(Andrés Beltramo).- El 10 de junio pasado el periodista estadounidense Greg Burke tomó una decisión que cambiará su vida. Aceptó el nombramiento como "asesor en comunicación" de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Un puesto inédito, inexistente en el pasado y producto del "vatileaks", la crisis por la filtración a la prensa de documentos reservados del Papa Benedicto XVI. Un trabajo que él mismo calificó de "alto riesgo".
Hombre del Opus Dei, 52 años, asumirá concretamente su nueva función los primeros días de julio, probablemente el lunes 2. Hasta esta semana se desempeñaba como corresponsal de la cadena Fox News, luego de pasar por la revista Time. Residente en Roma desde hace más de dos decenios, conoce bien las dificultades del mundo vaticano. Es consciente que nadie puede cambiar, de un plumazo, las viejas inercias de la Curia Romana. Ni siquiera el mismo Papa.
Pero -como todo periodista- sabe que la Santa Sede vive uno de sus peores momentos en materia de imagen. Atormentada no sólo por la fuga de noticias y los "cuervos", anónimos filtradores, sino también por una serie de evidentes fallas de gestión interna que se reflejan negativamente en la prensa mundial. En entrevista con el Vatican Insider explicó cómo piensa aportar su "granito de arena" al necesario cambio de ruta de la comunicación apostólica.
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