Un santo para cada día: 22 de mayo Santa Rita de Casia: patrona de las causas imposibles

Santa Rita de Casia: patrona de las causas imposibles
Santa Rita de Casia: patrona de las causas imposibles

Sufrió durante años las agresiones de su violento esposo y su único consuelo lo encontraba en la oración, ofreciendo su vida para lograr su conversión

Su cuerpo permanece incorrupto en una urna de cristal en la Basílica de Santa Rita en Casia (Italia). Beatificada por Urbano VIII en 1627 y canonizada por León XIII el 24 de mayo de 1900

Hoy podríamos calificar a esta santa, sin lugar a dudas, como una víctima de la violencia conyugal.  Por algo es  considerasa patrona de las causas imposibles y de los problemas conyugales.

Margarita Lotti Ferri nace el 22 de mayo de 1381 en el castillo de Roca Porena, a 5 Km. De Casia (Italia). Sus padres Antonio y Amada llevaban muchos años casados sin descendencia y se lo pedían a Dios insistentemente, así es que cuando llegó la pequeña vieron colmados todos sus anhelos. Desde el principio la llamaron cariñosamente Rita.

La niña vivía feliz, rodeada de lujos, mimos y atenciones, pero a los 13 o 14 años la casan con Pablo Manzini, un hombre cruel, dado a las mujeres, al vino, al juego y a los duelos. Rita, que hubiera preferido ser monja, aceptó con resignación la decisión de sus padres. Sufrió durante años las agresiones de su violento esposo y su único consuelo lo encontraba en la oración, ofreciendo su vida para lograr su conversión.

En lugar de responder añadiendo más odio y más violencia, ella eligió el camino del amor, que era el único camino que habría de llevarla al triunfo y que es el único que debe seguir un cristiano. Con su paciencia y sus oraciones logró dulcificar el carácter tan agresivo de su esposo, que cambió radicalmente. Tuvieron dos hijos mellizos, Jacobo y Pablo y cuando parecía que todo iba bien, le tienden una emboscada al marido y muere asesinado. Llevaban 18 años casados.

Santa Rita de Casia

Pasado este primer golpe era de suponer que volvería la calma, sin embargo un día descubre que sus hijos están planeando vengar la muerte de su padre. Ella se asusta con la idea de ver a sus hijos convertidos en asesinos y le pide a Dios que se los lleve antes de llegar a esto. Y fallecen los dos hijos. Desde entonces vive sola, soñando con que al fin pueda un día realizar su sueño de ser religiosa.

Por tres veces va al monasterio agustino de Santa María Magdalena a pedir su admisión, pero la superiora se la niega, por ser mayor, viuda y haber tenido dos hijos. Una noche, estando acostada, oye que la llaman por su nombre, va a abrir la puerta y se encuentra con San juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino, tres santos a lo que tenía gran devoción. Le piden que les acompañe al monasterio.

Al llegar a las puertas, éstas se abren solas. Penetran los cuatro, pero la dejan sola dentro y se van. Al llegar las monjas al coro a rezar maitines se la encuentran postrada rezando en las gradas del altar. La superiora comprende que lo que ella le había negado se lo ha concedido Dios y la admite como novicia. Se entrega a una vida de oración y penitencia.

Un día oye a un predicador hablar con mucho énfasis de la Pasión de Cristo y le pide al Señor que la haga partícipe de sus sufrimientos. Por la noche se le aparece un ángel con una espina de la corona de Cristo y se la clava en la frente. Ella se desmaya con el agudo dolor. Esta llaga permaneció en su frente por el resto de sus días. A veces se le ulceraba y le producía agudos dolores.

Muere al cumplir los 76 años, un 22 de mayo de 1457. Su cuerpo permanece incorrupto en una urna de cristal en la Basílica de Santa Rita en Casia (Italia). Beatificada por Urbano VIII en 1627 y canonizada por León XIII el 24 de mayo de 1900

Reflexiones desde el contexto actual

Estamos ante una santa de la Edad Media que podría emplazarse a nuestros días, en los que tantas mujeres padecen opresión y violencia por parte de sus parejas.  A Rita hemos de verla como el símbolo del triunfo definitivo de la fe y del amor, por encima del odio y la violencia. Como decía San Juan de la Cruz: “Donde no haya amor poned amor y sacaréis amor”.

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