Bach, preludio y fuga BWV 536



¡Feliz domingo! ¡Seguimos avanzando por esa caja de bombones que es la formada por las piezas para órgano del maestro! Son su gran especialidad, puesto que era organista profesional y eso se nota perfectamente. No sé lo que estará pareciendo la serie de piezas pero poco a poco vamos disfrutando de cada una como se merece, lentamente, paladeándola, saboreándola. Muchas de las piezas las componía para consumo propio o como piezas pedagógicas para sus hijos. ¿Te imaginas a Bach sentado a los teclados? ¡Debía ser algo impresionante!

Un día más vamos a conocer algo sobre la vida de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. El maestro no pudo disfrutar mucho de la compañía de sus padres ya que se quedó huérfano con solo diez años. Su madre murió en 1694 y su padre un año después por lo que quedó en soledad siendo todavía un niño. ¿Cuál fue la decisión que se tomó? Una no muy cómoda ya que él, junto con su hermano Johann Jacob, decidieron mudarse a la cercana localidad de Ohrdruf. ¿Con qué motivo? Sencillo: allí vivía otro hermano, Johann Christoph con quien decidieron vivir y seguir aprendiendo música. Este era el mayor de los hermanos que sobrevivieron a la niñez. Poco después de la llegada de ambos, Johann Jacob empezó a tener descendencia, por lo que la familia fue aumentando poco a poco. Pero debemos a este que fuese el primer maestro de teclado de Johann Sebastian y quien le introdujera en el instrumento para convertirse en el virtuoso que llegó a ser.

¿Qué nos propone hoy Bach? (Muchas preguntas me están saliendo...). Su Preludio y fuga en La Mayor, BWV 536. No se trata de sus obras para órgano más conocidas. Al contrario que en otras piezas, el preludio es breve (solo 32 compases) y se abre con figuras en arpegio al estilo de Buxtehude. Este motivo inicial será también final y entre ellos aparece motivos de danza y distintos diálogos entre las cuatro voces. La fuga está construida sobre un ostinato pero que también conserva ese motivo de danta general. Aparecen numerosos "stretti" que aligeran la textura de la pieza, que termina con el sujeto en el pedal con un acompañamiento en síncopa en la soprano. Todo un prodigio de arte.

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Ton Koopman al órgano Schnitger de la Martinikerk de Groningen (Holanda).
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