Testimonio de Eduardo Losaha I

I
El sacerdote guineoecuatoriano, Eduardo Losaha, censura los nombramientos de obispos desde Roma y ofrece su visión y experiencia de los 50 años de dictadura en Guinea Ecuatorial

A continuación, reproduzco el testimonio completo de Eduardo Losaha Belope, sacerdote guineano ecuatoriano, exiliado de su país. El padre de Eduardo falleció este año en España y tuvo que renunciar, por su seguridad, a acompañar a su madre y sus hermanos para el entierro de su padre en Guinea Ecuatorial.


Testimonio de Eduardo Losoha Belope

“Me llamo Eduardo Losoha Belope, nací el 13 de octubre de 1965 en Fernando Poo, Guinea Ecuatorial. Por aquel entonces se había iniciado ya el proceso de descolonización, aún seguíamos siendo colonia española, pero en cierto sentido fuimos la primera Comunidad Autónoma española. Es posible que de no haber accedido a la independencia de la forma precipitada que se hizo hoy podríamos haber sido una comunidad autónoma más del Estado Español.
En Guinea Ecuatorial hay cinco pueblos, que interesadamente se les ha denominado “grupos étnicos”, me refiero a los fang, los bubis, los ndowé, el pueblo annobonés o ambo, y el pueblo bisio. Cada uno de ellos tiene su propio territorio, su lengua, su cultura, su tradición, su idiosincrasia. Comparten la lengua española y la religión católica, ambas fruto de la colonización.
Hay una delimitación geográfica determinada por las tierras que han ocupado desde siempre. Así los fang, el grupo mayoritario, se localizan fundamentalmente en la zona interior; los ndowé y los bisio se localizan en la costa y ellos sí han compartido territorio; y por último los bubis y annoboneses son isleños, los primeros pertenecen a la isla de Fernando Poo y los segundos a la isla de Annobon. La demarcación ha sido tal que hasta para entrar o salir de Fernando Poo, hoy llamado Bioko, hacía falta un pasaporte, un salvoconducto. Esto fue hasta el año 1958.
Cada pueblo tiene su lengua, de manera que si habla un fang no lo entiende un bubi o a la inversa.
El gobierno de Franco, en la intención de aglutinar a todos los pueblos en una sola nación, fueron tomando diversas medidas. Al comienzo se crearon dos provincias, la continental y las islas. De esa manera ya habían agrupado a varias “etnias” en un solo departamento. También tengo oído que las Naciones Unidas condicionó las mediaciones sobre la soberanía española de Gibraltar a la independencia unificada de Guinea Ecuatorial.
En 1964 esas dos provincias las unen para crear una sola entidad política. Se articuló un cupo de representación en el gobierno autónomo de Guinea Ecuatorial de manera que los fang no pudiesen ser mayoría absoluta. Esto inicialmente funcionó.
Cuando en los años 67/68 se fueron discutiendo las líneas de la nueva constitución los líderes políticos de los Bubis fueron los que más se resintieron a una unificación para la independencia. Los ndowé y los bisio, que residen en la zona continental, solicitaron el apoyo de los demás ante la amenaza de ser fagocitados como pueblo por los fang.
El miedo a la comunidad fang no se debe solo a razones numéricas, sino modos de ser, de pensar, de vivir. El pueblo bubi conocía bien al pueblo fang ya que desde Fernando Poo muchos fueron llevados al continente para ejercer como maestros, o religiosos.
La primera religiosa nativa fue una bubi, Imelda Makole.
En el año 1966/67 ya se sabía que dentro de las tradiciones del pueblo fang está el canibalismo. Comer sesos humanos forma parte de sus rituales; en sus rituales, ceremonias, usan sangre humana.
El discurso de Edmundo Bosió Dioko, vicepresidente de la 1ª República Guineana, bubi, fue premonitorio. Se presentó ante las Naciones Unidas para decir que no estábamos preparados para la independencia, se sugirió que la independencia afectase solo a la parte continental y que a las islas nos dejasen gestionar más lentamente nuestro proceso de independencia. Se reconocía entonces que no teníamos cuadros preparados para el gobierno, que nuestro conocimiento de los recursos naturales y su explotación eran nulos, había un montón de razones para que los guineanos, término que se acuña desde el año 68, porque antes no existía Guinea Ecuatorial, no tuviésemos la independencia de esa manera tan acelerada y sin garantías. Aquel discurso decía claramente “si nos unís nos condenáis al exterminio. Porque los conocemos”.
Al principio éramos solo los bubis quienes sentíamos la imperiosa necesidad de separar los procesos de independencia de cada pueblo. El año pasado los ndowés, de forma simbólica, declararon su independencia en un acto celebrado en España.
Para convencer a los líderes bubis el Gobierno español introdujo una cláusula: una salvaguarda de la personalidad jurídica de Fernando Poo. Pero no especificó cómo se haría esta excepción. Al final nunca se llevó a cabo esa excepción.
A los tres meses de la declaración de independencia el Gobierno Español fue consciente de los errores cometidos al facilitar la hegemonía del pueblo fang. La primera acción del gobierno de Macías fue retirar la bandera española de todas las instituciones, fue una acción de provocación.
El 5 de marzo de 1969 el Gobierno español intenta dar un golpe de Estado en Guinea, pero tan chapucero que no prospera, y además el dictador Macías ordena la ejecución de quien iba a sustituirle, y después a todos los intelectuales que podrían estar en contra de su gobierno. La poca presencia española que quedaba tuvo que abandonar el país. Y dejaron Fernando Poo y a los pueblos minoritarios a merced de los Fang. Líderes e intelectuales del pueblo Bubi habían firmado un pacto con Macías antes de ser presidente en el que se aseguraba el apoyo a su candidatura con la condición de que si en cinco años no resultaba se procedería a iniciar un proceso de independencia de la isla de Bioko. Cuando se pretendió hacer cumplir ese pacto Macías respondió que el mismo había sido firmado cuando no era presidente y que ahora como presidente ya no le vinculaba. Lo rompió, y arrestó y asesinó a quienes fueron a reclamárselo.
A la dictadura de Macías le sucedió la de su sobrino Teodoro Obiang Ngema y, a los 50 años de la independencia se está preparando la sucesión de uno de sus hijos.”
El golpe de estado “de la libertad” de Teodoro Obiang Ngema.
“Teodoro es sobrino de Macías y era la máxima autoridad militar en Guinea. Fue abortando diferentes intentos de golpe de estado contra su tío, pero haciendo la justicia por su cuenta. Macías llegó a desconfiar de él y ambos empezaron a mover ficha para eliminarse el uno al otro. Pero Teodoro fue más rápido y programó un golpe de estado que tuvo que adelantar ya que acabó llegando a oídos de su tío. El 2 de agosto de 1968 comenzó la ofensiva hasta arrinconar a Macías y provocar su intento de huir del país.
El pueblo guineano apoyó la revuelta al ver restablecidos muchos de los servicios que Macías había retirado a la población. Poco más tarde se comprobaría que la dictadura solo había cambiado de manos.”


La iglesia en Guinea Ecuatorial


“La primera presencia cristiana en aquellas tierras la llevaron los jesuitas. Posteriormente serían los claretianos quienes tomasen el relevo y quienes desarrollaran por más tiempo su labor evangelizadora.
Los comienzos de la evangelización repetían los esquemas de aquellas épocas: la espada y la cruz.
Hasta la independencia, durante el periodo de colonización, los responsables de la jerarquía católica en Guinea Ecuatorial eran todos españoles. Poco antes de la Independencia, 1968, se empieza a potenciar el clero nativo y las vocaciones nativas a la vida consagrada. Así la primera religiosa de Guinea es Imelda Macola.
Al parecer la primera persona, nativa, en quien se pensó para ser nombrado obispo fue el claretiano Joaquín María Sialo, que pertenecía al pueblo Bubi. Se cuenta que cuando iba a ser ordenado murió envenenado. En su lugar nombraron a Rafael Mª Nze Abuy, del pueblo fang.
Rafael Mª Nze Abuy era un hombre muy preparado y además se enfrentó en repetidas ocasiones al dictador Macías. Denunció su deriva autoritaria. Macías intenta matarlo, pero él consigue huir de Guinea, paso a Gabón y luego a España. Se refugió en torno al 1970 y vivió en España hasta 1979, cuando derrocan a Macías.
Tras la marcha de monseñor Nzé Abuy, Macías consiguió que nombrasen obispo o administrador apostólico a un sacerdote mayor, Vicente Bérnigo, que era un bubi. Cuando murió, pocos años después, se estuvo unos años sin obispo hasta el golpe de 1979. Después del golpe regresó a Malabo D. Rafael Mª.
Antes del golpe Guinea estaba dividida en dos diócesis, la continental, Bata, y Malabo en la isla de Bioko.
En 1982 llega Juan Pablo II de visita pastoral a Guinea y con este motivo se crea una tercera diócesis Ebebiyin, y Malabo asciende al rango de Archidiócesis. Los obispos nombrados para estas diócesis son del pueblo Fang.
Nadie protesta por ello, además por la fe nadie cuestiona estos nombramientos, antes los obispos eran españoles, ahora fang, bueno, no pasa nada.
El año 84 entro en el seminario y empiezo a ser consciente de otras cosas, de otros detalles. Anacleto Sima obispo de Bata, Juan Matogo le sucede, Ildefonso para Ebebiyin que sucederá a Rafaél Mª en Malabo a su muerte. Todos fang.
Recientemente se crean dos diócesis nuevas Ebinayon y Mongomo. Y Los obispos que han nombrado este año son una vez más fang.”

Prebendas de la Iglesia en Guinea

“El régimen ha recompensado la “fidelidad” de los obispos en Guinea.
Sé que los obispos han recibido vehículos todoterreno, dinero y casas, obispados lujosos. La basílica de Mongomo, un santuario, las sedes de los nuevos obispos, … les ha regalado más de mil millones de francos del país, unos dos millones de euros. Se ponen casullas con la imagen del presidente.”

Eduardo vocación

Eduardo nace en el seno de una familia religiosa y se educa en un colegio de las Misioneras de María Inmaculada. A partir de los 11 años tuvo que abandonar ese centro y cada día caminaba 8 Km cruzando la selva para seguir con sus estudios.
A los 16 años sintió deseos de ser misionero. Con otros amigos se lo contaron a un claretiano. Era el único que reunía los requisitos que el claretiano les expuso: sus padres casados era uno de los requisitos.
Otro sacerdote claretiano le animó a probar a entrar en un seminario.
Cuando entró al Seminario llegó a conocer a un hermano suyo por parte de padre.
En el 86 es enviado al seminario mayor del clero diocesano que estaba en Cuenca (España), más tarde fueron enviados a Tenerife (España).
“En el año 91 solicite la ordenación diaconal. Pero cuando regresaba a Guinea por las vacaciones el obispo Rafael Mª marchaba para España por enfermedad. Un mes más tarde moría en España. El mismo día del funeral del obispo se hizo público el traslado de Ildefonso a Malabo. Este obispo llegó a comentar que D. Rafaél había muerto por los disgustos que le daban los sacerdotes que se metían en política. Meterse en política era hablar de derechos Humanos, denunciar torturas, corrupciones, violaciones, etc.
El nuevo obispo acepta mi solicitud al diaconado y antes de volver a España soy ordenado diacono.
Ese nuevo curso ocurrió un incidente en el seminario de Tenerife que explotó casi a final de curso. Los responsables del Seminario habían adoptado algunas medidas que no les parecían acertadas; a los seminaristas guineanos les pusieron a dormir en un ala diferente a la de los seminaristas españoles, luego tenían su capilla por lo que no compartían la celebración de la eucaristía y solo se veían en las clases, en el comedor y unos ratos de tiempo libre para charlar. No había integración ni voluntad de ella, y a se les quitaban las ganas de hacer esfuerzos por integrarse. Por todo ello un día decidieron hacer una huelga que consistió en plantarse ante los superiores y solicitar o bien un cambio o bien mandarlos a Guinea.
El rector hace unos informes indicando que habían hecho unos actos de rebelión y aconsejando que en todos los casos se llevase un proceso de reflexión seria. Lo que pasaba era que al obispo de Malabo esos informes eran motivo de expulsión, cosa que el resto de los obispos no los tenían en cuenta. Así fue como los seminaristas de Malabo fueron expulsados todos. El resto de los obispos mantuvieron a sus seminaristas. Un detalle. Los seminaristas de Malabo eran bubis y anaboleses; los de las otras diócesis eran fang.
Otra medida, a todas luces manipuladora, ha sido la de prohibir la entrada al seminario a las vocaciones tardías. Esta medida se ha descubierto que al final solo afectaba a bubis y anaboleses, ¿por qué? Porque si era un fang lo que hacían era destinarlo a otra diócesis en la que si se aceptaba vocaciones tardías. Pero en la diócesis de Malabo, la de la Isla de Fernando Poo, hoy Bioko, tierra de los bubis por excelencia esa medida se mantenía sin otra opción.
Estas historias refuerzan el sentimiento de que la etnia fang allí donde manda hace lo posible por anular a los que no son de su clan, de su etnia, de su pueblo. En lo político y lo social se llega a la detención, a la extorsión, al secuestro e incluso al asesinato y la desaparición; en la Iglesia las medidas son de trabas y humillaciones.”


Eduardo durante su etapa como párroco de la catedral de Malabo y director de Cáritas.


“Yo considero que gozaba de la confianza del obispo de Malabo. Era párroco de la catedral y era director de Cáritas Diocesana. Dos responsabilidades muy fuertes. Siendo párroco de la catedral y director de Cáritas me granjeé muchos enemigos. A veces declarados y otras veces no. Siempre he defendido que un cristiano no está obligado a acatar órdenes que vayan contra la ley de Dios, como puede ser torturar o matar a alguien. Y esa postura la he defendido siempre. Eso lo decía en mis homilías. No hablaba de Derechos Humanos porque el obispo nos tenía expresamente prohibido hablar de ello. Las misas de diez y media de la mañana eran grabadas, y, el día que haya libertad en Guinea quizá se puedan recuperar esas grabaciones. A las misas de la catedral acudían desde el mismo presidente hasta ministros de su gobierno con sus familias. Nunca provoqué enfrentamientos directos, pero sí los tuve: en uno de mis desplazamientos como responsable de Cáritas encontré en la carretera un hombre pidiendo ayuda y ensangrentado. Había sido detenido por fabricar ilegalmente alcohol y en el cuartel le pidieron que lo fabricara para los militares. Al negarse le maltrataron y huyó. Intenté mediar y lo que resultó fue una orden de no dejarme acercar a ninguna comandancia; como párroco de la catedral tuve mis enfrentamientos con la familia del presidente a cuenta de la formación de los hijos del presidente en la catequesis. Intentaron imponerme el quién y el cómo y tuve que trasladar al presidente el siguiente mensaje: “el que designa los catequistas es el párroco. Y la catequesis no se imparte en Palacio, sino en la parroquia.”; en otro momento tuve que solicitar a los guardaespaldas de los hijos del presidente que no entrasen en las salas de catequesis y que los esperasen fuera de la iglesia. Y por citar otro desencuentro. Tras las elecciones del 96 el director de protocolo viene a la catedral para encargar una misa de acción de gracias por las elecciones. Me informa de que el presidente irá a la misa. Entonces informé al obispo de ello, y el obispo me dijo que no quería celebrar él, que lo hiciese yo y que presentase sus disculpas al presidente. Antes de la misa me trajeron todo un guion para la celebración y le dije al jefe de protocolo: “el que hace las peticiones y moniciones de la misa soy yo. Por lo que, muchas gracias, pero no necesito esos papeles”. En la catedral hay un asiento especial para el presidente y una alfombra y cuando les indiqué a los de protocolo que no habían colocado esos elementos me dice que en esta ocasión el presidente acudía como un fiel más, sin protocolos. Pocos minutos antes me vienen a la sacristía y me dicen que el presidente está en la puerta esperando ser recibido, y a eso también tuve que contestar: “quien recibe al presidente es el obispo, a mí no me compete esa misión. Y además habéis dicho que venía como un fiel más, por lo que comunicad al presidente que la misa comienza en breves minutos.” Pero no acabó ahí la cosa. Porque esperaban una homilía de parabienes a la victoria del partido del presidente y no hice tal cosa. Ese ha sido el sermón más corto de mi vida.”


Non solum sed etiam


Para ser justos hay que puntualizar que, aunque la etnia fang, mayoritaria en Guinea Ecuatorial, es la etnia ala que pertenece Obiang y cuantos en su entorno han hecho del poder no un servicio sino un instrumento para subyugar a otros. No todos los fang son de la misma cuerda. Y Prueba de ello son todos los fang que han tenido que exiliarse del país por no estar de acuerdo con el régimen de Teodoro Obiang, y todos los que han dejado sus vidas por el camino.
También es cierto que aunque diversos estudios de la cultura fang coinciden en que el canibalismo ha formado parte de su cultura tribal, hoy esa tradición no es practicada por todos los fang, pero sí, al parecer por el presidente, según testimonios y noticias que fechadas en distintas épocas hablan de este tema.
No obstante, esa supremacía fang y su reflejo en las actitudes de los eclesiásticos en Guinea se corrobora con infinidad de datos. Una prueba de ese apoyo, fuera de lugar e improcedente a todas luces, es el documento que adjunto en este artículo, fechado el 9 de febrero de 1999 y firmado en Evynayong por Adolfo Roque MBA Obama Angono, párroco de San José y Vicario episcopal de la Zona B. En esta carta dirigida a sacerdotes y religiosos de su zona pide “en unanimidad apoyar plenamente y sin alguna condición al Señor presidente y su Gobierno” y a “exhortar en vuestras celebraciones litúrgicas” ante las elecciones que se celebrarían en el mes de marzo.
Aquí en España estas soflamas nos retrotraen a tiempos pretéritos que no deseamos ni para nosotros ni para ninguna sociedad moderna y justa.
Mañana la última parte del testimonio de Eduardo, quien, más que venganza lo que desea es alguna institución internacional tome de su mano el tema de la situación en Guinea Ecuatorial y logre, aunque sea a costa de una salida digna para el indigno presidente, devolver al pueblo guineano una independencia real, pactada y consensuada por todos y esa república democrática que algunos soñaron hace 50 años.

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