Retiro sobre el capítulo 17 de San Juan

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Tema: el capítulo 17 de san Juan

Este retiro lo practico en soledad. JN. 17,9-16

Comienzo con un rato de lectura espiritual con mucha pausa y mucha paz. De vez en cuando levanto mis ojos a lo Alto de donde me viene el auxilio. El auxilio me viene del Señor que hizo el Cielo y la tierra. Una hora más tarde inicia mi reflexión y oración. Tomo como punto de partida el Evangelio de San Juan 17, 9-16 y los comentarios de Javier Garrido en su libro "Mirarán al traspasado".

1.- Jesús, en los primeros versículos del Cap. 17 de Juan se refiere siempre a la gloria del Padre. Después, (v. 9-12) "ruega". Me uno con fervor al ruego, a la oración de Jesucristo. ¡Glorificar! ¡Rogar! Jesús glorificado en nosotros los cristianos... y por nosotros ruega. Me uno, Señor, a tu oración por nosotros, que formamos la Iglesia; me uno a tu oración por la Iglesia. "Ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que Tú me has dado, porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo; y lo tuyo, mío". ( 17,9-10) Me uno a la oración de Jesús.

2.- Jesús ora por los suyos, porque son del Padre, porque el Padre los ama y los considera como a su Hijo mismo. Me uno a la oración de Jesús por los cristianos. Y a la vez intento y me esfuerzo por amar a todos como predilectos que somos de Jesús...


3.- Tener confianza total y plena en la oración de Jesús, y en la nuestra con Él; porque "Todo lo mío es tuyo; y lo tuyo, mío" (10). Ésta es la nueva alianza. Confío en el Señor; me esfuerzo con Él en construir la Iglesia. Intento con toda mi alma devolver a Dios lo que le pertenece. ¡Venga a nosotros tu Reino!

4.- "Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos, sí está en el mundo; y yo voy a Ti". (11) Jesús dice esto al Padre pensando que se va al Cielo, y nosotros vamos a quedar solos en medio del mundo. Poner nuestra confianza no en el poder humano, sino en la oración de Jesús. Y repito con Jesús: "Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado". (11) ¡¡Cómo nos amas, Señor!! Somos tu única preocupación. ¡en tu nombre! Porque tu nombre es Padre, Amor. ¿Quién nos separará del amor de Dios?...(Rom. 8,35-39). ¿Por qué temer?

5.- "Padre santo, cuida en tu nombre a los que Tú me diste, para que sean uno como nosotros". (JN. 17,11) Es primera vez que el Evangelio nos dice de la unidad en la fe y en el amor. "Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de la perdición, por que se cumpliera la Escritura". Tú, Señor, eres el Buen Pastor que has guiado a tu rebaño; quieres unirnos. Ayúdanos a vivir unidos. Pero respetas nuestra libertad, y no hemos sabido permanecer unidos, ni sabremos, a nos ser que nos unas Tú cuando oramos. Tú, Señor, has de ser nuestra fuente de unidad.

6.- Señor, quisiste unir tu despedida de este mundo con la alegría: "Digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos la alegría colmada" (17,13) "Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá vosotros el Paráclito, pero si me voy, os lo enviaré". (17,7) Alegría aun entonces en aquellas circunstancias, porque nace de la esperanza, de la resurrección y de la venida del Espíritu Santo. Vivimos en la fuente de la alegría; en un surtidor de paz y amor que todo lo llena.

7.- "Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo". (17,14) Porque hemos recibido su palabra, se nos odia. ¿Cómo van a soportar que tengamos la alegría colmada? ¡Creo en la palabra de Jesús!

8.- Así como Jesús no es del mundo, así tampoco nosotros lo somos. Nosotros seremos incomprendidos, pero ¡cuidado! ¿La incomprensión proviene de que nuestra fidelidad a la palabra o de nuestra incongruencia con ella, de nuestra falta de testimonio?

9.- "No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal". (17,15) Obrar, Señor, sin prisa pero sin pausa. Venga a nosotros tu Reino; que con nosotros está tu oración eficaz al Padre: que nos libres del mal, del demonio. Seguir con decisión por nuestros caminos. Estás con nosotros: te lo ruego, permanece con nosotros; obrar con decisión cada día, en todas las ocasiones. Siempre y en todo ser apóstol de Jesús y con Jesús. Confío en Ti, Señor, no quieras que se pierda ni uno solo.

10.- Solo por la oración de Jesús ante el Padre, podemos estar seguros de nuestra victoria. Ayúdanos, Señor, a caminar con esa seguridad, aunque nos marginen. Y danos prudencia para no dejarnos llevar del Maligno.

11.- "Ellos no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo" (17, 16) Somos de Jesús, somos del Padre. Lo repito con devoción varias veces en mi interior: soy de Jesús, soy del Padre. Esta es la fuente de mi alegría; esta es mi misión y mi tarea: ser de Jesús y ayudar a que crean y amen más a Jesús. Todos uno con Jesús.

José María Lorenzo Amelibia

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