"Pudiera ser considerado también un “Doctor communis” (Doctor común), es decir, un maestro de vida cristiana" Newman: el hombre más peligroso de Inglaterra

Newman
Newman

"Pablo VI, como hemos demostrado en una extensa investigación, ha sido sin duda, el Papa más newmaniano del siglo XX. Pero la admiración de los papas por Newman venía de mucho tiempo atrás"

"El mismo León XIII, luego del largo pontificado de Pío IX, al convocar su primer consistorio en enero de 1879, creará a Newman cardenal (sin ser obispo) del título San Giorgio al Velabro (Roma)"

"Incluso el núcleo de su doctrina se haría presente en la constitución “Lumen Gentium” al hablar del sentido de la fe y de los carismas del pueblo de Dios (LG 12)"

En los “Diálogos con Pablo VI” que Jean Guitton publica en 1967, recoge un recuerdo de una conversación tenida con Pío XII, hacia el final de su pontificado. El filósofo francés había expresado el deseo de que Newman, fuera más conocido en la Iglesia católica, a lo que el papa respondió de manera lacónica y profética: “No lo dude usted: Newman será un día Doctor de la Iglesia” [1].

La figura y el pensamiento de Newman tuvieron una lenta y fragmentaria recepción desde centroeuropa y en ámbito estrictamente académico, solo a partir del período de entreguerras[2]. Sin embargo, no es extraño suponer que Guitton pudiese dialogar con Pablo VI detenidamente sobre Newman. Giovanni Battista Montini, había leído desde sus años de juventud en Brescia, varias de las principales obras en traducciones francesas, que su párroco el oratoriano Giulio Bevilacqua, -a quien luego Pablo VI haría cardenal-, le acercaba para su formación personal durante los largos períodos de enfermedad.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Newman

Pablo VI, como hemos demostrado en una extensa investigación, ha sido sin duda, el Papa más newmaniano del siglo XX[3]. Pero la admiración de los papas por Newman venía de mucho tiempo atrás. El mismo León XIII, luego del largo pontificado de Pío IX, al convocar su primer consistorio en enero de 1879, creará a Newman cardenal (sin ser obispo) del título San Giorgio al Velabro (Roma)[4].

Newman no le era desconocido a Gioacchino Pecci, pues al parecer, cuando era nuncio apostólico en Bruselas, había conocido de cerca el Movimiento de Oxford[5], incluso había tratado personalmente con el P. Domingo Barberi[6], quien en su paso por Littlemore (Oxfordshire) recibiría a Newman en la Iglesia católica el 9 de octubre de 1845[7].

El cardenalato de Newman fue una estrategia delicada. León XIII le confiará en una oportunidad a Lord Selborne durante una visita a Roma en octubre de 1887, lo que había significado tomar aquella decisión: “¡Mi Cardenal! No fue fácil, no fue fácil. Decían que era muy liberal, pero yo había determinado honrar a la Iglesia al honrar a Newman. Siempre tuve gran estima por él”[8].

El gesto audaz de León XIII, tuvo lugar tan solo doce años después que monseñor Talbot [9], -un curial inglés cercano a Pío IX-, movido por un obispo inglés “ultramontano”[10], enviara una carta al cardenal y arzobispo de Westminster, Henry Edward Manning, diciendo: “si los laicos ingleses no están bajo control terminarán por ser gobernadores de la Iglesia en lugar del episcopado; están poniendo en práctica la doctrina del Dr. Newman en su artículo The Rambler […] El Dr. Newman es el hombre más peligroso de Inglaterra y verá que instrumentalizará al laicado contra vuestra excelencia”[11].

Newman
Newman

El artículo publicado por Newman en julio de 1859 en la revista conocida con el sugerente nombre “The Rambler” (“El Divagador”), era un estudio sobre la “Consulta a los fieles laicos en materia de doctrina”. La publicación del ensayo, como ha señalado John Coulson, no sin un poco de exageración, constituyó un acto de suicidio político, por el cual la figura de Newman y su carrera como teólogo, no logró restablecerse en adelante al interno de la Iglesia católica[12].

Habiendo gozado hasta el momento de una indiscutida reputación como leal mediador entre partidos extremistas del pensamiento católico inglés, se procuró en un solo golpe la desaprobación del Papa, y la reputación en los ambientes romanos de ser el “hombre más peligroso de Inglaterra”. La documentación que refleja los malentendidos, como también las cartas de protestas de varios profesores de teología del Seminario Católico de Ushaw, entre otros John Gillow, y las cartas del obispo católico de Newport, Thomas Joseph Brown, de denuncia a Roma por herejía, están recogidas en el volúmen XIX de “Letters and Diaries of John Henry Newman”, junto con la correspondencia de Newman desde enero de 1859 a junio de 1861.

En enero de 1860, cuando su obispo, William Bernard Ullathorne, que había sido monje en la Abadía de Ampleforth (Yorkshire), le informa de que el problema había llegado a instancias romanas, Newman se ofreció a explicar debidamente las frases que dieron pie a la acusación. En la Congregación de Propaganda Fide, de la cual dependían las diócesis católicas de Inglaterra luego de la restauración católica en 1850, redactaron una minuta de cuestiones para que fueran aclaradas por el autor, pero “inexplicablemente” ni el Cardenal Wisemann ni Manning, entonces su secretario, que en Roma tuvieron ese documento se lo hicieron llegar, y le dieron a entender que la cosa se arreglaría felizmente[13].

Fue recién en 1857 cuando dos oratorianos de la comunidad de Birmingham fundada por Newman, viajaron a Roma para aclarar otro asunto, cuando Newman se enteró de la oscura nube que se cernía sobre él, ya que en Roma pensaban que se había negado a responder a las cuestiones que lo afectaban. Fue así, que por consejo del P. Giovanni Perrone, -el gran teólogo de la Escuela Romana, a quien Newman había conocido entre 1846 y 1847 en las clases de la Gregoriana cuando se preparaba para recibir la ordenación sacerdotal-, aprovechará la nueva edición de su obra “Los arrianos del siglo IV”, para incluir en la nota V del apéndice final la mayor parte del artículo del “Rambler” y responder a las objeciones[14].

Lumen gentium
Lumen gentium

La paradoja de este “lugar teológico” de su biografía a poco más de cien años de los hechos, se halla en que aquella situación que puso a Newman en un cono de sombra y de sospecha por parte de la Jerarquía católica, hizo que el escrito viniera a resultar un texto clave en los debates conciliares sobre temas como Iglesia y Libertad Religiosa; incluso el núcleo de su doctrina, se haría presente en la constitución “Lumen Gentium” al hablar del sentido de la fe y de los carismas del pueblo de Dios (LG 12)[15].

En cierto sentido, Newman que fue considerado durante la celebración del Vaticano II como el “cardenal ausente”[16], estuvo allí presente de algún modo en las voces de Padres conciliares y teólogos, en particular por la voz del cardenal Valeriano Gracias, arzobispo de Bombay.

La Comisión Teológica Internacional, en un documento trabajado en el quinquenio 2009-2014, que saldría publicado con el nombre “El sensus fidei en la vida de la Iglesia”, cita a Newman en más de diez oportunidades, recurriendo al “polémico” escrito[17], una prueba más de que su nombre ha quedado como testimonio de su paso por el aula conciliar, y aunque es difícil trazar el influjo directo en los mismos documentos conciliares, es indudable que el Concilio ha confirmado muchas de sus posiciones[18].

La declaración de Newman como Doctor de la Iglesia, que el Papa León XIV hará el 1 de noviembre, Fiesta de Todos los Santos, en el marco del jubileo de los educadores católicos, abre a un par de consideraciones. En primer lugar, el próximo 9 de octubre se cumplirán 180 años del “paso” de Newman a la Iglesia Católica. Fue esta fecha que eligió la Iglesia en su calendario litúrgico para conmemorar a Newman, cuando Benedicto XVI lo beatificó el 19 de septiembre de 2010 (la “única” beatificación que quiso reservarse en su pontificado, durante su viaje al Reino Unido).

Oriel College Oxford
Oriel College Oxford

En aquella ocasión, el lema celebrativo elegido, fue la frase escogida por Newman para su cardenalato “Cor ad cor loquitur” (el corazón habla al corazón). En verdad, todo un programa de espiritualidad y eclesiología actual en clave sinodal y ecuménica, podría desarrollarse a partir de esta frase. Es el corazón del Dios trino revelado en Cristo que habla, por la acción serena y discreta del Espíritu, al corazón de cada hombre y de cada mujer; pero también, es el corazón de la fraternidad y sororidad de las comunidades cristianas, en todos sus estados de vida, las que se animan a poner en el centro de sus diálogos (“conversación en el Espíritu”, según la metodología del sínodo de la sinodalidad) al Jesús del Evangelio, y que acreditan y hacen contagiosa la presencia de Dios en medio de ellas, buscando crear puentes que alcancen incluso a los cristianos y cristianas “desconcertados”.

Un diagnóstico real pero desafiante, son los miles de católicos que en los últimos años se han alejado de la Iglesia (institución)[19], -no de Dios- porque se han hecho una “idea” de Dios deformada, muchas veces en el “diafragma” de la Iglesia católica, y que a pesar de ello encuentran motivos válidos para esperar y argumentos que sostener, para que la Iglesia sea lo que “Jesús quería” un “hogar” para “todos, todos, todos”[20].  

La santidad de Newman y su grandeza como educador[21], no pueden entenderse de manera abstracta si se toma en serio su biografía; lejos se encuentran su forma de pensar como su espiritualidad, de los moldes clásicos transmitidos por generaciones en el seno de la Iglesia católica. Un camino de acceso siguiendo a Jean Honorè, carmelita experto en la espiritualidad de Newman, es considerar su itinerario espiritual y vital, para poder dar con sus opciones más profundas[22].

En este sentido, su vida bien puede expresarse como un desarrollo (“development”) de la unidad indivisible del anglicanismo y catolicismo[23], que tienen en Oxford y Birmingham, los dos polos de su existencia. Es significativo, que ambas ciudades se encuentran hoy en la misma Arquidiócesis católica de Birmingham. Oxford ubicada en las extremidades australes de ese territorio, ha tenido en el siglo XIX una visión cultural y política mucho más urbana y concentrada en Londres. Sin embargo, la mirada de Newman se afianzó en otra dirección.

Acta de confirmación de Newman
Acta de confirmación de Newman

Con la fundación del Oratorio de San Felipe Neri en Birmingham en 1848, Newman escogió la “fábrica del mundo”, -como fue denominada la ciudad durante la Revolución industrial-, con su dinamismo, su libertad y no-conformidad religiosa, pero también con sus grandes desafíos: inmigración masiva, especialmente irlandeses que trabajaban en la construcción de canales, miseria y falta de educación. Es a este mundo al que Newman dio su corazón de pastor, para atender a las necesidades y extender la fe del evangelio. El teólogo inglés James Tolhurst, durante nuestro encuentro en Sussex en enero de 2015, me ha comentado que el contexto vital y social de Birmingham, particularmente de los fieles que vivían en los barrios de Digbeth, Deritend y Edgbaston a mediados del siglo XIX,  es “indispensable” para reconocer la intención y propuesta de Newman en sus dieciocho “Discursos para auditorios mixtos” publicados en 1849[24].   

Sin embargo, ya desde su predicación anglicana[25], como en sus obras del período católico, se advierte que en el centro de su propuesta se encuentra el lugar reservado a la “conciencia”[26], el primer y principal vicario de Cristo en la tierra, por el que Newman estuvo siempre dispuesto a hacer un brindis[27]. La “peligrosidad” de Newman, -dicho con ironía inglesa-, no es otra que el primado de la “conciencia” cuando se le deja que hable “desde la cátedra” (ex cathedra)[28]; es a ella a quien ha obedecido como a una “voz amiga”, en quien se puede confiar sabiendo incluso de sus consecuencias adversas. En el caso de Newman, la puesta en juego de su propia reputación personal, ha sido un acto de conciencia.

La carta enviada a Thomas Joseph Brown, obispo de Newport[29], el 3 de noviembre de 1869, habla de la claridad e integridad de su conciencia, a la vez de su humildad y genio retórico: “Estimado señor: Agradezco a su Señoría su amable carta, pero no puedo decir más de lo que he dicho en el pasado. Hace apenas diez años, un obispo inglés, sin mediar palabra (lo cual lo habría resuelto todo) y a pesar de las instrucciones divinas de Mateo 18,15, denunció un escrito mío ante las autoridades de Roma. Este hombre sin escrúpulos, ha despertado tal cantidad de prejuicios contra mí, que es suficiente para inducirme a seguir las claras razones que ahora me llevan a permanecer tranquilo en casa. Quedo, estimado señor, fiel servidor de su señoría en Cristo. John Henry Newman, Oratoriano”[30].

El artículo sobre la “Consulta a los fieles”, expusieron a Newman al escarnio, principalmente por miembros de la jerarquía católica y católicos conservadores que lo tildaron durante años de “modernista”[31].

Una situación semejante, que Newman conocía muy bien, por el “caso Achilli”, que lo había involucrado tras haber citado su “caso” en una de sus conferencias sobre la “situación de los católicos en Inglaterra, con el que estuvo a punto de ir a prisión. El  “Newman histórico” y no solo el “Newman de la fe”, es una figura lejana a los “santos de estampas”; detestaba las vidas de santos edulcoradas, que dividen la vida de una persona en capítulos de fe, esperanza y caridad. En realidad, fueron sus actos buenos y malos, su conocimiento extraordinario sobre el acto de fe[32], entorno a las certezas como a las dudas, y su amor como adhesión a lo real y desconfianza de las apariencias y fanatismos religiosos, por los que lo reconocemos como a un “maestro de la fe cristiana”, que la Iglesia católica desea proponer como Doctor.

Cartas y diario de Newman
Cartas y diario de Newman

Pero había, sin embargo, una preocupación profunda en Newman, cuando pensaba en aquellos que algún día se interesarían por su obra cuando ya no estuviera en este mundo para poder defender su imagen y sus ideas: “quiero que se me conozca como un ser de carne y hueso y no como el maniquí que se viste de mis ropas”[33]. Newman el gran Newman, lejos de los clichés en que ha sido encerrado en los últimos años, interesados más, en erigirlo como “abanderado” de cierto catolicismo apologético, “poco católico”[34], es el primero en rebatir su imagen tantas veces “construida”.

Es a través del testimonio hecho de sinceridad y delante de su conciencia, registrado en sus más de 20.000 cartas y escritos autobiográficos, lo que da el “password”, para ingresar en su complejo mundo y saber qué pensaba, qué sentía,  qué creía, qué admiraba y qué le dolía de la Iglesia. Tal vez, por estas razones, pudiera ser Newman considerado también un “Doctor communis” (Doctor común), es decir, un maestro de vida cristiana, en quien se reconoce, no solo una doctrina segura, sino una sabiduría en el ejercicio de la fe, una “biografía teológica”, que refleja su poliédrica doctrina.        

Este grabado es famoso: circulaba en Oscott college cuando Newman se preparaba para la confirmación: "Una nueva red de juegos para atrapar conversos"
Este grabado es famoso: circulaba en Oscott college cuando Newman se preparaba para la confirmación: "Una nueva red de juegos para atrapar conversos"



Notas de referencia:

[1] Jean Guitton, “Diálogos con Pablo VI”, Cristiandad, Madrid, 1967, p. 213.
[2] Cf. Ricardo Mauti, “La recepción de Newman en la teología del siglo XX”, Teología 87 (2005) 417-462.
[3] Cf. Ricardo Mauti, “Newman nel pensiero e nella vita di Paolo VI”, Notiziario, 32 (2002) 21-54.
[4] Cf. Ricardo Mauti, Newman peregrino de la verdad. Un camino teológico-espiritual, Agape, Buenos Aires, 2011, pp. 219-225.
[5] Cf. Sheridan Gilley, “Keble, Froude, Newman, and Pusey”, en Stewart Brown, Peter Nockles, James Pereiro (eds.), “The Oxford Handbook of The Oxford Movement”, Oxford University Press, Oxford, 2017, pp. 102.
[6] Domenico Barberi (1792-1849), misionero en Gran Bretaña, estableció la Congregación Pasionista en 1842. Fue beatificado por Pablo VI en 1963.
[7] John Henry Newman, “Apología pro vita sua. Being a History of his religious opinions”, Edited, with and Introduction and Notes, by Martin J. Svaglic, Clarendon Press, Oxford, 1990, pp. 137-213, 211.
[8] “Leo XIII spoke in a similar way. They said he was too liberal, but I had determined to honour the Church in honouring Newman. I alwaus had a cult for him. I am proud that I was able to honour such man”, The Letters and Diaries of John Henry Newman, Edited at the Birmingham Oratory with Notes and Introduction by Charles S. Dessain and Thomas Gornall SJ., vol., XXIX, Clarendon Press, Oxford, 1976, 426; en adelante LD.
[9] Cf. Placid Murray O.S.B., “Newman the Oratorian. His unpublish Oratory Papers”, Leominster, Herefordshire, 1980, p. 227.
[10] Sobre el “ultramontanismo”, una corriente de pensamiento defensora de la definición del dogma de la infalibilidad papal, puede verse: John W. O’Malley, SJ., “El Vaticano II. El Concilio y la formación de la Iglesia ultramontana”, Sal Terrae, Santander, 2019, pp. 79-81.
[11] E. S. Purcell, “The Life of Cardinal Manning”, vol 2., Macmillan, London, 1896, pp. 317-318.
[12] J. Coulson, “Introduction”, en J. Coulson, “On Consulting the Faithful in Matters of Doctrine”, Geoffrey Chapman, London, 1961, p. 8.
[13] Cf. LD XIX, pp. 289 ss. y 333 ss.
[14] Ricardo M. Mauti, “La unidad de la Iglesia en John Henry Newman”, Agape, Buenos Aires, 2018, p. 378, nota: 115.
[15] Cf. Ian Ker, “Newman on Vatican II”, Oxford University Press, Oxford, 2014, pp. 22-23; 65-66.
[16] Cf. Pedro Langa, “El Vaticano II, Concilio del Cardenal Newman”, Rag 96 (1990), pp. 789-790.
[17] Cf. Comisión Teológica Internacional, El “sensus fidei” en la vida de la Iglesia, BAC, Madrid, 2014, pp. 32, 33, 37, 38, 39, 40, 41, 44, 69, 95.
[18] Cf. Nicholas Lash, “Newman and Vatican II “, New Blackfriars 92 (2011) p. 243.
[19] Para Argentina, pueden consultarse los datos en: Fortunato Mallimaci (dr.), “Atlas de las creencias religiosas en la Argentina”, Biblos, Buenos Aires, 2013, pp. 91-110.
[20] Expresión del Papa Francisco utilizada en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en 2023 en Lisboa.
[21] Cf. Ian Ker, “La grandeza de Newman”, en Adolfo González Montes, “Pasión de verdad. Newman cien años después, el hombre y la obra”, Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos Juan XXIII, Universidad Pontificia de Salamanca, 1992, p. 79-99, 88-91.
[22] Cf. Jean Honorè, “The Spiritual Journey of Newman”, New York, 1997, 271.
[23] En un pasaje célebre de su “Apología”, Newman, expresó claramente su visión sobre la Iglesia Anglicana que había dejado en 1845: “La Iglesia de Inglaterra (Church of England), ha sido para mí el instrumento de la Providencia para hecerme grandes beneficios […] Y habiendo rebido tan grandes bienes de la Iglesia anglicana establecida, ¿tendré corazón o, mejor dicho, tendré tan poca caridad que desee verla destruida, sin pensar que está haciendo por tantos otros lo que hizo por mí?, John Henry Newman, “Apologia pro vita sua”, Oxford at the Clarendon Press, 1990, p. 297.
[24] Entrevista con J. Tolhurst en enero de 2015, en la “casa de campo” del Opus Dei (Sussex) hablando sobre la edición crítica de sus “Discursos para auditorios mixtos”; Jean Tolhurst, “Introduction”, en John Henry Newman, “Discourses addressed to Mixed Congregations”, Gracewing, Leominster, 2002, ix.
[25] Puede verse nuestro artículo: Ricardo Mauti, “Newman, el predicador de St. Mary”, Newmaniana, Año XIII, 38 (2003), pp. 48-72.
[26] Sobre este tema puede verse: Geertjan Zuijdwegt y Terrence Merrigan, “Conscience”, en Frederick D. Aquino, Benjamín J. King, “The Oxford Handbook of John Henry Newman”, Oxford University Press, Oxford, 2018, pp. 434-453.
[27] El texto del “famoso brindis”: “Certainly, If I am obliged to bring religion into after-dinner toasts […] I shall drink, to the Pope, if you please, still to conscience first, and to the Pope afterwards”, John Henry Newman, “A Letter addressed to the Duke of Norfolk on occasion of Mr Gladstone’s Recent Expostulation”, en Certain Difficulties felt by Anglicans in Catholic Teaching, vol. II, Longman, Green & Co., London, New York & Bombay, 1900, p. 261.
[28] La posición de Newman frente al dogma de la infalibilidad papal es clara: “¿Por qué si creo en la infalibilidad papal, no deseo que sea definida. Mi respuesta es: porque no puede ser definida si levanta más cuestiones que las que resuelve”, LD XXIV, p. 334.
[29] El obispo que en alianza con Talbot difamó a Newman a raíz de su escrito sobre la “Consulta a los laicos en materia de doctrina”.
[30] “The Letters and Diaries of John Henry Newman”, XXIV, pp. 361-362.
[31] Un estudio excelente sobre A. Loisy, muestra la simpatía de los teólogos modernistas por Newman; ver: Jeffrey L. Morrow, “Alfred Loisy’s & Modern Biblical Studies”, The Catholic University of America Press, Washington, D.C., 2019, p. 135; en la pag. 135 (nota 9) es citado nuestro artículo: “La recepción de Newman en la teología del siglo XX” (2005).
[32] Cf. Ricardo Mauti, “Creemos porque amamos. La estructura interna del acto de Fe en John Henry Newman”, Teología 101 (2010) pp. 138-154.
[33] “I wish to be known as a living man, and not as a scarecrow which is dressed up in my clothes”, John Henry Newman, “Apologia pro vita sua”, p. 12.
[34] Ha sido infinidad de veces citada la frase de Newman: “no ha sido la Iglesia católica, la que me hizo católico, los Padres de la Iglesia me hicieron católico” (“The Fathers made me a Catholic”), John Henry Newman, Diff. II, 24.

Volver arriba