Silencio

Me impactó el libro que con este mismo título, el escritor japonés Shusaku Endo (1923-1997) escribió en 1966 y está publicada por Edhasa. Ambientada en el Japón del siglo XVII, recoge el choque cultural y religioso entre los esfuerzos de los misioneros jesuitas con la mentalidad japonesa materialista. El nuevo trabajo del director Martin Scorsese rescata esta historia de la mano del actor protagonista Andrew Garfield en el papel del jesuita Rodrigues. La previsión era llegar en los cines a principios de 2016. A ver si llega pronto.

Las primeras generaciones de conversos japoneses les fueron bien, pero pronto tuvieron que enfrentarse a diversas persecuciones locales; además de la rivalidad protestante de ingleses y holandeses), Japón oficializó el budismo y los intereses despóticos de la nobleza local tampoco ayudaba a implantar la solidaridad y el amor fraterno. Y no menos importante, la difícil inculturización en una mentalidad oriental tan diferente en el contexto de las prácticas coloniales, en este caso portuguesas.

En la novela, dos jesuitas quieren llegar a Japón en plena prohibición de cualquier atisbo de cristianismo bajo pena de torturas y la muerte. Son enviados desde Portugal como la punta de lanza para consolar a los perseguidos y averiguar qué es de cierto que el provincial se ha convertido en un apóstata. En esta aventura, el padre Sebastián Rodrígues va experimentando su propia conversión llegando incluso a dudar de la bondad de Dios y de Jesús misericordioso cristiano cuando experimenta el silencio ante el dolor, sobre todo el de sus fieles.

No es de extrañar que Graham Greene dijera que es una de las mejores novelas de nuestro tiempo. Endo en esta novela (premiada con los mejores galardones literarios de Japón), es el Greene japonés, sin duda. Novela elegante que mantiene el interés hasta la última página. Los “malos” tienen sus razones mientras que los buenos presuponemos que Dios va a actuar de una manera parecida a lo que nosotros creemos que tiene que ocurrir. Pero nuestras previsiones sobre lo que Dios debe hacer en un momento concreto no suelen coincidir con los suyos. Y los dilemas morales pueden llegar más lejos de lo que habíamos previsto. Por último, de la historia principal cuelga una historia paralela no menos espectacular; la del personaje Kichijoro y su relación con el jesuita Rodrigues.

Una gran historia del amor cristiano que al rodarse para el cine, ha sido supervisada por algunos jesuitas a petición de Scorsese a fin de que todo resulte con la máxima veracidad posible. El libro al menos, queridos lectores, no se lo pueden perder ¡Que aproveche!
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