Bach, coral BWV 694



¡Feliz domingo! ¡Qué mejor que Bach para terminar la semana? Otra cosa no, pero estamos saboreando bien las obras para órgano del maestro, ¿verdad? Creo que es lo que requieren estas obras: ser degustadas con tranquilidad para no perdernos detalle de las mismas. La de hoy, cuando se le da pequeños sorbitos, nos va a recompensar de una forma especial porque lo que vamos a obtener de ellas es verdadera maravilla. ¿Te apetece comprobarlo? ¡Vamos a ello!



De nuevo, vamos a estar en compañía del Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Los puestos de trabajo que tuvo el maestro a lo largo de su vida fueron varios y no siempre son conocidos por todos. Quizá el primero (por lo menos con cierta entidad) fue el de músico de la corte de Weimar y luego organista en Arnstadt, en sus tres iglesias. Pasó posteriormente a Mühlhausen en la iglesia de san Blas. Pasó luego a Weimar otra vez. Primero fue empleado como organista de la corte y músico de cámara pero luego fue promocionado a «Konzertmeister», es decir, responsable del conjunto de música. Ya en Cöthen, fue contratado como «Kapellmeister» y «Hofkomponist», es decior, compositor de la corte. En Leipzig, fue el famoso «Thomaskantor», que también le obligaba a dar clases de latín pero que luego dejó en manos de otro porque era algo que no le atraía. Una vida llena de circunstancias, como era habitual en la época, y con gran cantidad de trabajos que no siempre le llenaron como compositor.

Ahora toca el turno de la música. Hoy es el preludio coral «Wo soll ich fliehen hin», BWV 694. A Bach le gustaba reutilizar sus obras pero en esta ocasión no fue el caso ya que solo se conserva en un manuscrito de su discípulo Johann Kirnberger, que recogió varios corales tras la muerte del maestro.

The most remarkable thing about this collection is the lack of cohesion. The only thing that might connect the works is that they probably all date from the period before 1710. Usa la misma melodía coral que su BWV 646 y se basa en un texto sobre el pecador que intenta escapar a la malicia del mal buscando la redención en la sangre de Cristo. El cantus firmus está, de una forma casi irreconocible, en el pedal y se va adornando mediante las líneas de los teclados, con la mano derecha casi deseando escapar con sus motivos. Sin embargo, la mano izquierda augura un final feliz, lleno de esperanza. Bach nos da aquí un mensaje de alegría, con una música increíble, marca de la casa.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Andrea Marcon al órgano.

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