Vamos a calmar el estrés
Enfermos y Debilidad
| José María Lorenzo Amelibia
Vamos a calmar el estrés

La naturaleza suave nos da paz
Más de la mitad de los adultos sufre o ha padecido alguna vez estrés, hermano menor de la depresión, una enfermedad mental no grave. Son muchas las causas que originan esta patología: la muerte del cónyuge es lo que más impacta la psicología. Vienen después la separación del matrimonio, el fallecimiento de un familiar cercano, el acoso en el trabajo, ingresar en la cárcel, la pérdida del empleo… Por vías contrarias también llega a producir estrés la consecución de objetivos muy deseados o triunfos personales. Hoy existen medicinas para todo, pero lo de verdad importante es tomarse la vida con calma.
En mis años de estudiante pasé una temporada de estrés. Se me hacía larga aquella carrera interminable. Acudí al padre espiritual y me dio este consejo: “No te preocupes, el tiempo lo da Dios. Vive el día de hoy como lo único importante”. Este programa tan sencillo no es fácil de cumplir. Los antiguos lo sabían muy bien e inventaron una frase que debiéramos escribir en nuestra alma con letras de oro: “Haz lo que haces”. Es la mejor manera de desterrar el estrés.
Cuando estoy aquí, en el “ahora”, he de permanecer con plena atención, consciente, sin prisas, sin otros deseos que realizar en paz mi trabajo o cualquier cosa que estoy haciendo.
He leído que van a crear un día mundial sin relojes. Lo han propuesto. Incluso han pensado que sea el 24 de octubre; no sé por qué. A muchos les falta el tiempo para cumplir todas sus obligaciones laborales. Esto les “obliga” a posponer las horas dedicadas a la familia, al descanso y a Dios. No encuentran tiempo para ser personas felices.
Otros – lástima que no sea la mayoría – piensan que lo mejor y más importante es el tiempo dedicado a su Señor. Por eso comienzan la jornada dedicando al menos un cuarto de hora a la relación íntima con Dios que les va a encauzar en la paz serena durante todo el día. ¡Buena terapia preventiva! Aprender ahí que lo importante es cumplir el deber y no precisamente complacer al cien por cien a su jefe.
Leí hace ya muchos años un libro titulado “De la vida serena”. Daba gusto solazarse en la lectura de aquellos párrafos, antesala del paraíso. Así había que vivir, con gran sosiego. La mayor parte de las veces el estrés es subjetivo, como desear luchar contra corriente cuando ella te arrastra. ¿No sería más práctico agarrarse a una rama de la orilla y aguardar que pase la tormenta?
El “slow life” es una tendencia moderna que promueve la filosofía de la vida lenta. “Lo importante –dicen – es comer bien y sin prisas, disfrutar hasta de los aromas de los alimentos”. En Italia hay más de treinta ciudades tranquilas. Allí la circulación no debe sobrepasar los 30 kms. h., y con mucho espacio para pasear. “¡Calma, calma, que el rey paga”; - decían nuestros abuelos! Cuando esta frase nos llegue hasta el subconsciente, empezaremos a saber vencer el estrés.
José María Lorenzo Amelibia
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