DAME UN CORAZÓN SENCILLO

Espíritu Santo,
dame un corazón sencillo
que no se repliegue sobre sí mismo
a regustar sus propias tristezas;
un corazón magnánimo en darse,
fácil a la compasión;
un corazón fiel y generoso,
que no olvide ningún bien recibido,
ni guarde rencor por ningún mal.

Forma en mí un corazón dulce y humilde,
pronto a perdonar;
capaz de soportar mansamente
todas las contrariedades;
un corazón que ame
sin exigir ser correspondido,
contento de desaparecer en los otros corazones,
sacrificándose en presencia del Padre celestial;
un corazón grande e indomable, tal que
ninguna ingratitud sea poderosa para cerrarlo
ni a cansarlo ninguna indiferencia;
un corazón atormentado por
la gloria de Jesucristo,
herido por su amor con una llaga
que no cicatrice sino en el Cielo.
P. Grandmaison
Volver arriba