Una crítica sana a directivos, jerarquía, superiores ha de ser con caridad, positiva y serena. Nos fijaremos en distintos casos que pueden hacernos pensar. Hoy en el de SAN ENRIQUE DE OSSÓ 1840-1896 FUNDADOR DE LA COMPAÑÍA DE SANTA TERESA DE JESÚS
El conflicto comenzó por un terreno que una piadosa señora cedió a mosén Enrique y en donde se construyó un convento de Carmelitas Descalzas.
En 1878 la Compañía crecía a pasos agigantados. Necesitaba una casa de formación. Se decide que la Compañía edifique en el mismo terreno cedido a Don Enrique (junto a las Carmelitas), en donde hay suficiente espacio para otras edificaciones. Así quedarían en el mismo espacio las Carmelitas orantes y las Teresianas enseñando. Todos están de acuerdo.
¿Pero qué sucedió después? Las carmelitas presentan una denuncia al obispado por la construcción de un colegio que ocasiona graves daños. Sólo Dios sabe todo lo sucedido a raíz de esto. El que escruta el interior de los corazones.
Tres sacerdotes, amigos hasta entonces, presentan también recurso contra el colegio. Se abre expediente contra mosén Enrique. Lo cierto es que Ossó era demasiado alabado por todos. No sólo en Tortosa, en España entera. Y esto molesta siempre a los mediocres, de pequeño corazón.
El proceso sigue adelante. Las sentencias dadas son recurridas de uno a otro tribunal eclesiástico. Los últimos años de vida del santo estuvieron envueltos en la amargura. Y el proceso duró hasta después de la muerte de Enrique de Ossó. Y las pruebas de la justicia de su causa, fraudulentamente ocultadas, no fueron descubiertas hasta el año 1967 en los archivos vaticanos.
José María Lorenzo Amelibia
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