Hoy es la fiesta de Pentecostés; la segunda en importancia del año. Celebramos el momento en que empezó nuestra Iglesia Católica; cuando, reunidos los Apóstoles con María en el Cenáculo, recibieron el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

Para nosotros es una fiesta muy íntima. Es el día de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad: el Espíritu Santo, Dios igual que el padre y el Hijo. Él habita en nuestros corazones por la gracia santificante.

Vamos a hacer un acto de amor a Dios para purificar nuestra alma del pecado... si lo hubiese.
Y vivir en intimidad todo el día con el Espíritu Santo. Confiar en su amor. Él nos quiere. Nos guía por la vida con providencia. Santifica nuestras almas; es como el encargado de la Trinidad de esta función íntima. Vamos a estar atentos a Él; a unirnos a Él; amarle. El Espíritu Santo será nuestra fuerza y nuestra paz.


José María Lorenzo Amelibia
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