Cuento EL CORONAMONSTRUO FUE VENCIDO POR EL CUIDADO

"Ahora ¡ve a Cuidadanía! y diles que la mejor medicina siempre serán los cuidados, pero los cuidados colectivos y contemplativos de la naturaleza y el cosmos"

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En un país llamado Cuidadanía, se avisó a toda la población por medio de un altavoz, que pronto un malvado monstruo que había arrasado con todos los países, se le había dado por visitar Cuidadanía, con el único objetivo de ser el rey de dicho territorio.

Todas las cuidadanas/os se asustaron porque Cuidadanía no tenía el suficiente dinero para comprar medicamentos bomba que aniquilaran a coronamonstruo, además, su pueblo era muy pobre y quizás no resistiría al ataque del contrincante. Así, todas las personas muy asustadas, pero con mucha tranquilidad le pidieron a la Pachamama que los ayudará a ser valientes y a enfrentar con fuerza y resistencia al coronamonstruo.

Entre las personas que fueron a la montaña a ofrecer tributos a la Pacha, se encontraba Lupita y su mamá, quienes muy de madrugada se levantaron para hacer su ritual y ofrecimiento de flores a la Pachamama.

Lupita: ¡mamá! ¡camina a prisa! porque pronto ese monstruo nos va a matar. Yo estuve mirando en las noticias las formas en cómo este gigante arrebató la vida de muchas personas en el mundo. Y pienso que Cuidadanía ¡no podrá resistir! ¿Qué podemos hacer mamá?

Mamá: ¡tranquila Lupita! Tú no te preocupes, sabes que me tienes a mí, y mientras yo esté aquí nunca te pasará nada. ¿Por qué estás pensando en todas esas cosas feas? 

Lupita: si mamá, yo sé que tú estás conmigo y nunca nada me pasará. Sin embargo, me invaden estos presentimientos porque estaba mirando en las noticias que en otros países tienen medicamentos bomba muy poderosos y, aun así, el coronamonstruo los invadió y asesinó sin piedad. Entonces, nuestro país tiene mucha pobreza y no tenemos suficientes armas para luchar contra él.

Mamá: ¡no te preocupes Lupita! Estoy convencida que otros países tienen armas muy potentes, sin embargo, nuestro pueblo cuenta con la mejor protectora ¡Nuestra madre tierra! seguro que la Pachamama no nos abandonará. Ella sabrá darnos las herramientas necesarias para acabar con ese monstruo.

Lupita: ¿Estás tan segura de ello mamá?

Mamá: ¡Claro Lupita! Recuerda que el coronamonstruo surgió de la naturaleza, por tanto, la Pachamama ya lo conoce mucho antes que se hiciera presente en nuestros territorios, por tanto, ella sabe cómo actúa y qué necesita. Así que nadie conoce mejor al coronamonstruo, que la Pacha. Ella seguro que nos sabrá dar las hierbitas y medicinas bomba necesarias para debilitar al coronamonstruo y hacer que no nos haga daño. Además, que nos hará saber cuáles son las necesidades de este monstruo, y porqué se apareció en nuestra comunidad.

Lupita: ¡tienes razón mamá? Entonces, ¡no nos quedemos paradas aquí! ¡vamos a reconciliarnos con la Pachamama! porque constantemente la estamos ofendiendo y haciendo daño. Yo sé que ella como es una madre con una ternura radical, ¡seguro que nos ayudará!, tanto a Cuidadanía como al coronamonstruo para que atendamos mejor la vida!

Pasaron varios días y los aíres comenzaron a correr con mucha fuerza. Estas energías que se entrecruzaban, anunciaban que el enemigo ya andaba muy cerca de Cuidadanía.

Todas las personas del pueblo comenzaron a resguardarse en su casa y, a evitar tener contacto con vecinos y amistades. No obstante, mucha gente comenzó a enfermar, y muchas melodías de toses se dejaban escuchar en el pueblo ¡toa toa toa toaaaaaa!

Mientras tanto Lupita y su mamá se fueron a la montaña a traer las hierbitas que la Pachamama les había sugerido durante el sueño. Y así se prepararon para esperar al feroz invitado.

Lupita: ¡mamá me duele mucho la cabeza! ¡ya no quiero nada! ¡voy a morir mamá! Creo que el monstruo ha invadido mi cuerpa. ¡Ya no podré volver a jugar, a mirar el sol y a ser feliz!

Mamá: ¡no digas eso Lupita!, porque eso no pasará. Ya te he dicho que mientras me tengas a mí y yo a tí, juntas nos vamos a cuidar-nos y juntas venceremos la maldad del monstruo.

Lupita: ¡mamá ya no aguanto el dolor de cabeza! ¡me quiero morir!

Mamá: ¡ya no me asustes lupita! ¡mira! Te acabo de preparar el tecito con las hierbas que la Pachamama me recomendó durante el sueño en donde nos encontramos. Además, te he preparado un té para hacer vaporizaciones; y por ahora, te daré unos golpecitos sobre la espalda para que el virus se expulse con más fuerza de tu cuerpa. ¡No te desanimes, porque pronto lo venceremos!

Coronamonstruo: Pero ¿qué es todo esto? ¿Qué acaso ustedes no piensan ir al hospital y llenarse de medicamentos? ¡grrrrrrr!

Mamá: ¡veo que andas enojado coronamonstruo! Pero ya hemos acudido al médico y ya nos ha enviado unas pastillas para el dolor y la fiebre, sin embargo, ¡hay algo que debes saber! ¡jajajaja! Nuestra Pachamama me dijo que yo brindará muchos cuidados a mi hijita, me dio unas hierbitas mágicas, ¡seguro que esto es algo que tú no puedes vencer! ¡verdaadddd!

Coronamonstruo: ¡oh no! ¡esto no es posible! Además de lo que dices, veo que me has colocado un arreglo que contiene flores blancas/rojas y dulces, ¡pero no sólo eso! sino que me has dado la bienvenida y, a cambio me has dicho que yo me lleve los dulces, que era bienvenido a tu casa, que estuviera un tiempo con ustedes y me fuera sin hacer mucho daño. ¡Nadie me había recibido con tanto cariño! ¡ñññññññ! ¡mis lagrimas se escurren!

Mamá: ¡claro coronamonstruo! porque sabemos que tú también eres hijo de la naturaleza, ¡Nuestra madre tierra me lo dijo! y que estás intentando sobrevivir a este mundo cruel que cada día nos extermina a todos. Por eso, ¡creo que regalarte unos dulces te ayudará ser más feliz!

Coronamonstruo: ¡Voy a llorar con todo esto que me dices! ¡ññññññññ! Yo sueño con tener una mamá que me cuide como tú cuidas a Lupita. ¡Seguro que sentirá muy bonito que te apapachen, que te den tecitos calientitos y sabrosos!….¡en fin! ¡Esto me da tristeza y rabia al mismo tiempo!

Lupita: ¡un momento! ¡esperen! entonces, ¿estás diciendo que los cuidados son los que pueden hacer que tú, coronamonstruo no seas tan agresivo?

Coronamonstruo: Lupita, tú sabes que no existe ningún medicamento bomba que me extermine, al contrario, el combatirme con bombas hace que se levanea más mi ego y rabia. Además, yo veo que las personas al sentirse cada día más enfermas, deciden ir al hospital, ahí se van sintiendo solas y muy temerosas, ¡y que crees! Ahí yo aprovecho para acabar con sus vidas. Sin embargo, cuando yo lanzo una coronabomba de síntomas y las personas van eliminando una por una con mucho cariño y amor, así como lo hacen ustedes, yo no puedo vencer a la persona, porque me debilitó mucho al estar enviando todas mis reservas de coronabombas y no ver afectación grave de las personas. Es por ello, que la mejor herramienta de la humanidad ¡es el cuidado!

Lupita: ¡ahhh! ¡ya entiendo! ¡con razón el cuidado es lo que ha hecho que las personas resistamos a las guerras, a las epidemias y a todo lo que ha ocurrido en el mundo!

Coronamonstruo: ¡claro Lupita! Las personas pueden vivir sin todo, menos sin los cuidados, y cuando éstos son de forma solidaria y en colectividad, ¡la bomba del cuidado se hace más poderosa! Así que, sí deseas debilitarme, ¡pero no matarme! ¡aclaro! debes reproducir los cuidados entre todas las personas que habitan Cuidadanía.

Lupita: ¡entiendo! ¡claro que tú también quieres vivir! ¡eso me queda súper claro! Ya entendí que no debemos buscar asesinarte, sino solo debilitarte para que te devuelvas a la tierra, y con ello, ¡vivimos felices ambos!, porque tú te regresas a la naturaleza y nosotros a la vida humana.

Coronamonstruo: ¡Así es! ¡sólo que debo decirte un secreto! ¿Quieres saberlo?

Lupita: ¡siiiii!

Coronamonstruo: ¡mira Lupita! yo estaba viviendo muy feliz entre la naturaleza, solo que la Pachamama me mandó a llamar y me dijo que necesitaba mi ayuda

Lupita: ¿cómo? ¡no entiendo nada!

Coronamonstruo: si, la Pachamama me dijo que a la humanidad se le había olvidado cuidarse, que ya nadie se preocupaba por el otro y por la madre tierra, es decir, ella miraba a personas muy individualistas y egoístas, y por ello, necesitaba que yo resurgiera en la tierra para volver a recordarles a ustedes que, el gran poder que poseen se llama CUIDADOS. ¿Entiendes?

Lupita: ¡creo que ya empiezo a entender los motivos de tu visita!

Coronamonstruo: ¡efectivamente! Entonces, ustedes necesitan volver a recurrir al co-cuidado “cuidarse unos a otros” porque de lo contrario la humanidad se extinguirá, si no es por otro coronamonstruo, será por cualquier otro desastre natural, porque al final, el cuidado implica cuidarse entre ustedes, pero también cuidar a la naturaleza, cuidar todo lo que les rodea y cuidarse del capitalismo asesino y extractivo.

Lupita: ¡ya no me digas más coronamonstruo porque me siento muy triste con lo que me dices!

Coronamonstruo: ¡sé que es muy fuerte lo que te digo! Pero te lo platico a ti, porque tú entendiste todo.

Mamá: Lupita ¡sí el coronamonstruo te dice eso es porque es verdad! Necesitamos co-cuidarnos y cuidar a la naturaleza incluyendo al mismo coronamonstruo.

Lupita: ¡gracias Coronamonstruo! porque me hiciste ver la importancia de los cuidados. Ya entendí que las personas no hubiéramos sobrevivido al ataque, si no hubiéramos construido cuidado de forma colectiva. ¡Gracias por esta bella lección!

Coronamonstruo: ¡no te preocupes Lupita!¡no tienes que agradecerme nada! Yo también vine a recuperar una acción de cuidado. Ahora ¡ve a Cuidadanía! y diles que la mejor medicina siempre serán los cuidados, pero los cuidados colectivos y contemplativos de la naturaleza y el cosmos.

Lupita y su mamá salieron corriendo de la casa para avisarles a todas las personas de Cuidadanía lo que habían conversado con Coronamonstruo.

En tanto, el aire frío y oscuro se fue alejando muy lentamente de Cuidadanía. Todas las personas comenzaron a salir de sus casas, muchas de ellas decían que no volverían a ser las mismas personas porque habían aprendido la lección del coronamonstruo.

Finalmente, Cuidadanía y sus habitantes se dirigieron a la montaña, ahí volvieron a sembrar la semilla del cuidado, misma que regaban diariamente hasta que creció y se extendió por todo el pueblo.

Fin

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