Me gustó la iniciativa de aquel padre de familia: "Faltan tres meses para la primera comunión de mi hija. Vamos leyendo con ella muy despacio y comentando cuanto en el libro "Historia de un alma" narra Santa Teresa del Niño Jesús sobre su primera comunión. la hija lo escucha con embeleso. Estamos seguros de que no se le ocurrirá, como a algunos niños, pensar tan solo en los regalos que va a recibir ese día. Es consciente de que Jesús va a ser desde entonces su gran amigo. Cuando terminemos "Historia de un alma", leeremos en el Nuevo Testamento todo lo relativo a la promesa e institución de la Eucaristía". Muy buena idea. A ver si os animáis a hacer algo esto.
La preparación catequética se lleva a la par con la confesión. Los padres han de mantener contacto con la parroquia; pero piensen que es aún más importante el ambiente y sugerencias del hogar.
Un niño decía a su mamá: ¿Por qué estás siempre tan contenta y nos hablas tanto de Dios y eres tan buena con todos?
- Hijo, Dios me ha dado hambre de Él y todos los días me alimento con su cuerpo. De ahí saco fuerzas para ser mejor. Verás cómo tú también lo consigues.
Antes de acostarse, todas las noches repetid con el hijo que va a comulgar. "Por Cristo, con Él y en Él; a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria". Que os narren lo de Emaús. Insistid en el cambio que se obró en los Apóstoles desde el momento en que se dio Jesús a ellos en la Eucaristía. Preguntadles: ¿cómo reconocieron a Jesús los de Emaús? Nosotros nada vemos. Ellos lo vieron. Nosotros tenemos más mérito. Di conmigo: "Aunque mis ojos no te ven, yo creo que estás presente en la Hostia consagrada".
Hablar con los niños en casa
Que expliquen las cosas buenas que ven en casa y en el colegio. Así van aprendiendo a ver lo mucho de positivo que hay en todo. Orad con el niño para que sepamos amar más a todos; ya que todos participamos del mismo pan.
Suponiendo una preparación espiritual de este tenor, huelga, creo, descender a los detalles del vestido, boato familiar, etc. El mismo hijo os dará respuestas atinadas si le preguntáis sobre el particular. Vuestro espíritu cristiano os dictará la actuación concreta. Tampoco conviene pasarse. En este sentido me pareció exagerada la reacción de un amigo mío, muy espiritual él. Decidió que su hijo se acercara por primera vez a Jesús un domingo cualquiera, en una Misa normal, con la sola compañía de sus padres al acto y de una comunidad que ignoraba por completo lo que acontecía. Estoy convencido de que lo externo, bien orientado, ayuda y enriquece la experiencia religiosa.
José María Lorenzo Amelibia
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