#LectioDivinaFeminista Buscadoras de justicia

Lucas 18, 1-8
| Silvia Rodríguez de Chiappero
La lectura de este Domingo nos presenta a JESÚS refiriendo una vívida parábola en la que utiliza dos recursos retóricos clásicos: una comparación, la viuda con la comunidad de creyentes; y un contraste de opuestos o antítesis, entre el juez injusto y Dios Padre, justo y bueno. Esta historia, llena de matices y tensiones, nos interpela a comprometernos a actuar con valentía y fe.
I. Preparación
Al orar este texto del Evangelio, nos presentamos delante de Abbá para meditar y orar Su Palabra en sororidad. Invocamos al Espíritu Santo, Ruah divina, rogándole nos guíe, enseñe y revele todo lo que debamos aprender.
II. Lectura. ¿Qué dice el texto? Lucas 18:1-8 PDT
Dios le responderá a su gente
18 Entonces Jesús les contó una historia para enseñarles que siempre deben orar y nunca perder la esperanza.
2 Les dijo: «En un pueblo había un juez que no tenía temor de Dios y tampoco le importaba lo que pensaran los demás.
3 En ese pueblo había también una viuda. Ella le insistía al juez y le decía: “Hay un hombre que me está haciendo daño. ¡Pido justicia!”
4 Por un tiempo, el juez no quiso ayudarla, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios y tampoco me importa lo que piensen los demás,
5 ayudaré a esta viuda. Si no lo hago, me seguirá molestando y me hará la vida insoportable”».
6 Entonces el Señor dijo: «Fíjense en lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a él de día y de noche? ¿Se demorará en responderles?
8 Les aseguro que Dios hará justicia rápidamente para defenderlos. Pero cuando el Hijo del hombre venga a la tierra, ¿encontrará aquí gente que crea en él?»
III. Meditación. ¿Qué nos dice el texto a nosotras?
Poniendo la historia en su contexto, observamos que, terminando el capítulo anterior, Lucas dice que los fariseos le preguntaron a JESÚS cuándo había de venir el reino de Dios. Entonces el Señor les dice que el reino ya está presente, aunque en forma invisible; pero, también, que el reino vendrá con poder en el futuro y que todos lo verán.
Inmediatamente, Lucas agrega: “Entonces Jesús les contó una historia… “. Podemos pensar que este relato está relacionado con la conversación previa y que es parte de la respuesta a los fariseos sobre la venida del reino. Esto ilumina la perspectiva de nuestra interpretación.
Como sabemos, los judíos esperaban que el Mesías viniera a restaurar el reino de David en Israel y que trajera paz, libertad y justicia eternas. Tomando esto en cuenta, JESÚS desea animarlos, instándolos a creer, orar y no desmayar ante las injusticias presentes, mientras esperan con fe la venida del reino.
En ese marco, les propone pensar en un caso con dos personajes bien definidos:
- Una viuda anónima, buscadora de justicia.
- Un juez anónimo, injusto.
La parábola ejemplifica la necesidad de una gran fe en acción, personificada en la viuda insistente. Podemos ver a esta mujer como símbolo del pueblo de Dios: una comunidad que no se calla ni se da por vencida; denuncia, reclama, alza la voz proféticamente, dice la Verdad de Dios, aunque no quieran oírla, en medio de la corrupción e injusticias de las estructuras de poder de este mundo.
Pero, ¿a quién simboliza el juez injusto? ¿Ante quién se presenta la mujer con sus reclamos? ¿A quién confronta? No es Dios, por supuesto, porque Él es justo y compasivo. Entonces, ¿quién sería ese juez?
Sin dudas, este juez encarna las estructuras patriarcales, los poderes políticos y económicos de este mundo, que no se compadecen del dolor ajeno, desconocen la igualdad y dignidad de todas las personas y no escuchan ni temen a Dios. Sin embargo, la persistencia de una mujer ¡lo descoloca y lo obliga a actuar!
(Un dato gracioso, si se quiere, es el significado original del verbo que se traduce en el texto como: “me seguirá molestando y me hará la vida insoportable”. La traducción literal del griego koiné[i], sería: “ponga el ojo morado”, y otra acepción: “me noquee”. ¿A los traductores bíblicos les habrá parecido violento o poco decoroso referir esa actitud en una señora?)
Y, como vemos, Dios respalda y defiende a la viuda, quien, finalmente, obtiene lo ha que ha buscado por tanto tiempo. No es el juez quien hace justicia; ¡es Dios quien responde la oración y obra a favor de sus hijas e hijos que ama!¡Aleluya!
Pregunta: ¿Qué injusticias siguen afectando a las mujeres y a las personas más vulnerables hoy? ¿Dónde reconocemos la voz de la viuda en nuestro tiempo?
IV. Oración. ¿Qué le respondemos a Dios?
Abba: Te rogamos sigas fortaleciendo nuestra fe para que no desmayemos y sigamos orando y reclamando por el establecimiento de tu justicia en este mundo.
Que podamos encarnar en nuestros gestos tu amorosa equidad, trabajando denodadamente por ella en los espacios donde tú nos envías.
Tu amor y gracia nos sostiene a cada una y cada uno para que cuando vengas en tu reino, nos encuentres leales a tus propósitos, sirviendo a la justicia con fe.
Te lo pedimos en el Nombre de Jesús. Amén.
V. Contemplación: ¿Qué nos da a conocer esta lectura?
Mientras permanecemos en silencio, dejamos que la imagen de la viuda habite nuestros corazones:
- Una mujer sin respaldo humano, pero con firmeza interior.
- Su perseverancia transforma la injusticia en posibilidad de justicia.
- Contemplar a Dios como el Justo que nunca abandona a quienes claman día y noche.
Pregunta: ¿A qué nos invita este silencio? ¿A confiar más? ¿A resistir? ¿A acompañar a quienes hoy son “viudas” frente al poder injusto?
VI. Compromiso: ¿Qué podemos hacer?
Históricamente, las comunidades de creyentes se han manifestado con osadía y Dios obró a su favor beneficiando a muchísima gente. Por ejemplo: en la lucha contra la esclavitud, la segregación racial, la persecución o discriminación religiosa y muchas otras causas. Pero para que eso fuera posible, hubo mujeres y varones de Dios que se pusieron en la brecha, orando, gestionando y exponiendo sus vidas.
Solo Dios puede producir la justicia en un mundo caído y es por eso que debemos seguir orando y no rendirnos en nuestra tarea y esperanza. En esta parábola, Jesús indica que Dios es el actor invisible:” ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a él de día y de noche? ¿Se demora en responderles?”
¡Seamos buscadoras de justicia! Mientras esperamos “el nuevo cielo y la nueva tierra que Dios nos prometió, donde se practica la justicia” (2 Pedro 3:13), sigamos trabajando por el reino que ya está entre nosotras.
Dios hizo justicia, pero la viuda valiente hizo el reclamo. ¡Imitémosla!
Canción para cerrar la reflexión:
Orar sin cesar. (La viuda y el juez injusto). Cantores de Valvanera. Parroquia Valvanera. Santa Ana, El Salvador. https://youtu.be/HN8rpoj_bpc?si=jgAHYDgnGqZICdho

[i] Nuevo Testamento Interlineal griego-español. SBU, 2012.