Bach, fuga BWV 577

¡Feliz domingo! Espero que estés disfrutando en este fin de semana típicamente de carnaval. Aprovecha también para descansar. Hoy te traigo una obra especial, que he escuchados muchas veces. Y precisamente la he escuchado en la versión que te ofrezco. Evidentemente que una obra conecte con lo más profundo de nosotros depende tanto de la calidad de la obra como la interpretación. Las hay sin fuerza pero también las hay llena de sabiduría y de buen hacer, como en la de hoy.

Maravillémonos hoy con la Fuga en Sol Mayor, BWV 577 a la que a veces se le pone el subtítulo de «a la Gigue». Se debe a que comienza con un ritmo bastante ingenuo lleno de puntillos y con ritmo, precisamente, de giga; aquí el ambiente que escuchamos nos recuerda plenamente a Pachelbel o Buxtehude. Sin embargo, lo que comienza a desarrollarse es una pieza que necesita casi de un organista con dos cerebros, por no decir con tres. Como verás en la interpretación (la mejor que he encontrado), la parte del pedal es dificilísima, de forma que parece que el organista está bailando ante los teclados. En este caso, la habilidad del organista está no solo en conseguir un ritmo trepidante sino también una registración adecuada y chispeante que mantenga nuestros oídos alerta. El ejemplo de hoy créeme que lo hace, de forma que seguro que escuchas (y miras) la obra muchas veces.
La partitura de la composición puedes descargarla aquí.
La interpretación es de Matthias Havinga al órgano Van Vulpen de la Augustanakerk de Ámsterdam.