DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS DE LA NATURALEZA

Todos los seres de la Naturaleza tienen dignidad y derecho a vivir.

El fin de la segunda guerra mundial llevó a la comunidad internacional a plantearse la necesidad de dotar de una mayor protección a los derechos humanos. Es entonces, cuando la Asamblea General de Naciones Unidad aprobó en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este 10 de diciembre conmemoramos el 73 aniversario de aquella Declaración, la cual significó un avance para la humanidad en orden a la construcción de una sociedad libre de discriminaciones, justa y digna. Sin embargo, en esta Declaración todavía no se concebía los derechos de la Naturaleza como parte intrínseca de los derechos humanos. En aquella época, la problemática ambiental no aparecía como una urgencia.

Sin duda, la proclamación de la Declaración Universal de Derechos Humanos fue un paso trascendental en la toma de conciencia de la dignidad de la persona humana sin importar etnia, cultura, lengua, nacionalidad, credo religioso, género o condición social.

Esta Declaración es un reto para soñar que es posible construir un mundo distinto, más humano y feliz para todos.  Para ello es necesario y urgente cambiar las estructuras socioeconómicas y políticas existentes porque son injustas, discriminatorias y causantes de la pobreza y hambre en la inmensa mayoría de la humanidad y destructoras del medio ambiente.

El primer derecho humano es el derecho a una vida digna. Y esto implica el derecho a la alimentación, trabajo, salario digno, educación, salud, vivienda, recreación…en un clima de libertad y respeto. Y ello implica el cuidado del medio ambiente.

El sistema neoliberal concibe el mundo como un gran mercado que se mueve por la competencia sin control y sin límites. La libertad es la palabra mágica: libertad a todos los niveles para conseguir la máxima acumulación de riqueza en beneficio de una minoría privilegiada, explotando a los trabajadores y destruyendo el medio ambiente. Este sistema visualiza a todo el planeta como un campo para la explotación y el mercado. Es por eso que pretende limitar la intervención del Estado en la economía porques considera más beneficioso dejarla en manos de la iniciativa privada. La propiedad privada es un derecho humano natural. Todo hombre y mujer tienen derecho a poseer sus propiedades personales. Tienen derecho a vivir bien. Pero nadie puede vivir bien si su existencia implica que otros vivan mal. Desde el punto de vista ético es inaceptable.

La ONU señala que “No puede pretenderse el pleno respeto a la dignidad del ser humano, ni a su libertad, si no existen condiciones económicas, sociales, culturales y ambientales que garanticen la vida y el desarrollo de todos los seres humanos”.

Los DDHH han evolucionado desde los de primera generación (derechos civiles y políticos), segunda generación (derechos económicos, sociales y culturales), hasta llegar hoy a los derechos de la Naturaleza. De este modo, los Derechos Humanos se contemplan indisociablemente unidos a la defensa de la Naturaleza.  El ser humano no es dueño y señor de la Naturaleza sino que forma parte de ella. Es necesario dejar de ver la Naturaleza como objeto para contemplarla como sujeto. De ahí surge el desafío de reconocer los derechos de la Naturaleza, pasando de un mero enfoque antropocéntrico a uno más socio-biocéntrico que reconozca la indivisibilidad de todas las formas de vida.

Hoy vamos tomando conciencia de que todo lo que existe se encuentras interrelacionado y unido a través de una maravillosa trama de relaciones. Cada ser compone un eslabón de la inmensa corriente cósmica. Todos los seres de la Naturaleza tienen dignidad y derecho a vivir.

Los Derechos de la Naturaleza se complementan e interrelacionan con los Derechos Humanos individuales, económicos, sociales, políticos y culturales. Y se potencian mutuamente.  Así lo expresa también el papa Francisco en la encíclica Laudato Si: “Nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta… Estamos incluidos en la Naturaleza, somos parte de ella y estamos interpenetrados...  Cada ser vivo se complementa con los demás…. Las personas somos parte del ecosistema”.

Si en Murcia el Mar Menor se está degradando es precisamente por la falta de conciencia de los dirigentes de nuestra Comunidad. No han entendido que la Naturaleza es parte del ser humano y que sus derechos son nuestros derechos. Afortunadamente, el pueblo murciano está despertando. Ha salido a las calles apoyando la iniciativa de conceder personalidad jurídica al Mar Menor.

Es de reconocer la lucha infatigable de Teresa Vicente, directora de la Cátedra de Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza que, apoyada por la Universidad de Murcia, grupos ecologistas, Amnistía Internacional y por la ciudadanía, han conseguido más de 600.000 firmas, entregadas al Congreso de los Diputados, apoyando la personalidad jurídica del Mar Menor. Otorgar esta personalidad jurídica es reconocer que el Mar Menor tiene vida, que somos parte integrante de él y lo queremos vivo.

Volver arriba