El cardenal Bustillo saca carácter y zanja la polémica con los italianos: "Macron no nos dice a quién votar"
El encuentro tuvo lugar en Villa Bonaparte, la residencia de la embajada francesa ante la Santa Sede, y fue interpretada por algunos medios -y no sólo italianos- como un intento de injerencia política en los momentos decisivos previos a la elección de un nuevo pontífice
En lo que la prensa italiana bautizó como "intervencionismo del moderno Rey Sol", ese encuentro fue enmarcado con claro acento crítico e incluso en Francia fue visto con reticencias y, como informó Le Figaro, “no fue forzosamente oportuno visto desde el Vaticano”
Desde su creación como cardenal en septiembre de 2023 por el papa Francisco, la figura del cardenal de Ajaccio, de origen navarro, Francisco Xavier Bustillo (Pamplona, 1968) no ha pasado desapercibida para la prensa gala... ni para la clase política, con el presidente Emmanuel Macron al frente, al que, por más separación Iglesia-Estado que haya en el país vecino, sabe que Francia entra al cónclave del próximo 7 de mayo con cinco cardenales, dos con ciertas posibilidades ser elegidos.
Uno es este religioso franciscano; el otro (y el que más suena como papable), el arzobispo de Marsella, Jean-Marc Aveline, ambos muy cercanos al difunto papa Bergoglio, quien les distinguió viajando a ambas diócesis: en septiembre de 2023 a Marsella, y en diciembre del pasado año, en el que fue su último viaje apostólico de Francisco fuera del Vaticano, a Córcega. Dos salidas a las periferias de Europa, una marcada por la inmigración y el encuentro interreligioso; la otra, para apoyar la religiosidad popular. Las dos, con el contexto mediterráneo de trasfondo.
Macron siguió muy de cerca ambas estancias pontificias en suelo francés, y dado que Francisco excusó su asistencia a la reapertura de la catedral parisina de Notre Dame, el presidente galo se acercó a Córcega para saludar y hacerse las fotos de rigor con el Papa.
Y en primera fila estuvo el presidente galo hace una semana despidiendo a Jorge Mario Bergoglio en el funeral en la plaza de San Pedro. Trasladados los restos del pontífice a Santa Maria la Mayor, Macron invitó a comer a los purpurados galos que, obviamente, se encontraban también en Roma para el sepelio y asistir al precónclave.
Acusaciones de injerencia política
El encuentro tuvo lugar en Villa Bonaparte, la residencia de la embajada francesa ante la Santa Sede, y fue interpretada por algunos medios -y no sólo italianos- como un intento de injerencia política en los momentos decisivos previos a la elección de un nuevo pontífice.
En lo que la prensa italiana bautizó como "intervencionismo del moderno Rey Sol", ese encuentro fue enmarcado con claro acento crítico e incluso en Francia fue visto con reticencias y, como informó Le Figaro, “no fue forzosamente oportuno visto desde el Vaticano” .
La polvareda levantada llegó hasta Bustillo, quien en entrevista con la televisión católica francesa Ktov, rechazó las críticas, primero con sorna -"en Francia estamos acostumbrados a la polémica y estoy descubriendo que en Italia es lo mismo"-, y luego con contundencia. "Los intercambios y los encuentros son importantes" pero "no significa realizar un acto político ni estar sometido a condicionamientos".
"En un contexto laico -apostilló el cardenal navarro-, no es el presidente de la República quien les dice a los cardenales qué hacer ni a quién votar. Son reuniones de amistad, de respeto, sin condicionamientos. Así que no entiendo por qué ha habido controversias; somos libres y responsables".
Los italianos, molestos
Sin embargo, las suspicacias de los medios italianos, ellos mismos moviendo a sus tres grandes candidatos con posibilidades de ser elegidos en el cónclave -Pietro Parolin, Matteo Zuppi y Pierbattista Pizzaballa- las fundamentaban en que, en sus propias quinielas de papabili aparecían con fuerza los cardenales franceses, sobre todo Aveline, pero sin dejar de mirar de reojo al muy mediático Bustillo, una figura que el diario Le Monde considera que tiene "un perfil muy político".
A tres días de que comience el cónclave, todo puede suceder. En el caso de que Macron viese cumplidos sus deseos, sería la primera vez desde al siglo XIV en que Francia tuviese un papa nacido en sus fronteras. El último fue Gregorio XI, fallecido en 1378.