / ¡cuántas cosas barrería!": Sirex.)

Se convertirá la escoba en flauta de Hamelín, librando de ratas la ciudad, en palabra unánime, profética y salvadora. ¡Cómo recuerda a Llamo a la juventud!:"Y la salvación de España / de su juventud depende!" Se adelanta al Neruda elemental, exaltando la esquemática simplicidad, la luminosa alegría -mitad Martín de Porres, mitad bruja de aquelarre- de la dorada escoba.


ASCENSIÓN DE LA ESCOBA

Coronad a la escoba de laurel, mirto, rosa.
Es el héroe entre aquellos que afrontan la basura.
Para librar el polvo sin vuelo cada cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.

Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es cada vez más alta, más cálida, más pura.

Nunca: la escoba nunca será crucificada,
porque la juventud propaga su esqueleto
que es una sola flauta muda, pero sonora.

Es una sola lengua sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto.
Y asciende una palmera, columna hacia la aurora.


"Nunca: la escoba nunca será crucificada..." Tan enfática frase me pone en sospecha de que al fin ha llegado Miguel a aceptar su destino de presa sacrificial, aunque le hierva por dentro un fiero torrente de sangre que siempre empuja. Dos negaciones tan rotundas, ¿no sugieren que no habrá salvación sin que la sangre corra de nuevo por el poste inexorable del dolor? Teme el detenido Miguel por su vida. Y está dispuesto al espantoso fecundo sacrificio.


SEPULTURA DE LA IMAGINACIÓN

Informa a su mujer: "Las cárceles y las mujeres se han hecho para los hombres, y conmigo hay compañeros que antes habían levantado las mismas paredes que hoy les tienen aquí". El final es también constructivo: "Bueno, ahí va un cariño como una casa de cien pisos"... Veamos más detenidamente estos colosales versos. Si Ascensión de la escoba es poema en "U", Sepultura de la imaginación diseña el fascinante, fracasado vuelo de un arco iris.


SEPULTURA DE LA IMAGINACIÓN

Un albañil quería... No le faltaba aliento.
Un albañil quería, piedra tras piedra, muro
tras muro, levantar una imagen al viento
desencadenador en el futuro.


"Quería": héroe de guerra, nos va a contar Miguel-de-las-batallas cómo levantó una torre de futuro orientada al mediodía.Vientos del Pueblo impulsaban la utopía. "Quería": se le llenan los ojos de nostalgia. Desde la cárcel, aquella historia parece una leyenda de hadas y monstruos.

Quería un edificio capaz de lo más leve.
No le faltaba aliento. ¡Cuánto aquel ser quería!
Piedras de plumas, muros de pájaros los mueve
una imaginación al mediodía.


Repite las frases como intentando recordar, y se va animando entre suspiros: "¡Cuánto aquel ser quería!..." En tercera persona, en tiempo pasado...: ¡todo queda tan lejos! ¡Es tan diferente el preso de hoy de aquel iluminado arquitecto del Pueblo! (La metáfora del edificio de plumas me recuerda 1 Pedro 2,5: "Disponeos..., como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual".)

Reía. Trabajaba. Cantaba. De sus brazos,
con un poder más alto que el ala de los truenos,
iban brotando muros lo mismo que aletazos.
Pero los aletazos duran menos.


"Reía. Trabajaba. Cantaba": tres solos verbos, tres oraciones al trote. "De sus brazos...": el poeta del cuerpo, creador -ya jamás víctima- de rayos, levanta la Casa grande del Pueblo, en grandioso y alegre impulso expresado en el largo fluir de dos solemnes alejandrinos. La piedra disparada a lo alto por el hondero Miguel aletea, no pesa... El endecasílabo "Pero los aletazos duran menos"va derritiendo cera de plumajes.

Al fin, era la piedra su agente. Y la montaña
tiene valor de vuelo si es totalmente activa.
Piedra por piedra es peso y hunde cuanto acompaña
aunque esto sea un mundo de ansia viva.


Se desmorona el alto castellet de hombres/ala, que regresan al llanto y a la piedra. Se relaja la tensión ascensional unificadora del organismo, y cada bloque pesa y cae.

Un albañil quería... Pero la piedra cobra
su torva densidad brutal en un momento.
Aquel hombre labraba su cárcel. Y en su obra
fueron precipitados él y el viento.


Regresamos al primer aliento de esta historia, apagado de nuevo por falta de alegría. Aquel hombre labraba su cárcel: quien siembra Vientos del pueblo recoge tempestades como fusiles de amanecer. "Fueron precipitados él y el viento": el destino de su Pueblo es su propio destino. Se ha perdido la guerra, se ha ganado el horror.

El próximo post será el último de esta serie "POETA EN LA CÄRCEL".
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