"La piedad popular mantuvo por siglos su condición de pecadora" María Magdalena como ejemplo del servicio de las mujeres en la Iglesia

Magdalena arrepentida
Magdalena arrepentida

"En el decreto del 3 de junio de 2016, el papa Francisco equiparó la celebración litúrgica de santa María Magdalena a la de los apóstoles y la denominó, como ya lo hiciera Tomás de Aquino en el siglo XIII, 'apóstola de los apóstoles'"

"Con este cambio, hoy se la quiere descubrir 'como ejemplo del servicio de las mujeres en la Iglesia'"

"Para la ciencia bíblica actual, lo único que está claro es que pertenecía al círculo más cercano de los discípulos de Jesús"

"Aunque en algunas leyendas medievales se la describía como 'predicadora y apóstola', en la piedad popular seguía predominando la imagen de la 'pecadora convertida'"

En el decreto del 3 de junio de 2016, el papa Franciscoequiparó la celebración litúrgica de santa María Magdalena a la de los apóstoles y la denominó, como ya lo hiciera Tomás de Aquino en el siglo XIII, «apóstola de los apóstoles». Con este cambio, hoy se la quiere descubrir «como ejemplo del servicio de las mujeres en la Iglesia».

Newsletter de RD · APÚNTATE AQUÍ

Durante siglos, en Occidente se la identificó con la «pecadora» que derramó el aceite perfumado en la casa de Simón el fariseo (Lucas 7:36-50). Para la ciencia bíblica actual, lo único que está claro es que pertenecía al círculo más cercano de los discípulos de Jesús, que estuvo a su lado bajo la cruz, que fue la primera «testigo de la misericordia divina» en el huerto donde se encontraba la tumba, como dijo el papa Gregorio Magno, y que luego se convirtió en la primera anunciadora de la resurrección. Ella fue la persona (según el decreto con la tradición teológica) «que amó a Cristo y fue la más amada por él».

María Magdalena

Aunqueen algunas leyendas medievales se la describía como «predicadora y apóstola» y en las representaciones de la Pasión se le rendía homenaje en su papel junto a la tumba y en el huerto durante la historia de la resurrección, en la piedad popular seguía predominando la imagen de la «pecadora convertida», tan difundida por la Leyenda Aurea. Esto también se refleja en la iconografía de la penitente semidesnuda y cubierta de pelo, que se retiraba a la soledad.

Teresa de Ávila la veneraba como la santa «gloriosa» y quería, como ella (a quien se consideraba la «pecadora»), postrarse a los pies del Señor. Pero Teresa, que quería «enseñar y predicar», tuvo que aceptar en su época que las mujeres, en virtud de la enseñanza de san Pablo, no podían servir al Señor como ellas querían y como se sentían llamadas por el Señor mismo. Teresa encontró consuelo en la inmediatez de la experiencia mística: «Parecíame a mí que, pues san Pablo dice del encerramiento de las mujeres –que me han dicho poco ha y aun antes lo había oído que ésta sería la voluntad de Dios–, dijome (el Señor): ‘Diles que no se sigan por sola una parte de la Escritura, que miren otras, y que si podrán por ventura atarme las manos’».

Esta confortación interior del mismo Jesucristo necesitan hoy las mujeres, a las que María Magdalena, la «apóstola de los apóstoles», el decreto presenta «como ejemplo del servicio de las mujeres en la Iglesia».

*Mariano Delgado es catedrático de Historia de la Iglesia y Director del Instituto para el estudio de las religiones y el diálogo interreligioso de la Universidad de Friburgo así como Decano de la Clase VII (Religiones) en la Academia Europea de las Ciencias y las Artes de Salzburgo.

María Magdalena
María Magdalena

Volver arriba