Las negociaciones entre el Psoe, el PNV y CiU sobre los profesores de religión estaban en su momento más álgido. Todo iba por buen camino. Pero en el momento más crítico alguien llamó a uno de los representantes de CiU en las negociaciones para hacerle saber que "la
Conferencia episcopal estaba en contra del acuerdo". Eso significaba reventar unos acuerdos por los que venían luchando los profesores de Religión desde hacía más de 25 años.
Los negociadiores "oficiosos" tuvieron que emplearse a fondo para conseguir que CiU comprobase fehacientemente que el presidente de la CEE apoyaba el acuerdo. Como no podía ser de otra manea,
Blázquez no podía negar para todo el Estado unos acuerdos que, en sus líneas básicas, ya funcionaban (y satisfactoriamente para todos) en Euskadi.
Todavía no se sabe la identidad de la persona que hizo la llamada "en nombre de la CEE" sin contar con la opinión de su presidente, al menos. Lo que sí saben los implicados en la negociación y sobre todo los profesores de Religión es que alguien, en Añastro,
intentó puentear a Blázquez. Esta vez, sin conseguirlo.