JOSÉ DE SEGOVIA
Cada vez son más los músicos contemporáneos que abandonan el círculo de la llamada “música cristiana”, para entrar en la gran escena de una industria, donde tienen que luchar mucho para librarse de la etiqueta de “artistas cristianos”. Este es el caso de POD, un grupo de rap californiano, que abandera todo un movimiento de resistencia al termino “grupo cristiano”, con el que se quiere encajonar a ciertas bandas como religiosas. Parte de la culpa, la tienen según ellos los representantes de una subcultura cristiana que se aprovecha de su fama para aumentar las ventas con la distribución de sus discos en librerías religiosas. Los representantes de la Asociación de Música Gospel les han contestado reivindicando su derecho a darles premios, como “artistas cristianos”, puesto que quieren apoyarles. Ellos dicen que lo que quieren es vender discos y se niegan a ser “un grupo cristiano”, aunque tengan un “mensaje espiritual”. Lo cierto es que detrás de todos estos nombres y etiquetas, hay ya mucho dinero en juego: medio billón de dólares, factura al año la industria de la llamada “música cristiana”…
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