“Si es de Dios, continuará y si no, como vinieron, marcharán”

El sábado pasado el diario Regio7 traía la notícia de que en el mes de enero venían a Manresa a hacerse cargo de la parroquia que hasta ahora llevaban los frailes Capuchinos, una congregación Argentina llamada “Instituto del Verbo Encarnado”.

No entro en los detalles de la notícia, sino en el revuelo e inquietud que se generó. Al ser una congregación Argentina, muchos me preguntaban si los conocía y qué pensaba. He de confesar que quería pensar que no era verdad, pero la notícia estaba confirmada –y detallada- por el vicario general de la diócesis, Mn. Narcís Ribas, con lo cual no había lugar para la dura.

Conozco a esta Institución desde hace años, aunque en los últimos tiempos, les había perdido la pista, ya que son muchos los años que estoy fuera del País.

Sí puedo decir a ciencia cierta por mi amistad con el que fue mi arzobispo en Tucumán, Monseñor Bózoli, - y que les tenía prohibida la entrada en la arquidiócesis- que eran para la Iglesia un problema. Hecho que en una ocasión nos confirmó en un locutorio Monseñor Rodolfo Bufano, entonces obispo de San Justo.

La prensa nos dice que la Conferencia episcopal Argentina pidió a Roma entre los años 1995 y 2001 que cerraran sus casas de formación por su espíritu sectario, desobediencia a la jerarquía eclesial y por negar en la práctica el Concilio Vaticano II y su aplicación. Un hombre del Opus Dei que me merece todo el respeto del mundo, Monseñor Delgado de muy buena fama y cordura, fue el encargado, por parte del Vaticano de hacer de comisionado, y sus informes fueron contundentes, pidiendo obediencia y el cierre de sus casas de formación.

Recuerdo que fue un tiempo muy duro para la Iglesia Argentina, que estaba herida de muerte, y me consta que los obispos buscaron puentes de diálogo y de comunión, sin conseguirlo en aquellos años.

Los miembros del Verbo Encarnados repetían –citando a Santo Agustín- “que cuando el pastor se convierte en lobo, es legítimo rebelarse” y para ellos los pastores-obispos- de la Iglesia Argentina eran aliados del progresismo diabólico, y que por lo tanto no tenían que obedecerles. Y eso queda plasmado en cartas que están en la red, fundamentalmente de los laicos.

Quiero mucho a la Iglesia de Vic, y estoy en profunda comunión con mi obispo, y por ello deseo sinceramente que las cosas hayan cambiado en este Instituto. Deseo que nuestro obispo Romà se haya asegurado de este cambio, y que lejos de significar un problema para nuestra iglesia de Manresa, sea gente con sentido evangélico de comunión, que tengan buen espíritu y que juntos podamos trabajar y orar por el Reino.

Quiero creer en la prudencia de mi obispo Romà y en la certeza de que el Instituto tiene hoy una buena orientación y que está en comunión “cordial” y real con la Iglesia, como la que vive el obispo Romà Casanova.

En este días me he repetido a mí misma y he intentado tener este mensaje para los cristianos de Manresa que estaban muy preocupados por “la alarma” de la noticia: “Esperamos con confianza, y sobre todo: No desesperamos”. Y como dijo Gamaliel en el libro de los Hechos en su discurso: “Si es de Dios prosperará y si es de los hombres, desaparecerá"... y marcharán cómo han venido.

Esperemos y confiemos. Dios vela por su Iglesia y su Espíritu es invencible.
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