El salesiano, bloguero de RD, dirige la revista Misión Joven Jesús Rojano: "¿Jóvenes en la Iglesia? Como si tuviéramos una oveja y se hubieran alejado 99"

(Jesús Bastante).- Jesús Rojano es salesiano, bloguero de Religión Digital, y director de Misión Joven, la revista de pastoral juvenil de los salesianos. Con gran experiencia y contacto con los jóvenes debido a su actividad docente, J. Rojano afirma que "lo que caracteriza a la actual generación juvenil es que pide coherencia: si hablas de Jesús, que vivas como Jesús; si hablas de justicia, que seas justo".

A la hora de analizar la situación de los jóvenes en la Iglesia, Rojano utiliza la imagen de una parábola: "Es como si tuviéramos una oveja y se hubieran alejado 99"; y apunta de nuevo a la incoherencia como una de las causas del distanciamiento de los jóvenes de la institución eclesial: "Casi todos los jóvenes admiran el modo de vida de Jesús, pero dicen enseguida que los cristianos de ahora no damos ejemplo de eso".

¿De qué trata la revista?

Está dedicada a reflexionar sobre pastoral juvenil. Es de los salesianos y salesianas (o hijas de María Auxiliadora) en España, y cumplió 50 años hace poco. Cuando nació tenía otro nombre (propio de aquella época) que era "Técnica de Apostolado", y ya en los años 70 cambió a Misión Joven.

¿Quién hace las portadas?

Jota, que es un salesiano muy artista, que ha trabajando en Pan Bendito

¿Qué pretende Misión Joven?

Desde el inicio quería tener una doble misión: ofrecer materiales prácticos para la pastoral juvenil (pensando en colegios, parroquias, centros juveniles...), como oraciones, itinerarios de catequesis, buenos días... Y, por otro lado, una parte de reflexión, que cada vez se va incrementando más. Siempre abre con tres artículos de fondo, que llamamos "estudios", y que abordan temas de pastoral. La parte práctica está en las páginas coloreadas, que llamamos "Cuaderno Joven", que es la que da las "recetas o las fórmulas" para las celebraciones. Pero nos parecía que hacía falta también una parte de reflexión.

¿Cuál es el estado de la pastoral juvenil actualmente?

Estamos en un momento interesante, de cambio. Estamos ante el reto de qué va a pasar de aquí en adelante. En los años 70 hubo un cambio muy grande en el modo de hacer pastoral, y se consolidaron ciertos estilos. Hubo un boom fuerte y se movió mucha gente. Y a partir de los 90 hubo una crisis, los números bajaron, las confirmaciones ya no se llenaban de gente... Y ahora estamos ante lo que va a venir pero que no acaba de nacer. Por un lado tenemos los grandes eventos (las JMJ, el congreso de Pastoral Juvenil que ha habido en Valencia...), pero eso hay que rellenarlo. La pastoral no puede hacerse sólo en momentos puntuales. ¿Entre medias qué pasa? Hay que dar continuidad. Estamos en un momento de unir, no de decidir entre esto o esto otro. Eso ya no vale.

¿Esa unión es posible en la Iglesia hoy, o las sensibilidades están aún demasiado separadas?

A veces es complicado, pero nosotros, en la Delegación de Pastoral Juvenil Salesiana y en la revista Misión Joven, estamos convencidos de que hay que hacer comunión. Las distintas sensibilidades tienen que enriquecer a la Iglesia.
Nosotros, como salesianos, estuvimos en el Fórum de Pastoral con Jóvenes en el 2008, y nuestro delegado general de entonces fue de los que más participó en el Comité Central; y también hemos estado en el congreso de Valencia (de hecho, la liturgia y las celebraciones las prepararon básicamente unos salesianos). Es signo de que intentamos estar en un sitio y en otro, no para ser salsa de todos los platos, sino porque creo que ahora mismo hay que buscar comunión de verdad. En los momentos cumbre en los que están los medios es más fácil, pero hay que hacerlo también en el día a día.

¿Cómo veis vosotros a la juventud, desde vuestro observatorio privilegiado? ¿Cómo la veis en su relación con la Iglesia y con las cuestiones de fe?

Hay una frase que ya se ha hecho clásica entre los sociólogos que dice "no hay juventud, sino jóvenes", y yo estoy convencidísimo de que es así. Depende de a quién preguntes, de con quién estés... hay jóvenes de una manera y de otra.
Hay un libro del cardenal Kasper (que no es precisamente revolucionario) que hablaba que los jóvenes de la JMJ son una minoría. Que no perdamos de vista que la mayoría de los jóvenes piensa otras cosas y está más alejada. Nosotros tenemos que pensar en los jóvenes que están en nuestros grupos, en la Iglesia, en nuestras estructuras... y también en la gran mayoría que está lejana. Es como si tuviéramos una oveja y se hubieran alejado 99, dándole la vuelta a la parábola. Por eso creo que es muy importante llegar también a los jóvenes alejados, que en su mayoría no son opuestos, sino que tienen cierta indiferencia, pero sí son sensibles a valores que para nosotros son los valores evangélicos de toda la vida. A la justicia, a cierta fraternidad entre ellos... Yo creo que la mayoría de jóvenes de ahora son buena gente. Los clichés no son ciertos.

Sin embargo, ¿no se han dado siempre esos clichés de que la juventud es una etapa lamentable de la vida del ser humano?

Sí. A veces tenemos la impresión de que no buscan nada, de que no se preguntan nada... pero la juventud es una etapa de búsqueda. Lo que pasa es que los jóvenes formulan las preguntas de una manera que a lo mejor los que estamos en la Iglesia no sabemos responder.

¿Viejas respuestas que no están adaptadas a las nuevas preguntas?

Sí.

¿Sigue siendo el Evangelio un motor de cambio social para los jóvenes de hoy?

Sí. Yo he dado clase muchos años en bachillerato, y también a chicos y chicas de Magisterio. Y en esa experiencia he observado que casi ninguno rechaza el modo de vida de Jesús. Si hablas de Jesús, del Reino y de sus valores, la mayoría lo admira. Lo que dicen en seguida es que los cristianos de ahora no damos ejemplo de eso. Guardan un poco la frase aquella de Gandhi, que decía que leía el Sermón de la Montaña y le daban ganas de hacerse cristiano, porque no había leído nada como aquello en ninguna religión; pero que la mayoría de los cristianos le parecíamos como piedras de río, que tienen la superficie mojada porque están en el fondo y el agua les pasa por encima, pero el interior lo tienen seco. A él le parecía que la mayoría de los cristianos no vivíamos el Sermón de la Montaña ni la radicalidad de Jesús.
Esto tiene una consecuencia, y es que si el valor máximo para los cristianos es Jesús y su Evangelio, tenemos que hablar más de ello, cambiar de chip. Porque parece que seguimos con la idea de hace 20 años, de que como nuestro país es cristiano todo el mundo sabe quién es Jesús.
Recuerdo un debate entre Ignacio Sotelo y González Faus, en el que el primero representaba a los agnósticos y decía: "Yo no entiendo cómo teniendo un tesoro que es Jesús, no habláis más de él y hacéis más marketing". A mí eso me hizo pensar. Creo que tiene razón.

¿Se podría decir que tenemos un grandísimo mensaje, pero una pésima forma de presentarlo? ¿Puede deberse a esto la aparente indiferencia de la sociedad post-cristiana?

Lo que me parece muy importante de esta generación juvenil es que ellos piden coherencia: si hablas de Jesús, que vivas como Jesús; si hablas de justicia, que seas justo. Tienen una sensibilidad especial para captar eso, aunque saben que ellos mismos son incoherentes, y lo reconocen. Son una generación que reconoce sus fallos (que a veces son demasiado egoístas, demasiado cómodos...). Ellos mismos lo dicen, pero al mismo tiempo quieren que el adulto que les habla y les presenta unos valores sea coherente. Tienen como un radar especial, y en cuanto detectan incoherencias ya no te escuchan.
A la hora de tratar con jóvenes y adolescentes es muy importante estar con ellos, atender sus preguntas... A veces cuesta. Sólo hay que ver la cara de fastidio que pone la mayoría del vagón cuando de pronto suben 30 chicos de 15 años con sus voces y sus bromas, por ejemplo. Es lógico que a ciertas edades ya prefiramos la tranquilidad, pero también es bello ver la exaltación de la vida en una parte de su ciclo. Hay que tratar con los jóvenes, y demostrar una cierta coherencia para que te presten atención.
Cuando Don Bosco escribió sobre sus líneas de educación para los chavales, dijo que le gustaría parecerse a San Felipe Neri. Y a los chavales les decía que saltaran, que gritaran, que montaran todo el jaleo que quisieran, mientras no se pelearan.

¿Te gustaría concluir con algún mensaje?

Estando en el congreso de Valencia, había gente tuiteando en la catedral, y me llamó la atención una frase de un chico o una chica que se retuiteó mucho, y que decía "Está hablando mucha gente, pero casi ningún joven". Eso me parece muy importante, porque a veces en la pastoral juvenil hacemos un poco de despotismo ilustrado: "Todo para los jóvenes, pero sin los jóvenes". Por eso yo animaría a escucharles más, porque tienen cosas que decir, y se puede aprender de ellos. La conclusión es que hacen falta congresos, foros, JMJ, pero también pastoral del día a día.

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