La carta de Sor Verónica a las clarisas, ¿reflejo de su personalidad?

En ocasiones, la escritura es el reflejo del alma. Gracias a una carta, que publicamos ayer, podemos conocer un poco más y mejor el alma, las motivaciones, la espiritualidad y el proceso que condujo a Sor Verónica, la ex clarisa y actual fundadora y superiora de Iesu Communio a crear y poner en marcha, con todas las bendiciones eclesiásticas, una nueva congregación religiosa. Una carta que habla amplia y claramente (porque larga es la misiva) de la personalidad de la que la escribe. Tanto en el fondo como en la forma.
Y la verdad es que la forma refleja una escritura un tanto infantil, poco cuidada, con frases excesivamente largas y con construcciones sintácticas antiguas y enrevesadas. No escribe nada bien, Sor Verónica. Pero tampoco es una escritora. Y, además, entró en clausura a los 18 y, aunque, al parecer, se ha cultivado en otros ámbitos, quizás no tuvo tiempo de hacerlo en éste.
Le conviene, sin embargo, rodearse de buenas colaboradoras. Incluso de gente que sepa redactar bien. Expresarse bien es el camino para una honesta comprensión. Si ella no sabe hacerlo, ¿no dicen que en Lerma-La Aguilera hay decenas y decenas de muchachas con sus carreras terminadas? ¿Ni una sola periodista, filóloga o escritora?. Independientemente de que se esté de acuerdo o no con su decisión, Sor Verónica está llamada a ser una estrella mediática. Lo quiera o no. Y su obra va a estar, a partir de ahora, en el candelero de los medios todavía más que antes. Lo normal es que busque un ben equipo mediático, que le ayude a sortear las procelosas aguas de los medios de comunicación. Dejarlo todo a la improvisación y a la buena voluntad suele conducir al fracaso. Ya nadie hoy puede prescindir de la comunicación en la Iglesia. O comunicas o te comunican. Y ni siquiera comuicando bien está asegurado el éxito en la opinión pública.
¿Y el fondo? De la larga carta de Sor Verónica, escrita a borbotones y, al parecer, sin un esquema previo, se deducen algunas cosas, sin ánimo de ser exhaustivo:
1/ "Excusatio non petita..." Ésa es la primera impresión que uno recibe al leer la carta. Parece sentirse culpable ante sus ex hermanas clarisas.
2/ Intenta justificarse continuamente sus decisiones y achacar su responsabilidad a los demás. Desde el arzobispo de Burgos a la misma Providencia. En un ejercicio de espiritualismo infantiloide y desencarnado.
3/ Confiesa que muchas de sus "hijas" profesaron el carisma clariana sin asumirlo, sin quererlo y sin confiar en él. ¿Y se las aceptó así? ¿Son válidas esas profesiones?
4/ Algunos descubren en su carta una buena dosis de personalismo. Es lo lógico en una monja carismática, capaz de convertirse en fundadora. En poco tiempo y con los bendiciones de la Santa Sede. No hay obras nuevas sin cierta dosis de personalismo. El caso está en evitar que el personalismo se convierta en culto a la personalidad.
5/ Ella misma se plantea las prguntas claves y reiteradas o los reproches que se les suelen hacer (¿por qué no habéis informado nates?, ¿por qué no os repartís?), pero no las contestas. O las contesta con evasivas sobre el dejarse guiar por la mano de Dios.
6/ Me gusta que sea lo suficientemente humilde como para pedir perdón por el daño causado (consciente o inconscientemente) a las hasta ahora sus hermanas clarisas.
José Manuel Vidal