Alternativas del Espíritu Antoni Ferret: ¿Abandonó el Espíritu a la Iglesia?

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"El Espíritu, durante los siglos oscuros de la Iglesia feudal y sus indignos representantes, actuó libremente, como es su esencia y fue muy provechoso y creativo, manteniendo una continuidad cristiana aunque 'extraoficial'"

"Aparecieron los movimientos cluniacense, cisterciense, valdés, cátaro (o albigense), La orden franciscana, la dominica, la Reforma protestante y los jesuitas"

"A falta de ningún tipo de estudio, ni de datos, debemos suponer que la parte de la población afectada por estos movimientos, ya sea de forma activa, participando, o de forma pasiva, siendo influidos, fue siempre minoritaria"

"Lo cual nos llevaría quizás a un corolario, acepto que más bien subversivo: en la Edad Media, la verdadera Iglesia cristiana era minoritaria, cual lo es hoy día"

Acostumbro a opinar, cada vez que la ocasión se tercia, que la Dirección de la Iglesia (autollamada «Jerarquía», palabra que no me gusta) durante un largo espacio de tiempo, bastante coincidente con la Edad Media, no representaba, en absoluto, una auténtica Iglesia de Cristo, ya que ni siquiera se podía considerar cristiana.

Era en una gran parte feudal, mantenía una actitud de dominio sobre los campesinos, actitud que algunas veces incluso fue agresiva, muchos llegaban al cargo por ser vástagos de familias ricas y poderosas. Tal Dirección era más bien anticristiana. El período al que me refiero, muy a grosso modo, se puede muy bien situar entre el siglo X y el siglo XV (ambos inclusive).

A menudo se me pregunta: ¿Acaso usted entiende, pues, que el Espíritu abandonó a la Iglesia durante tanto tiempo, contraviniendo la promesa de Jesús de una asistencia hasta siempre?

Hoy me voy a esforzar en una respuesta un poco detallada. ¿Abandonar el Espíritu a la Iglesia? Jamás. ¿A sus indignos representantes? Por supuesto que sí, faltaría más, no fuera el Espíritu de verdad si tal cosa no hiciera.

Y ¿cómo se explica eso?

El Espíritu es muy libre, y actúa muy libremente. No está sometido a ninguna ley, ni dogma, ni a ningún acuerdo, ni que fuera de un Concilio. Y muchísimo menos a los malditos cánones. No tiene límites, solo el Amor.

Durante estos siglos actuó de forma muy libre, muy competente, muy continuada. Veámoslo:

Movimiento cluniacense. Siglos X-XII. Renovación de la vida monástica: más espiritualidad y más cultura. Epicentro en Francia, y expansión europea.

Movimiento cisterciense. Siglo XII y continuación indefinida. Trabajo agrícola de los monjes, y predicación del Evangelio a los nuevos países. También de Francia al resto de Europa.
(Hasta aquí solo vida monástica, pero pensemos que los monasterios eran un núcleo muy central del feudalismo religioso.)

Movimiento valdés. Civil. Siglos XII-XIII. Movimiento regional del sur de Francia, principalmente. Muy evangélico, y muy centrado en la vida de pobreza y en la predicación popular del Evangelio, por parte de hombres y de mujeres (en la Iglesia oficial era un monopolio de los sacerdotes).

Movimiento cátaro (o albigense). Siglos XII-XIII. También del sur de Francia. Promotor de una vida pobre y sencilla. Sin embargo, predicaba una serie de afirmaciones dogmáticas muy especiales y, sobre todo, una moral muy dura: rechazo del cuerpo, del matrimonio, del sexo…

La orden franciscana. Siglo XIII y siguientes. De Italia, al resto de Europa, y después, al resto del mundo. Vida de pobreza, precisamente como crítica y protesta contra la riqueza de la Iglesia oficial, y predicación del Evangelio.

La orden dominica. Siglo XIII, también desde el sur de Francia al mundo. Más precisamente basado en la predicación itinerante, como objetivo principal, y no complementario.

La Reforma protestante. Siglo XVI e indefinidamente. Gracias a una persona excepcional, como buena y como inteligente. Condena valiente de lo que «debía» y urgía ser condenado. Impresionante popularización de la Escritura «recuperada», gracias a la imprenta. Rebrote de espiritualidad.

Los jesuitas (oficialmente, la Compañía de Jesús). Siglo XVI, e indefinidamente. Aunque iniciado en España, la orden se centralizó y se desarrolló desde Roma, hacia el mundo. Especializados, más que en la predicación popular, en el estudio teológico y en la enseñanza reglada, en universidades y colegios superiores. Más integrados en la Iglesia oficial que los movimientos anteriores, puesto que se veían como más «de orden». (Algunas veces han aparecido como muy fuertes y dominantes, lo cual ha traído problemas. Tras haber sido la derecha de la Iglesia, hoy son la entidad religiosa más de izquierdas.)

¿Qué nos parece? ¿Trabajó el Espíritu, y los hombres y las mujeres que lo siguieron? ¿Tuvo buenas ideas?

¿Hubo una continuidad cristiana a lo largo de esta época negra, aunque muy extraoficial, casi casi diríamos que de forma «desobediente»?

Quiero precisar que cubrió bastante bien el período de esos siglos tan negros (no los únicos negros, pero sí los que más).

A falta de ningún tipo de estudio, ni de datos, debemos suponer que la parte de la población afectada por estos movimientos, ya sea de forma activa, participando, o de forma pasiva, siendo influidos, fue siempre minoritaria. Actuación siempre oscurecida por una Iglesia oficial, mayoritaria, rica, poderosa, pero, desde un punto de vista humanístico-cristiano, más bien para tirar.

Lo cual nos llevaría quizás a un corolario, acepto que más bien subversivo: en la Edad Media, la verdadera Iglesia cristiana era minoritaria, cual lo es hoy día.

Cuando una Dirección, o un cargo de la Dirección, no va en la línea del Espíritu, del Evangelio, del sentir de las personas normales, no habría que perder demasiado tiempo con ellos; mejor idear formas nuevas, actuaciones paralelas…

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