Bach, fuga BWV 579



¡Feliz domingo! También hoy está con nosotros Bach para traernos, como es costumbre, una obra maravillosa. El maestro estaba al tanto, en la medida de sus posibilidades y de cómo eran los medios en su época, de las tendencias musicales de su tiempo, especialmente las que provenían de Italia. Las asimilaba tan sumamente bien que incluso usó obras de compositores italianos para ser incluidos en sus obras, como es el caso de hoy. ¡Una muestra más de su arte!

De nuevo viene a nuestro camino Johann Sebastian Bach (1685-1750), ese gran compositor alemán nacido en Eisenach. Hoy quiero hablarte algo de esa relación de Bach con los maestros italianos. Es posible que uno de los primeros de los que bebió fue de Girolamo Frescobaldi, quien también influyera en otros; se aprecia en las primeras obras del viejo peluca. Pero no quedó ahí ya que estudió, copió y transcribió obras de Corelli, Legrenzi, Bononcini y Albinoni y, cómo no, Antonio Vivaldi de quien adaptó al órgano varios conciertos. Incluso él mismo compuso una obra titulada «Concierto italiano», para clave solo pero que es todo un concierto instrumental con las sonoridades y las armonías del país mediterráneo. Asimiló como nadie toda la influencia que le venía de fuera y la incorporó a su obra. Incluso en sus cantatas, tan serias y litúrgicas, vemos cómo aparecen en ellas momentos que recuerdan a las nuevas corrientes operísticas precisamente de Italia, sobre todo el área napolitana.

Te cuento todo esto porque la obra de hoy también bebe en las fuentes italianas. Se trata de la Fuga en si menor, sobre un tema de Corelli, BWV 579. Ese tema está tomado del segundo movimiento de la «Sonata da chiesa, op. 3 nº 4» que te pongo al final para que la escuches también. La obra de Bach procede de su periodo de Weimar, durante el cual compuso grandes obras para órgano. Bach ralentiza el tempo de Corelli y lo presenta de una forma sombría y con texturas ligeras. Podemos decir que así consigue despojarlo de su carácter italiano. Las voces internas se hacen más activas y crea una tensión tan sutil como preciosa. Termina la composición en un ambiente ambivalente, con una escritura brillante, especialmente en la mitad de la misma. Aquí apreciamos al Bach más introspectivo y meditativo.

La partitura de la pieza puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Ton Koopman al órgano de la Martinikerk de Groninga (Holanda).



Y para que veas cómo era la fuente de Bach, aquí tienes la Sonata da chiesa, op. 3 nº 4 de Arcangelo Corelli. El segundo movimiento, de donde está tomado el tema, empieza a los 2 minutos y 35 segundos.

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