Tras el indulto, la Santa Sede ofrece un puesto al ex mayordomo papal en el Bambino Gesú "Paoletto" trabajará en un hospital infantil propiedad del Vaticano
El exmayordomo del papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele, condenado por el robo de documentos confidenciales, conocido como "Vatileaks", va a trabajar en el hospital infantil romano propiedad del Vaticano, informaron el jueves fuentes bien informadas.
El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, interrogado por la AFP, no quiso confirmar ni comentar la noticia, porque afecta "la privacidad de un ciudadano".
"Paoletto", como llamaban al colaborador más cercano del pontífice, de 46 años, indultado por el Papa en diciembre pasado, perdió la ciudadanía vaticana y recobró la libertad tras haber pasado 18 meses de prisión en una celda del Vaticano por robo de documentos confidenciales.
Según la agencia católica de noticias alemana KNA, a Gabriele le ofrecieron un trabajo en el hospital pediátrico Bambino Gesu, uno de los mayores centros especializados en medicina infantil de Italia.
Según KNA formará parte del personal de una nueva sede, localizada al sur de la capital.
La detención del mayordomo había causado verdadero estupor, ya que Paolo Gabriele era desde 2006 el servidor más cercano del Papa y Benedicto XVI tenía una gran confianza en él. En sus motivaciones, Gabriele afirmó haber querido ayudar al Papa, mal informado, y poner de manifiesto la "corrupción" y el "mal" en la iglesia.
Según medios de prensa, desde su liberación, Gabriele conduce una vida normal, con su esposa y tres hijos.
Según algunos medios, el Vaticano le garantizó un trabajo estable ya que teme que cuente secretos e indiscreciones sobre la vida del Papa a la prensa o en libros-entrevistas.
Aunque el caso del mayordomo parece cerrado, el escándalo de "Vatileaks" no lo está. La investigación de la gendarmería vaticana sigue discretamente su curso sobre centenares de filtraciones a la prensa italiana ya que algunos documentos publicados por los medios de prensa no procedían de Paolo Gabriele.
El escándalo afectó gravemente la imagen del pontífice y el Vaticano, ya que develaba las intrigas terrenales, el malestar interno, los odios entre facciones y de alguna manera la fragilidad de Benedicto XVI.
(Rd/Agencias)