La Santa Sede pide abordar la "grave crisis de financiación" que afecta al sector y pone en peligro su sostenibilidad "La respuesta a las crisis humanitarias no pueden vincularse a intereses políticos o geopolíticos"

En su intervención ante el 76.º Comité Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), monseñor Daniel Pacho, Subsecretario para el Sector Multilateral de la Sección de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, llamó la atención sobre la "crisis de financiación" de las operaciones de socorro
Recordó las "crisis olvidadas", como la de Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Myanmar y reiteró los cuatro principios que deben guiar dicha acción: "Acogida, protección, promoción, integración"
La difícil situación de los refugiados, explicó el prelado, afecta a "comunidades enteras" en diversas regiones del mundo, lo que supone un "desafío constante" para la protección de los derechos humanos fundamentales
La difícil situación de los refugiados, explicó el prelado, afecta a "comunidades enteras" en diversas regiones del mundo, lo que supone un "desafío constante" para la protección de los derechos humanos fundamentales
| Edoardo Giribaldi
(Vatican News).- Trascender fronteras, ideologías políticas e "intereses geopolíticos a corto plazo". Y, al hacerlo, abordar la "grave crisis de financiación" que afecta al sector humanitario, poniendo en peligro las operaciones de socorro "y la propia sostenibilidad de las instituciones multilaterales". Este es el llamamiento lanzado por monseñor Daniel Pacho, Subsecretario del Sector Multilateral de la Sección de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, en su intervención ayer, 6 de octubre, en Ginebra, en el 76.º Comité Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Más de 123 millones de personas se ven obligadas a huir
La difícil situación de los refugiados, explicó el prelado, afecta a "comunidades enteras" en diversas regiones del mundo, lo que supone un "desafío constante" para la protección de los derechos humanos fundamentales. Los datos muestran que 123,2 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus países de origen: cifras que han aumentado de forma constante durante la última década, lo que pone de relieve la urgencia de una respuesta colectiva "capaz de apelar a la conciencia y la responsabilidad compartida de la comunidad internacional".
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"Crisis olvidadas"
En este dramático contexto, la Santa Sede expresó su cercanía a todas las víctimas de los conflictos en curso, en particular en Ucrania y Gaza, pero también en muchas otras "crisis olvidadas", como Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Myanmar. El Vaticano también destacó la valiosa contribución de los países y comunidades que siguen acogiendo a los refugiados, a pesar de las dificultades que ellos mismos enfrentan.

La protección es un derecho, no un privilegio
El arzobispo Pacho se hizo eco de la observación del Alto Comisionado, recordando la disminución de la financiación para el sector humanitario. Las instituciones responsables de esta tarea, advirtió, atraviesan un momento crítico, a pesar de que su propósito preciso es fomentar el diálogo y la cooperación internacional. La respuesta a las crisis que afectan a toda la humanidad no puede basarse en réditos políticos o geopolíticos a corto plazo, afirmó el prelado. "La protección internacional es un deber y un derecho, no un privilegio". Una crisis, por lo tanto, que no solo pone a prueba la eficacia del multilateralismo, sino "nuestra propia humanidad".
"La respuesta a las crisis que afectan a toda la humanidad no puede basarse en réditos políticos o geopolíticos a corto plazo"
Respuestas colectivas
Por lo tanto, la Santa Sede hizo un llamado a una respuesta colectiva a la crisis de refugiados, basada en el principio de "responsabilidad compartida". Ningún Estado, especialmente aquellos que bordean zonas de conflicto, debe quedar solo para lidiar con los "desplazamientos masivos". Este compromiso debe extenderse más allá de la ayuda de emergencia, incluyendo inversiones en una paz duradera, la reconciliación y la reconstrucción posconflicto.
Acogida, protección, promoción e integración
El Vaticano también reafirmó los cuatro principios clave que deben guiar estos esfuerzos: acogida, protección, promoción e integración. En concreto, esto significa establecer corredores humanitarios, promover la reunificación familiar y garantizar el respeto de los derechos de los refugiados, de conformidad con la Convención de Ginebra de 1951. Igualmente, importante es promover el desarrollo humano integral de las personas desplazadas, garantizar su acceso a la educación, la atención médica y el empleo, y abordar las causas profundas del desplazamiento: los conflictos armados, la persecución religiosa o étnica, la opresión política y el cambio climático.
El compromiso de la Santa Sede
El prelado recordó a continuación el compromiso permanente de la Santa Sede con el apoyo a los migrantes, llevado a cabo a través de numerosas organizaciones católicas y programas diocesanos dedicados a su asistencia.
Finalmente, citó al papa León XIV, quien afirmó que «reconocer al otro como hermano significa liberarnos de la pretensión de creernos hijos únicos y también de la mentalidad de pareja, que permanece unida solo por interés propio». Desde esta perspectiva, la preocupación de la comunidad internacional por los refugiados debe convertirse en un catalizador para la reafirmación y el fortalecimiento de los derechos humanos universalmente reconocidos.

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