1.- No te inquietes por dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere lo que Dios quiere.
2.- Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla.
3.- Que pese a todo son los designios de su providencia.
4.- Poco importa que te sientas un frustrado, si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto.
5.- Piérdete confiado plenamente en ese Dios que te quiere para sí.
José María Lorenzo Amelibia
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