Bach-Petri, fantasía y fuga, BWV 906

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¡Feliz Domingo de Resurrección! En este día luminoso por la pura luz de la resurrección del Señor, no podía faltar nuestra cita con la música de Bach, como llevamos haciendo aquí desde hace años. Vamos a maravillarnos con sus composiciones.

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Primero toca que recorramos algo de la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Ya hace algas semanas que vimos cómo había fallecido y tras su muerte se había producido el reparto de sus obras entre sus herederos, con la correspondiente pérdida de muchas de ellas. Desde una perspectiva moderna, es fácil asignar a Bach un lugar especial durante su tiempo de vida. Sin embargo, tampoco sorprende que sus contemporáneos lo viesen de otra manera. En el Obituario se dice: «Sus melodías eran extrañas, pero siempre varidadas y rica en cuanto a invención, conformadas como ningún otro compositor». Su calidad fue pronto identificada puesto que Schubart, en 1784-85, y adijo: «Johann Sebastian Bach era un genio del grado más alto. Su espíritu es tan único e individual y tan inmenso que se necesitará siglos para alcanzarlo».

Una de sus conocidas obras es la Fantasía y fuga en do menor, BWV 906. Todo indica que fue compuesta mientras estaba en Leipzig, es decir, en su etapa final. Por tanto, estamos en presencia de una de las últimas piezas compuestas por el maestro en forma de preludio y fuga para teclado. En ella ya mostraba elementos del estilo galante que estaba surgiendo en los momentos de su composición, así como del empfindsam, que sus hijos tan bien manejaron. La fantasía está construida en forma de sonata y con un intenso uso del cromatismo. La fuga no está completa y se interrumpe en el compás 47, aunque también nos permite escuchar interesantes cromatismos y otros elementos que la hacen única. La escucharemos en la versión para piano del pianista alemán Egon Petri (1881-1962).

La interpretación es de Harriet Cohen al piano.

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