"Hoy es un buen día para que nos preguntemos sobre la fe" Es cuestión de corazón y de abrazos

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Fe Fano

"Jesús dejó en el aire una pregunta: 'pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará en la tierra esta fe?'"

"En mi juventud esa pregunta me parecía retórica, hoy me parece pertinente, preocupada, realista, dolorosa, y la respuesta empieza a tener el sabor amargo de un futuro, del que parece ausentarse la fe en Dios y en su justicia"

"Hoy, en un mundo en el que ha crecido, hasta hacerse montaña gigantesca, la fe en la tecnología, es un buen día para que nos preguntemos sobre la fe. Esa otra fe, que a Dios no le da respiro"

Temo que hayamos olvidado el mandato recibido, de orar siempre, orar sin desanimarnos, de obligarnos a nosotros mismos a ser insistentes en la oración, como si quisiéramos obligar a Dios a que nos escuche.

Jesús dejó en el aire una pregunta: “pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará en la tierra esta fe?. En los días de mi infancia y juventud, esa pregunta me parecía retórica, y la respuesta se me antojaba evidente: seguro que encontrará esa fe… Hoy, la pregunta me parece pertinente, preocupada, realista, dolorosa, y la respuesta empieza a tener el sabor amargo de un futuro, del que parece ausentarse la fe en Dios y en su justicia.

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Hoy es un buen día para que nos preguntemos sobre la fe.

Es evidente que vivimos en un mundo en el que ha crecido, hasta hacerse montaña gigantesca, la fe en la tecnología, una fe que nos hace seguidores, esclavos, adoradores de un dios que procesiona en nuestras manos, se adueña de nuestros ojos, nos encierra en nosotros mismos, y, como si se nutriera de nuestra sangre, se queda con nuestra vida…

Predicaciones Cristianas - La iglesia dormilona

Es evidente también que, allí donde todavía se mantienen formas tradicionales de expresar la fe, esos “restos y reliquias de la mala vida pasada”, suelen ser ritos que aún celebramos, fórmulas que aún repetimos, sin que los ritos tengan ya un significado de salvación, sin que las fórmulas tengan ya nada que decir de nosotros ni de Dios. Nos hemos transformado en repetidores de gestos y palabras que nada aportan a nuestras vidas.

Pero si la pregunta que nos hacemos es por esa otra fe, que a Dios no le da respiro, porque lo agobia con la insistencia del creyente en reclamar justicia, entonces mucho me temo que esa fe se haya hecho escasa, y ya no se la haya de suponer huésped habitual de iglesias y conventos, tampoco de la casa familiar, y que se la habrá de buscar, si queremos encontrarla, en la intimidad de hombres y mujeres que se obstinan todavía en ser discípulos de Jesús.

La fe no se hereda: se escoge. Y hoy, puede que más que nunca, toca ser conscientes de esa opción.

Si escojo creer, escojo hacerme discípulo de Jesús, escuchar su palabra, guardarla en el corazón, cumplirla, vivirla…

Si escojo creer, escojo hacerme cargo de las necesidades del pueblo de Dios, y sostenerlo con toda mi debilidad en su lucha de cada día…

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Si escojo creer, escojo hacerme el loco delante de Dios, el impertinente, el cabezudo, el irreductible… la viuda fastidiosa… el Jesús de todos los días…

Si escojo creer, escojo vivir con los brazos en alto, los ojos en Dios, el corazón en la necesidad de los pobres…

Si escojo creer, escojo fijar con Jesús mis brazos a su cruz: aquellos brazos abraza-ladrones, abraza-verdugos, abraza-todos, abraza-todo… para que el Padre, a todos nos encuentre abrazados por su Hijo, abrazados en su Hijo.

Creer, es volver loco a Dios con nuestra obsesión por su justicia.

Creer, es dar la vida con Cristo Jesús, para que todos vivan.

Creer, es cuestión de corazón y de abrazos.

La práctica de la fe | Blog de Vida Nueva

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