"La comunidad internacional puede hacer mucho más de lo que está haciendo" Parolin, a los dos años del 7 de octubre: "Es inaceptable e injustificable reducir a los seres humanos a meras 'víctimas colaterales'"

León XIV, con Parolin
León XIV, con Parolin Vatican Media

"El ataque terrorista perpetrado por Hamás fue inhumano e injustificable (...). Fue una masacre indigna e inhumana"

"Los agredidos tienen derecho a defenderse, pero incluso la legítima defensa debe respetar el parámetro de la proporcionalidad"

"Hoy, la situación en Gaza es aún más grave y trágica que hace un año, tras una guerra devastadora que se ha cobrado decenas de miles de vidas. Es necesario recuperar el sentido común, abandonar la lógica ciega del odio y la venganza, rechazar la violencia como solución"

"El antisemitismo es un cáncer que hay que combatir y erradicar: hacen falta hombres y mujeres de buena voluntad, educadores que ayuden a comprender y sobre todo a distinguir"

"La comunidad internacional es desgraciadamente impotente, y que los países capaces de influir realmente en la situación hasta la fecha no lo han hecho para detener la carnicería que se está produciendo"

"La Santa Sede apoya un Estado de Palestina independiente, soberano, democrático y viable, que incluya Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza. Identifica este Estado no en oposición a otros, sino capaz de vivir al lado de sus vecinos, en paz y seguridad"

(Vatican News).- Han pasado dos años desde aquel terrible día, desde el ataque terrorista perpetrado por Hamás contra Israel y el comienzo de lo que se ha convertido en una auténtica guerra que ha arrasado la Franja de Gaza. Recordamos aquellos acontecimientos y lo que sucedió después con el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin.

Eminencia, estamos entrando en el tercer año desde el trágico atentado del 7 de octubre. ¿Cómo recuerda aquel momento y qué significó, en su opinión, para el Estado de Israel y las comunidades judías del mundo?

Repito lo que dije en aquellos días: el ataque terrorista perpetrado por Hamás y otras milicias contra miles de israelíes e inmigrantes residentes, muchos de ellos civiles, que se disponían a celebrar el día de Simjat Torá, al final de la semana de la fiesta de Sucot, fue inhumano e injustificable. La brutal violencia perpetrada contra niños, mujeres, jóvenes, ancianos, no puede tener justificación alguna. Fue una masacre indigna y -repito- inhumana. La Santa Sede expresó inmediatamente su total y firme condena, pidiendo la inmediata liberación de los rehenes y expresando su cercanía a las familias afectadas durante el ataque terrorista. Hemos rezado y seguimos haciéndolo, al igual que seguimos pidiendo el fin de esta perversa espiral de odio y violencia que corre el riesgo de arrastrarnos a un abismo sin retorno.

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¿Qué le quiere decir a las familias de los rehenes israelíes que siguen en manos de Hamás?

Desgraciadamente ya han pasado dos años, algunos de ellos han muerto, otros han sido liberados tras largas negociaciones. Me conmueven y entristecen profundamente las imágenes de estas personas cautivas en túneles y reducidas a la inanición. No podemos ni debemos olvidarlos. Recuerdo que el Papa Francisco, en el último año y medio de su vida, hizo no menos de 21 llamamientos públicos pidiendo la liberación de los rehenes y se reunió con algunas de sus familias. Su sucesor, el Papa León XIV, continuó haciendo estos llamamientos. A todos ellos les expreso mi cercanía, rezando diariamente por sus sufrimientos, asegurándoles que estamos dispuestos a hacer todo lo posible para que puedan volver a ver sanos y salvos a sus seres queridos, o al menos recuperar los cuerpos de los que fueron asesinados, para que puedan ser dignamente enterrados.

Familiares de los rehenes retenidos por Hamas en Gaza
Familiares de los rehenes retenidos por Hamas en Gaza EFE

Al conmemorar el primer aniversario del atentado, el 7 de octubre, el Papa Francisco habló de la "vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar sus armas y poner fin a la tragedia de la guerra". ¿Qué se necesita para la paz?

Hoy, la situación en Gaza es aún más grave y trágica que hace un año, tras una guerra devastadora que se ha cobrado decenas de miles de vidas. Es necesario recuperar el sentido común, abandonar la lógica ciega del odio y la venganza, rechazar la violencia como solución.  Los agredidos tienen derecho a defenderse, pero incluso la legítima defensa debe respetar el parámetro de la proporcionalidad. Desgraciadamente, la guerra que siguió ha tenido consecuencias desastrosas e inhumanas... Me impresiona y me apena el recuento diario de los muertos en Palestina, decenas, a veces centenares al día, tantos niños cuya única culpa parece ser la de haber nacido allí: ¡corremos el riesgo de acostumbrarnos a esta carnicería! Personas muertas mientras intentaban alcanzar un trozo de pan, personas sepultadas bajo los escombros de sus casas, personas bombardeadas en hospitales, en campos de tiendas de campaña, personas desplazadas obligadas a trasladarse de una parte a otra de ese territorio hacinado y superpoblado... Es inaceptable e injustificable reducir a los seres humanos a meras "víctimas colaterales".

¿Cómo podemos juzgar los episodios de antisemitismo que han aumentado significativamente en diversas partes del mundo en los últimos meses?

Son una consecuencia triste e igualmente injustificada: vivimos de fake news, de la simplificación de la realidad. Y esto lleva a quienes se alimentan de tales cosas a atribuir la responsabilidad de lo que ocurre hoy en Gaza a los judíos como tales. Sabemos que no es así: también son muchas las voces de fuerte disidencia que se alzan desde el mundo judío contra la forma en que el actual gobierno israelí ha operado y opera en Gaza y en el resto de Palestina, donde -no lo olvidemos- el expansionismo a menudo violento de los colonos quiere hacer imposible el nacimiento de un Estado palestino. Vemos el testimonio público de las familias de los rehenes. El antisemitismo es un cáncer que hay que combatir y erradicar: hacen falta hombres y mujeres de buena voluntad, educadores que ayuden a comprender y sobre todo a distinguir... No podemos olvidar lo que ocurrió en el corazón de Europa con la Shoah, debemos comprometernos con todas nuestras fuerzas para que este mal no vuelva a levantar la cabeza. Al mismo tiempo, debemos asegurarnos de que los actos de inhumanidad y las violaciones del derecho humanitario nunca estén justificados: ningún judío debe ser atacado o discriminado por ser judío, ningún palestino por serlo debe ser atacado o discriminado porque -como desgraciadamente se oye- es un "terrorista en potencia". La perversa cadena del odio está destinada a generar una espiral que no puede traer nada bueno. Lamento ver que somos incapaces de aprender de la historia, incluso de la historia reciente, que sigue siendo maestra de vida.

Ningún judío debe ser atacado o discriminado por ser judío, ningún palestino por serlo debe ser atacado o discriminado porque -como desgraciadamente se oye- es un "terrorista en potencia"

Usted ha hablado de una situación insostenible y ha mencionado los numerosos intereses en juego que impiden poner fin a la guerra. ¿Cuáles son esos intereses?

Parece claro que la guerra perpetrada por el ejército israelí para derrotar a los milicianos de Hamás no tiene en cuenta que se enfrenta a una población mayoritariamente indefensa y reducida al agotamiento de sus fuerzas, en una zona plagada de casas y edificios arrasados: basta con ver las imágenes aéreas para darse cuenta de lo que es Gaza hoy. Me parece igualmente claro que la comunidad internacional es desgraciadamente impotente, y que los países capaces de influir realmente en la situación hasta la fecha no lo han hecho para detener la carnicería que se está produciendo. Sólo puedo repetir las palabras muy claras pronunciadas a este respecto el 20 de julio por el Papa León XIV: "Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que observe el derecho humanitario y respete la obligación de proteger a los civiles, así como la prohibición de los castigos colectivos, del uso indiscriminado de la fuerza y de los desplazamientos forzosos de la población". Palabras que aún esperan ser aceptadas y comprendidas.

Netanyahu ante la ONU
Netanyahu ante la ONU

Entonces, ¿qué puede hacer la comunidad internacional?

Ciertamente puede hacer mucho más de lo que está haciendo. No basta con decir que lo que está ocurriendo es inaceptable y seguir permitiéndolo. Hay que plantearse serios interrogantes sobre la legalidad, por ejemplo, de seguir suministrando armas que se utilizan a costa de la población civil. Por desgracia, como hemos visto, hasta ahora las Naciones Unidas no han sido capaces de detener lo que está ocurriendo. Pero hay actores internacionales que estarían en mejores condiciones de influir para poner fin a esta tragedia, y hay que encontrar la manera de dar a la ONU un papel más eficaz para poner fin a las numerosas guerras fratricidas que tienen lugar en el mundo.

Cualquier plan que implique al pueblo palestino en las decisiones sobre su futuro y permita poner fin a esta matanza, liberando a los rehenes y deteniendo la matanza diaria de cientos de personas debe ser bienvenido y apoyado

¿Qué opina del plan presentado por el presidente Trump para lograr una tregua y poner fin a la guerra?

Cualquier plan que implique al pueblo palestino en las decisiones sobre su futuro y permita poner fin a esta matanza, liberando a los rehenes y deteniendo la matanza diaria de cientos de personas debe ser bienvenido y apoyado. Incluso el Santo Padre ha expresado su esperanza de que las partes acepten y pueda iniciarse por fin un camino de paz.

Gazatíes huyen ante un bombardeo israelí
Gazatíes huyen ante un bombardeo israelí EFE

¿Cómo debemos juzgar las posturas de las sociedades civiles que se manifiestan, también en Israel, en contra de las políticas bélicas del gobierno israelí y a favor de la paz?

Aunque a veces estas iniciativas, debido a la violencia de algunos alborotadores, corren el riesgo de enviar un mensaje equivocado a los medios de comunicación, me llama positivamente la atención la participación en las manifestaciones y el compromiso de tantos jóvenes. Es una señal de que no estamos condenados a la indiferencia. Debemos tomarnos en serio ese deseo de paz, ese deseo de compromiso... Nuestro futuro depende de ello, el futuro de nuestro mundo depende de ello.

Hay quien sostiene, incluso en la Iglesia, que ante todo debemos rezar, no salir a la calle para no hacer el juego a los violentos...

Soy bautizado, soy creyente, soy sacerdote: para mí la oración incesante ante Dios para que nos asista, nos ayude e intervenga para poner fin a todo esto apoyando los esfuerzos de mujeres y hombres de buena voluntad es esencial, cotidiana, fundamental. El Papa León nos ha invitado una vez más a rezar un Rosario por la paz el 11 de octubre. Pero también quisiera recordar que la fe cristiana o se encarna o no es... Somos seguidores de un Dios que se hizo Hombre asumiendo nuestra humanidad y nos ha testimoniado que no podemos ser indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor e incluso lejos de nosotros. Por eso nunca será suficiente la oración, pero tampoco el compromiso concreto, la movilización de las conciencias, las iniciativas de paz, la sensibilización, aun a costa de parecer "fuera de onda", aun a costa de asumir riesgos: hay una mayoría silenciosa -formada también por muchos jóvenes- que no se rinde ante esta inhumanidad. También ellos están llamados a rezar. Pensar que nuestro papel, como cristianos, es encerrarnos en las sacristías, me parece profundamente equivocado. La oración exige también compromiso, testimonio, opciones concretas.

La Santa Sede, a veces incomprendida, sigue pidiendo la paz, invitando al diálogo, utilizando las palabras "negociación" y "tratativa", y lo hace partiendo de un profundo realismo: la alternativa a la diplomacia es la guerra perenne, es el abismo del odio y la autodestrucción del mundo

El Papa León no se cansa de pedir la paz. ¿Qué puede hacer la Santa Sede en esta situación? ¿Cuál puede ser su contribución y la de toda la Iglesia?

La Santa Sede, a veces incomprendida, sigue pidiendo la paz, invitando al diálogo, utilizando las palabras "negociación" y "tratativa", y lo hace partiendo de un profundo realismo: la alternativa a la diplomacia es la guerra perenne, es el abismo del odio y la autodestrucción del mundo. Debemos gritar con fuerza: paremos antes de que sea demasiado tarde. Y debemos actuar, hacer todo lo posible para que no sea demasiado tarde. Todo lo posible.

No olvidemos a los niños palestinos
No olvidemos a los niños palestinos Javier Baeza, cura en Vallecas

¿Por qué es importante el reconocimiento del Estado de Palestina en este momento?

La Santa Sede reconoció oficialmente el Estado de Palestina hace diez años, con el Acuerdo Global entre la Santa Sede y el Estado de Palestina. El Preámbulo de ese acuerdo internacional apoya plenamente una solución justa, global y pacífica de la cuestión palestina, en todos sus aspectos, de conformidad con el derecho internacional y todas las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, apoya un Estado de Palestina independiente, soberano, democrático y viable, que incluya Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza. Identifica este Estado no en oposición a otros, sino capaz de vivir al lado de sus vecinos, en paz y seguridad. Vemos con satisfacción que varios países del mundo han reconocido el Estado de Palestina. Pero no podemos dejar de observar con preocupación que las declaraciones y decisiones israelíes van en la dirección contraria, es decir, pretenden impedir para siempre el posible nacimiento de un verdadero Estado palestino. Esta solución -el nacimiento de un Estado palestino- después de lo ocurrido en los dos últimos años me parece aún más válida. Es el camino, el de dos pueblos en dos Estados, que la Santa Sede ha seguido desde el principio. Los destinos de los dos pueblos y de los dos Estados están entrelazados.

¿Cómo se encuentra la comunidad cristiana sobre el terreno, tras el duro atentado contra la Sagrada Familia, y por qué es importante su papel en el escenario de Oriente Próximo?

Los cristianos de Gaza, como hemos visto, también han sido atacados... Me conmueve pensar en estas personas que están decididas a quedarse y que rezan a diario por la paz y por las víctimas. Es una situación cada vez más precaria. Intentamos estar cerca de ellos en todos los sentidos, gracias a las actividades del Patriarcado Latino de Jerusalén y de Cáritas, damos las gracias a los gobiernos y a todas las instituciones que se comprometen a hacerles llegar ayuda y a permitir que los heridos graves sean socorridos. El papel de los cristianos en Oriente Medio ha sido y sigue siendo fundamental, aunque su número disminuya. Quisiera recordar que participan plenamente en los asuntos de su martirizado pueblo palestino, cuyo sufrimiento comparten.

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